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Lisa POV.

Acababa de salir de salir de la ducha y me dirigí a mi armario intentando decidir qué ponerme para ir a Griffin. Seguía un poco aturdida luego de que Rosé besara mi mejilla antes de irse. Era la segunda vez que lo hacía pero esta vez estaba segura que había quedado aún más perpleja que la primera vez. Opté por unos jeans ajustados, un top que dejaba mi abdomen a la vista y una chaqueta de cuero. Mis botines favoritos complementaban el atuendo. Escuché mi celular sonar y corrí pensando que tal vez se tratase de Jisoo pero al ver el nombre de Irene, ignoré la llamada y continué arreglándome. Quince minutos después estaba lista; vestida, maquillada y perfumada. En ese momento mi teléfono sonó nuevamente y esta vez sí se trataba de Jisoo.

—Estoy abajo—dijo apenas contesté.

—Ya voy—respondí y salí de inmediato. Estaba saliendo del edificio cuando me encontré con una sorprendida Irene. 

—¿Vas a alguna parte?—preguntó. 

—Evidentemente.

—Quería pasar el rato contigo—insinuó tocando mi piel expuesta. Di un largo suspiro y retrocedí, pero no alcancé a responder ya que Jisoo había llegado a mi lado y se aferró a mi brazo.

—Hola Irene. Lo siento, pero esta noche Lisa es mía—noté que se miraron con desagrado.

—¿Y dónde irá este encantador par de chicas?

—Oh, nos iremos de cacería. Verás... hay una ardillita escurridiza que tiene a mi amiga con los nervios de punta—explicó Jisoo. Pellizqué su brazo para que dejara de hablar pero sólo logré que se riera a carcajadas. Irene nos miraba confundida. 

—Ya nos vamos. Adiós—me despedí y atraje a Jisoo para que me siguiera hasta su auto—Eres idiota ¿Por qué le dijiste eso?—pregunté cuando subimos al auto.

—¿Acaso dije alguna mentira?—preguntó de vuelta poniéndose el cinturón de seguridad. Suspiré.

—No... pero no quiero que sepa sobre Rosé. No quiero que haga nada—dije frunciendo los labios. Jisoo sonrió abiertamente y puso en marcha el auto.

—¿Hacer algo como acosarla y vigilarla cada vez que decida tomar unos tragos?—se burló.

—¡No estoy haciendo eso!—me defendí en vano. Sabía bien que eso era exactamente lo que estaba haciendo—Cuando la veas, entenderás.

—Tranquila. Si decide enviarte a la cárcel por acosadora prometo sacarte de ahí—continuó burlándose. 

El resto del trayecto sólo bromeó a costa mía y no me quedó más remedio que aguantar sus burlas. Estacionó cerca del bar y cuando bajamos inmediatamente atrajo la mirada de varios curiosos que estaban cerca del bar. Jisoo era bella por naturaleza, ni siquiera lo intentaba y tenía a todos los ojos en un rango de diez kilómetros atentos a ella. 

Como era usual en un viernes, el bar estaba algo lleno. Había una larga fila para ingresar pero con Jisoo nos dirigimos directamente a la entrada, ya que conocíamos al dueño del bar y podíamos entrar directamente. Además, éramos clientas regulares por lo que ya nos conocían. El guardia de la entrada nos sonrió y tras saludarnos e intercambiar un par de palabras, nos permitió entrar. Lo primero que hice en cuanto estuve dentro fue buscar a la rubia que me volvía loca. Miré alrededor, la mayoría de los asientos estaban ocupados pero no había señales de ella. Caminé junto a Jisoo que saludaba a algunas personas al pasar. Fue entonces cuando la vi; estaba en una mesa cerca del escenario con su amiga. Se estaba riendo mientras su amiga movía animadamente las manos probablemente contándole alguna historia graciosa. 

—Lisa, V nos apartó una mesa—dijo Jisoo en mi oído para hacerse escuchar ya que la música estaba un poco alta. Miré la mesa que me indicaba y noté que estaba en un rincón, alejada del escenario pero me permitía una buena visión de este así que asentí con la cabeza y la seguí. Cuando nos sentamos llegó V, el dueño del bar.

—Es bueno verlas, chicas—saludó. V era joven para tener su propio bar pero su tío se lo heredó  hace unos años y desde entonces había hecho un gran trabajo en él. Adicional a esto, era un imán para las mujeres y estaba segura que al menos la mitad de las chicas frecuentaban su bar sólo para verlo. 

—Lo mismo digo—dije con una sonrisa—¿Qué tal los negocios?

—Mejor que nunca—contestó con orgullo y sonreí. El bar ya estaba casi lleno y ni siquiera eran las nueve. Nos ofreció la carta y pedimos algo para beber. Jisoo añadió unas papitas porque eran su debilidad y no podía beber si no comía algo primero. 

—¿Ya viste a tu ángel?—preguntó ella cuando un camarero nos llevó nuestro pedido. Asentí y bebí de mi Manhattan—¿Dónde está? Quiero ver con mis propios ojos el motivo de tu transformación a una acosadora.

Con un suspiro señalé la mesa donde estaba sentada. Jisoo entrecerró los ojos para concentrarse hasta que finalmente la vio—¡Madre mía!

—Te lo dije. No estaba mintiendo ni exagerando Jisoo... ¡Sólo mírala!

—Eres una bastarda con suerte. Es como tener a tu propia conejito playboy—comentó ella divertida—¿Quién la acompaña?

—Su mejor amiga, creo. Se llama Jennie—contesté recordando lo que Rosé me había dicho. 

—Hm... las chicas guapas siempre andan con chicas guapas—murmuró.

—Ni lo pienses, Kim Jisoo—advertí en cuanto me di cuenta de sus intenciones.

—¿Qué? No he hecho nada... todavía—rió. Negué con la cabeza y bebí de mi Manhattan mientras mantenía un ojo en la rubia. Me ponía en alerta cada vez que algún sujeto se le acercaba pero de inmediato ella y su amiga los hacían regresar por donde habían llegado. Me aliviaba saber que al menos no habían salido con intención de un ligue. 

Estaba por pedir mi segundo Manhattan cuando comenzó la típica sesión de karaoke. Esperaba que Jisoo no quisiera cantar, algo que cada vez le gustaba más. Un par de chicas se le adelantaron y cantaron algunas canciones de moda, ninguna parecía muy talentosa pero al menos cantaron con emoción. Jisoo estaba muy ansiosa a mi lado lo que sólo podía significar que esperaba su turno.

—Oh, creo que me robarán el protagonismo—comentó con una sonrisa traviesa. No entendí muy bien a qué se refería, entonces miré hacia el escenario y vi a Rosé sobre el escenario. Parecía nerviosa y miraba a todos lados sin saber qué hacer. Sin pensarlo dos veces me puse de pie para ayudarla pero justo en ese momento Rosé se acercó al guitarrista y le susurró algo al oído. El muchacho asintió y comenzó a tocar unos acordes de una canción que conocía perfectamente ya que la había escuchado junto a ella una de las veces en que la dejé en casa.

Slip inside the eye of your mind, don't you know you might find a better place to play...—comenzó a cantar y sin darme cuenta volví a tomar asiento. Estaba hipnotizada por la chica que estaba cantando. Lo hacía increíble, tenía una voz maravillosa ¿Es que todo en ella era así? No podía apartar mi vista. Ya no tenía ninguna duda al respecto, realmente estaba albergando sentimientos por esta chica que llegó de manera tan improvista a mi vida.

Sentí la mano de Jisoo apretar mi brazo y cuando habló, escuché un deje de asombro en su voz.

—Cielos...¡Qué hermosa voz!

—Sí... es hermosa—dije todavía anonadada, aunque no me refería sólo a la voz, sino que a la dueña de esta. Continué mirándola hipnotizada, su voz me transportaba a un lugar lleno de calma y armonía. La canción terminó y se llenó de aplausos y elogios. Avergonzada hizo una reverencia y bajó rápidamente del escenario. De inmediato un grupo de chicos, universitarios al parecer, rodearon la mesa donde se encontraba con su amiga. Malditos buitres. 

—¡¿Eh?! ¡¿Adónde vas?!—escuché que Jisoo me llamaba pero yo ya estaba de pie caminando hacia mi chica. No dejaría que ninguno de esos buitres hiciera un movimiento sobre ella. 

What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora