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Rosé POV

Nos dirigíamos de vuelta al hotel en taxi. Lisa dijo que necesitaba comprar unas pocas cosas pero llevábamos cerca de diez bolsas de distintas tiendas. Incluso repuso mi móvil y me compró uno último modelo. 

—¿Qué fue lo que compraste en la última tienda?—preguntó curiosa. En la última tienda había decidido comprarme un bikini ya que sabía que mañana la conferencia sería sólo durante la mañana y tendríamos la tarde libre por lo que esperaba poder ir a la playa con ella.

—Es un secreto—respondí. Ella arqueó una ceja completamente curiosa pero no preguntó más.

Cuando llegamos al hotel nos dirigimos directo a la suite y mientras lo hacíamos le envié un mensaje a Jimin para informarle que la manager me había ofrecido compartir habitación por lo que me estaría quedando con ella. Cuando llegamos Lisa pidió comida y tomamos un baño -por separado- en lo que nos llevaban la comida. Aproveché de probarme el bikini ya que moría de ganas de mostrárselo a Lisa y no me sentía capaz de esperar hasta el día siguiente. Me puse un albornoz encima y salí del baño en su búsqueda. La escuché en el dormitorio y me disponía a entrar cuando noté que estaba al teléfono por lo que me detuve en seco. Parecía muy molesta.

—¡Y una mierda! No te atrevas a entrometerte de nuevo ¿me oíste?—silencio—¡¿Me estás jodiendo?! No me interesan tus excusas—más silencio—¡Sé perfectamente que fuiste tú quién planeó todo! No te lo repetiré de nuevo; no te entrometas o lo vas a lamentar—la escuché arrojar su teléfono sobre la mesa, lo que indicaba que había terminado la llamada. Se veía algo alterada cuando entré a la habitación pero al verme intentó ocultarlo con una sonrisa.

—¿Qué tal estuvo el baño?—preguntó. 

—Magnífico—respondí—¿Está todo bien? Pareces molesta.

—Todo está bien, no te preocupes—repuso acercándose para darme un pequeño beso en los labios. Iba a preguntar más pero en ese momento llegó nuestra comida por lo que no tuve oportunidad de hacer más preguntas. Nos acomodamos en la sala de estar y comimos sentadas una al lado de la otra. Mientras lo hacíamos me habló de distintas cosas por lo que pronto olvidé aquel llamado telefónico.

—Mañana la conferencia será sólo durante la mañana—comenté mientras servía una copa de vino. Nos habíamos acomodado en el sofá, ambas vistiendo nuestro albornoz y yo no paraba de jugar con mis dedos.

—¿Hm? ¿Sólo por la mañana?—preguntó curiosa.

—Sí... y estaba pensando que tal vez... podríamos...—me entregó la copa y le di un pequeño sorbo para armarme de valor—¿ir a la playa?—ella no dijo nada por unos segundos. Se quedó pensativa y bebió de su copa prolongando ese silencio que me carcomía por dentro. De pronto estalló en una carcajada que me dejó perpleja. 

—¿Por qué estabas tan nerviosa? Creo que es una excelente idea—repuso con una amplia sonrisa. Sentí gran alivio pero a la vez vergüenza.  

—No lo sé. Sólo pensé que tal vez diría que no era buena idea porque este es un viaje de trabajo y no de placer—suspiré. 

—¿Te parece en este momento que estamos en un viaje de trabajo?—preguntó acercándose de manera seductora a mis labios. Mi respiración se detuvo por un momento y negué con la cabeza. Ella cerró la distancia que nos separaba y unió nuestros labios en un lento y seductor beso. Para mi desgracia, Lisa lo finalizó antes de que me sintiese completamente satisfecha y ella lo sabía muy bien ya que sonrió con malicia cuando se acomodó en el sofá.  La miré de manera acusadora pero ella fingió no entender así que decidí vengarme y darle a probar un poco de su propia medicina. Dejando la vergüenza de lado, me puse de pie dispuesta a enseñarle mi nuevo bikini, el cual era un poco más sexy de lo que normalmente usaba. Era negro y pequeño pero muy favorecedor; sólo por eso me sentía con la confianza suficiente para hacer lo que había planeado. Desaté el nudo de mi albornoz ante su mirada atónita y lo dejé caer a mis pies.

—Rosé... ¿Qué haces?—la escuché tragar duro, sus ojos abiertos en sorpresa y me sentí una ganadora sólo por haber logrado esa reacción en ella.

—¿Qué le parece mi traje de baño? Lo compré especialmente para mañana—comenté con inocencia fingida. Ella seguía atónita mirándome de pie a cabeza. Noté que sus mejillas se sonrojaban y sin darse cuenta -o eso me pareció- relamió su labio inferior—¿Lisa?

—Eh... tú... —se sentó recta en el sillón e intentó desviar la mirada—...te ves bien.

—¿Sólo bien?—pregunté con algo de decepción. Volvió a acomodarse en el sillón y bebió el resto de su vino de un solo trago antes de dejar la copa sobre la mesa. 

—¿No crees que es algo... revelador?—preguntó mirando de reojo. 

—¿Qué parte es reveladora?—pregunté curiosa—Cubre todo lo que debería ser cubierto. Creo que el problema es que no lo ha visto bien ¿Por qué no lo mira una vez más?—la provoqué.

—Rosé...—suspiró frustrada cubriendo su cara con sus manos—... te ves tan malditamente bien que me hace querer hacerte todo tipo de cosas. Pero prometí tomar las cosas con calma y no estás ayudando... en absoluto.

—Bueno...—juntando el poco valor que me quedaba, me senté a horcajadas sobre ella y la sentí tensarse de inmediato pero no descubrió sus ojos—... yo no prometí tomar las cosas con calma.

—¿De qué estás hablando?—preguntó finalmente descubriendo sus ojos para mirarme fijamente. Su respiración era irregular y su voz sonaba más ronca de lo habitual—¿Tienes idea de lo que estás diciendo?

—Lisa... —pasé mis brazos por su cuello y respiré hondo antes de continuar—...por favor, hazme tuya esta noche.

What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora