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Lisa POV.

Sentí el sabor metálico de la sangre en mi boca. Seguí sentada en el piso no sé por cuánto tiempo hasta que los tipos de seguridad se acercaron a preguntarme cómo me encontraba. No fui capaz de responder, simplemente me puse de pie y salí del edificio. ¿Qué mierda había pasado? ¿Cómo es que todo se había ido a la mierda justo cuando había decidido hacer las cosas bien? Por primera vez me sentía esperanzada, por fin me había permitido creer en el felices para siempre y esto había pasado. Lo había jodido todo. Una vez más. 

Comencé a caminar sin rumbo fijo. Me limpié la sangre con la manga de mi blusa y poco me importó llamar la atención de las personas. Caminé hasta que llegué a un parque; ya había oscurecido y las luces hacían que el lugar pareciera encantado. Me apoyé en un árbol y me dejé caer. El peso de lo que había pasado sucedido comenzaba a apoderarse de mí. Sentí náuseas y se me formó un nudo en la garganta. Todo había acabado... lo sabía perfectamente. Lágrimas inundaron mis ojos y lloré. Lloré por todo lo que había perdido, lloré por no ser lo suficientemente buena para Rosé, lloré por no poder hacerla feliz y lloré porque rompí mi promesa; había roto su corazón. 

Rosé POV.

Al salir del edificio Hyeri me condujo a casa. El camino fue silencioso, sólo mis sollozos interrumpieron el silencio. No podía dejar de repetir la escena de Lisa e Irene en mi cabeza. Me dolía el pecho pero a la vez estaba tan enfadada. Enfadada con Lisa por ser engañarme y enfadada con Irene por quitarme a la persona que más amaba. Y enfadada conmigo misma porque por más que intentaba evitarlo, me preocupaba por Lisa. Cuando me marché estaba sangrando y no dejaba de preguntarme si se encontraba bien. 

Hyeri estacionó frente a mi estudio y me miró con preocupación. 

—¿Cómo te sientes?—preguntó y me encogí de hombros.

—¿Qué puedo decirte? Tenías razón. Tuviste razón todo el tiempo.

—No me pone feliz saber que tenía razón—suspiró ella tomando una de mis manos entre las suyas—No sé que fue lo que hizo, pero lamento mucho que estés sufriendo. Ella no te merece, Rosé. 

—Ya no importa. Lo que teníamos se acabó y no quiero volver a verla—dije permitiendo que el enfado se apoderara de mí. 

—¿Pero qué hay del trabajo?

—Voy a presentar mi renuncia. Lo prometí después de todo—dije recordando la conversación que había tenido hace un tiempo con Irene.

—¿Lo prometiste?—preguntó sin comprender y negué con la cabeza.

—Ya no importa.

—De acuerdo—dijo suspirando—Entonces si vas a renunciar tengo una propuesta para ti—dijo con una sonrisa. Esta vez fue mi turno de mirarla sin comprender—Debo quedarme en Seúl hasta el lunes pero luego volveré a Busan ¿Por qué no vienes conmigo? Sabes que tengo un departamento ahí.

—¿A... Busan?—repetí. 

—Así es. El fotógrafo con el que trabajo tiene la oficina central allá—explicó—Puedes ir por un tiempo y distraerte. No voy a pedirte que me des una respuesta ahora. Sólo piénsalo y luego me dices. Creo que sería bueno para ti salir de Seúl. 

—Lo pensaré—dije analizando la propuesta. Busan me traería muchos recuerdos del tiempo que pasé junto a Lisa. Pero no serían tantos como los que me traía Seúl. Además las posibilidades de verla allá serían nulas.

—Perfecto—sonrió ella—¿Estás segura que estarás bien sola esta noche?—asentí. 

—Gracias Hyeri—dije realmente agradecida—Buenas noches—dije antes de salir de su auto. Ella sonrió y me despidió con un gesto de su mano.  

En cuanto Hyeri se marchó, entré al estudio y me quedé mirando fijo hacia el vacío. Apenas estaba volviendo a ponerme de pie después de lo que había pasado con mi madre y ahora pasaba esto ¿Por qué no podía ser feliz? ¿Qué había hecho para merecerlo? En el estudio me invadían los recuerdos donde estuve con Lisa; las veces que le cociné, las veces en que intentó ayudarme pero sólo se dedicaba a distraerme, las veces que simplemente nos recostábamos en el sillón a ver una película, las veces en que me amó profundamente en la cama. Sentí que me ahogaba entre tantos recuerdos y salí. No podía estar ahí y la idea de irme a Busan cada vez era más seductora. 

Llegué a casa de Jennie. La abuela ya dormía lo que era una fortuna porque estaba hecha un desastre. En cuanto mi mejor amiga abrió la puerta me lancé a sus brazos. Ella me miró confundida pero no dudó ni un minuto en abrazarme y acariciar mi espalda. 

—Está bien... calma... todo estará bien—susurraba contra mi cabello mientras yo sólo podía llorar. Probablemente ella pensaba que estaba así por mamá. Cuando pude tranquilizarme entramos a la casa y nos encerramos en su habitación. Tras acomodarnos en su cama, le conté todo lo que había pasado. Estaba demás decir que después de escucharme, Lisa encabezaba su lista de enemigos mortales. 

—Me alegra que Hyeri le partiera la cara—dijo molesta—Desearía haber estado ahí para haber ayudado a arruinar esa linda carita que tiene...

—No digas eso...—suspiré.

—Se lo merece, Rosé ¿Cómo pudo traicionarte de esta manera? ¡Especialmente después de lo que has pasado!—dijo con frustración. 

—Ella hizo su elección, Jen. Sólo me toca aceptarlo.

—Y una mierda—dijo cruzándose de brazos—Me las pagará. Te juro que me las pagará.

—Sólo quiero olvidarme de todo esto Jennie. Y Hyeri me ofreció la oportunidad de hacerlo—vi como mi mejor amiga arqueaba su ceja con curiosidad—Ella volverá a Busan... y me ofreció ir con ella.

—Oh... ¿Oh?—preguntó confundida—¿Y crees que es buena idea?

—¿De qué hablas?—pregunté confundida esta vez yo. 

—Ya sabes... Después de lo que pasó entre ustedes ¿No sería un poco raro?—preguntó—No es que me oponga a que intentes olvidar a Manobal acostándote con otras personas, pero bajo mi experiencia pienso que sería mejor que lo hagas con desconocidos. 

—Jen... no estoy intentando olvidarme de Lisa mientras me lío con Hyeri ¿está bien? Tampoco he pensado en acostarme con otras personas—expliqué. 

—¿Y estás segura que Hyeri también piensa eso? Porque podría estar pensando que esta es su oportunidad. Ya sabes, debe pensar que ella será el clavo que sacará otro clavo. O en tu caso; la tijera que...

—¡Jennie!—dije tapando su boca. A veces su imaginación era sorprendente—No creo que Hyeri estuviese pensando en eso cuando me invitó, pero me aseguraré de conversarlo apropiadamente para evitar malentendidos.

—De acuerdo—intentó decir. Cuando quité mi mano, ella se acomodó en la cama y me miró con seriedad—¿Entonces qué harás?

Suspiré. 

—Por el momento... redactar mi carta de renuncia y preparar las maletas—dije decidida. No sabía cuánto tiempo me quedaría en Busan, pero no quería seguir en Seúl. 

Me alejaría todo lo que pudiese de Lalisa Manobal. 


What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora