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Lisa POV.

Llegué a la oficina un poco más temprano que de costumbre. Después de haber despertado con un mensaje de Rosé deseándome un feliz día, fue imposible continuar durmiendo por lo que me preparé para venir directamente al trabajo. Cuando llegué ya estaban todos en sus puestos hablando del fin de semana. Noté que Rosé se dedicaba sólo a escuchar y asentía en señal de aprobación. Suspiré. Sabía que probablemente querría contarle a sus amigos el feliz fin de semana que había tenido, pero no podía debido a la situación actual.

—¡Oh! Buenos días, manager—saludó Sana que fue la primera en percatarse de mi llegada.

—Buen día. Café primero—saludé con naturalidad como siempre lo hacía. Me encerré en mi oficina y como de costumbre, tiré mis llaves, bolso y cigarros al sillón. Me senté en el escritorio y encendí el ordenador para comenzar a trabajar de inmediato, pero entonces tuve una idea maravillosa. Me levanté nuevamente y asomé la cabeza por la puerta de mi oficina.

—Rosé ¿puedes traerme una taza de café? Y los bosquejos que mencionaste el viernes—ella me miró sorprendida cuando escuchó su nombre, pero como toda una profesional asintió y rápidamente la observé dirigirse a la cocina para preparar lo solicitado. Nuevamente cerré la puerta y me senté en mi escritorio, ansiosa esperando que pronto entrara cierta rubia que se había adueñado de mis sueños la noche anterior. Pocos minutos más tarde escuché que tocaron la puerta y la abrieron. Rosé entró con una taza de café en sus manos y con la tablet bajo el brazo. Caminó con paso firme hasta el escritorio donde depositó la taza y de inmediato comenzó a buscar algo en su tablet. Arqueé una ceja al notar que apenas y me prestaba atención. Me aclaré la garganta varias veces para llamar su atención hasta que finalmente me miró. 

—¿Ocurre algo, manager?—preguntó con genuina curiosidad.

—¿Hm? ¿No crees que estás olvidando algo?—cuestioné. Ella pensó por unos segundos pero no parecía entender a qué me refería, por lo que tuve que hacer las cosas yo misma. Me puse de pie y me acerqué a ella, tomándola de la cintura y acercándome peligrosamente a sus labios

—¡Manager! Alguien podría vernos—dijo mirando con miedo la ventana que daba hacia la oficina. Sonreí y negué con la cabeza.

—Es un vidrio polarizado. Yo puedo observar lo que pasa afuera pero desde afuera no pueden ver lo que pasa aquí dentro—expliqué y sin querer perder más tiempo ataqué sus labios son pasión. Cuando nos faltó el aire, bajé hasta su cuello y continué besándola sin darle tregua. Sus manos se aferraban a mi espalda y reclinó su cuello para darme mejor acceso a este.

—Ah... Lisa...—dijo entre suspiros. Al escucharla la silencié con un beso. 

—Shh... nadie puede vernos, pero alguien podría escuchar—le dije en un susurro.

—Creí que no deberíamos hacer esto en la oficina—comentó.

—¿Qué puedo decir? Eres hermosa y no puedo controlarme—ella sonrió ante mis palabras. Un último beso cargado de deseo fue lo puso fin a nuestro pequeño momento de pasión. Ella se arregló el labial y yo me acomodé la ropa que ella había arrugado minutos atrás. 

—¿Entonces... lo de los diseños...?—preguntó una vez estuvo lista y yo había vuelto a mi escritorio.

—Ah, sí... Una pequeña excusa para tenerte en mi oficina, pero ya que estamos en eso ¿Por qué no me muestras los avances?—sugerí. Pese a que me encantaba tener esa pequeña aventura en la oficina, teníamos que ser profesionales y trabajar como todo el resto. Ella asintió y se acercó lo suficiente para mostrarme los bosquejos en los que había estado trabajando últimamente. Cada vez que trabajaba en sus dibujos me impresionaba lo talentosa que era. Tenía una gran imaginación. Sonreí y aprobé su trabajo. Ella salió feliz de la oficina cuando recibió mis elogios y yo comencé a trabajar contenta por la manera en que habíamos iniciado el día. Estaba revisando uno de los informes de finanzas cuando sonó mi teléfono y puse los ojos en blanco al ver de quién se trataba.

—Estoy trabajando, Jisoo ¿Qué quieres?—dije apenas contesté el teléfono. 

vUgh... es lunes, es temprano ¿Por qué ya estás ladrándome?—se quejó mientras reía. Di un largo suspiro—Sólo quería saber si querías salir a comer. Tengo una propuesta que te interesará.

—¿Es una propuesta o sólo quieres presumir tu última conquista?

—Ambas—confesó sin un poco de vergüenza. Di un largo suspiro pero terminé aceptando. Después de todo, no sería posible comer con Rosé ya que sería sospechoso. Acordamos que Jisoo pasaría por la oficina y pediríamos algo, ya que a ninguna le apetecía salir a comer fuera. Después de esa llamada me concentré por completo en el trabajo y no paré hasta que a eso de mediodía llegó una visita que no esperaba, pero que sabía que llegaría tarde o temprano. 

—Irene—saludé cuando la vi entrar. Ella se acercó a mí con unos papeles en mano y los dejó sobre mi escritorio. Me alegró saber que había venido por trabajo. 

—Necesito que revises estos contratos del último auspiciador. Creo que está bien pero un par de ojos extras siempre es mejor.

—Irene ya te he dicho que cuando se trate de contratos, deberías hablarlo directamente con el abogado de la empresa. Después de todo, para eso le pagas.

—Hay algunos puntos relacionados con la publicidad del producto que quiero que verifiques. El abogado no podría ayudarme con eso—repuso con una sonrisa inocente. Puse mis ojos en blanco pero finalmente accedí y comencé a leer el documento. Irene se paseó por la oficina y noté que se quedó mirando a través del ventanal a los chicos. 

—¿Qué tal tu cita el viernes?—preguntó.

—¿Hm?—dejé de leer por un minuto y la observé—Bien, estuvo bien—ella volteó y me miró con una sonrisa cínica en su rostro. 

—Me pregunto... ¿Cuánto irá a durar este "romance de oficina"?—comentó en voz baja como hablando para sí misma. 

—Escucha Irene—hablé con calma—Estoy saliendo con Rosé y es serio, por favor no te entrometas—noté como su rostro se tensaba. No dijo nada por unos segundos que se hicieron eternos y sólo nos quedamos mirando fijamente. 

—¿Ya le contaste sobre nuestro pasado?—habló por fin. 

—No. Es pasado y no quiero involucrarla—respondí con voz cansina—Tampoco en la oficina saben de nuestra relación así que agradecería que fueses discreta.

—Lo haré. Claro que lo haré, porque esta supuesta "relación" no durará demasiado—dijo con enojo contenido—No pasará mucho tiempo hasta que me folles de nuevo y lo sabes bien—apreté la mandíbula con enfado y antes de que pudiera decir algo, se giró sobre sus tacones y salió de la oficina con paso firme. No me había dado cuenta que había aguantado la respiración todo ese tiempo y sólo cuando cerró la puerta tras ella pude respirar nuevamente. Comenzaba a sentir cómo un dolor de cabeza se hacía presente y deseé con todas mis fuerzas no arruinar las cosas con Rosé.

What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora