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Lisa POV.

Reconocería esa voz en cualquier lado. Era Rosé. Sólo que nunca la había escuchado gritar de esa manera. Sin pensarlo me puse de pie y corrí por el pasillo de Cuidados Intensivos. Escuché que una enfermera gritaba que no podía ingresar pero no me importaba. Necesitaba saber qué había pasado. Corrí por los interminables pasillos buscando a Rosé hasta que finalmente la vi.

—¡NO LO HAGAS! ¡NO LO HAGAS! ¡POR FAVOR, DETENTE! ¡¡NO LO HAGAS!!—gritaba Rosé desesperada. Entre dos enfermeros la sostenían intentando evitar que ingresara a una habitación. Corrí hacia ella y empujé a ambos enfermeros logrando que soltaran a Rosé quien apenas se mantenía de pie. La sostuve entre mis brazos y observé lo que sucedía dentro de la habitación. Dentro se encontraba su madre con un hombre que me imaginé debía ser el padre de Rosé. Él sujetaba la mano de la mujer mientras un doctor se encargaba de desconectar y apagar una máquina. Espera... ¿Acaso estaban...? No... No era posible. En cuando el doctor desconectó todo, la máquina registró la falta de signos vitales. Rosé miraba atónita lo que sucedía frente a ella; el silencio era perturbador. 

—¡NO, MAMÁ NO!—gritó Rosé cayendo al suelo. Intenté frenar el golpe pero me sentía entumecida. Su llanto era incontrolable y no sabía qué hacer.

—No pueden estar aquí, deben salir—dijo uno de los enfermeros. Tomó el brazo de Rosé y volví a empujarlo para alejarla de ella.

—¡No la toques!—dije con furia. 

—Tienen que salir ahora—dijo el otro esta vez yendo por mí. Enfadada lo empujé también, pero entre los dos sujetaron mis brazos impidiendo que me moviera con libertad. 

—¡¿Qué está pasando aquí?!—preguntó el padre de Jisoo que miraba atónito la escena—Háganme el favor de soltar a la señorita—dijo muy enfadado.

—Pero doctor... ellas no pueden estar aquí. No tienen autorización-—dijo uno de ellos que me soltó de inmediato. En cuanto lo hizo me arrodillé frente a Rosé que seguía llorando desconsoladamente. 

—¡Yo di la autorización! Si tienes algún problema habla directamente con el Director del hospital—repuso el padre de Jisoo. Los enfermeros no dijeron nada y se marcharon con rapidez. En ese momento el doctor más joven que había desconectado a la madre de Rosé salió de la habitación y el Sr. Kim comenzó a interrogarlo—¿Qué ha sucedido? ¿Por qué la desconectaron?

—El esposo de la Sra. Park solicitó que la desconectaran de inmediato—explicó el doctor más joven mirando con pesar a Rosé en el suelo—Tomó la decisión luego de recibir el informe de la condición de su esposa.

—¿Pero por qué tan rápido? Apenas hace quince minutos recibimos los resultados—repuso el doctor Kim con incredulidad. El doctor más joven se encogió de hombros. 

—Fueron los deseos del esposo—sin decir más se marchó dejándonos a los tres solos. El padre de Jisoo se arrodilló frente a Rosé y puso una de sus manos en su cabeza.

—Lo lamento, Rosé. Realmente lamento que no hayas podido despedirte de tu madre—dio un largo suspiro—Ven, no es bueno que estés aquí—dijo ayudándome a ponerla de pie. Apenas se sostenía por sí misma, así que la agarré de la cintura y la ayudé a caminar lentamente hasta la salida. Apenas habíamos dado un par de pasos cuando Rosé se desplomó y gracias a que la sostenía evité que cayera al suelo. 

—¿Rosé? Responde... Rosé por favor...—supliqué con pánico al verla nuevamente muy pálida con los ojos cerrados. El padre de Jisoo rápidamente la tomó en brazos y caminó a grandes zancadas por el pasillo. Corrí tras él, con un nudo en la garganta, necesitaba saber qué le pasaba a mi novia. Entramos a una habitación que se encontraba vacía y de manera muy profesional comenzó a revisarla; revisó sus pupilas, su respiración y su pulso. 

—Lisa, al parecer sólo se ha desmayado. Hazme un favor y llama a una enfermera. Luego espérame afuera. Te avisaré en cuanto haya terminado de examinarla. 

—Pero...

—Lisa, por favor—repitió. Con pesar hice lo que me pidió y hablé con la primera enfermera que encontré en el pasillo. Luego salí a la sala de espera donde me encontré con una Jennie que caminaba de un lado a otro y a una Jisoo que se mordía las uñas con nerviosismo. Cuando me vieron se acercaron corriendo.

—¿Qué pasó? ¿Dónde está Rosé?—preguntó inmediatamente Jennie.

—Rosie...

—¿Qué pasó Lisa? ¿Por qué estaba gritando?—preguntó Jisoo también inquieta.

—Desconectaron a su madre—informé sin poder dejar de llorar—Su padre tomó la decisión y Rosie no pudo despedirse de ella.

—No puede ser—exclamó Jennie. 

—Hijo de...—murmuró Jisoo. 

—¿Y dónde está Rosé? ¿Por qué no salió contigo?—quiso saber Jennie.

—Ella... Fue demasiado el shock—expliqué secando mis lagrimas—Se desmayó cuando veníamos saliendo. El doctor Kim la está examinando ahora.

—Dios mío—dijo Jennie comenzando a llorar nuevamente. Jisoo la sostuvo entre sus brazos y acariciaba su espalda en un intento de tranquilizarla. 

Poco después  salió el papá de Jisoo quien nos confirmó que sólo se había tratado de un desmayo y ya había recuperado la conciencia. Le habían dado un tranquilizante porque en cuanto despertó comenzó a llorar inconsolablemente. Ese mismo día por la tarde le dieron el alta, pese a que quise llevarla conmigo a casa ella se negó. Tampoco quiso ir con Jennie y la abuela. Había dicho que quería estar sola en su estudio. Con todas mis fuerzas intenté respetar su deseo, después de todo cuando mis padres fallecieron yo también deseaba estar sola. 

Así habían pasado los días. No quiso ir al funeral de su madre y apenas la habíamos visto porque no quería recibir ninguna visita. La única persona que logró verla fue la abuela de Jennie una vez. Ella dijo que habían tomado el té pero Rosie prácticamente no dijo palabra. En el trabajo también estaban muy preocupados por ella; el lunes todos se enteraron del motivo de su ausencia y por supuesto todos quisieron ir a visitarla y hablar con ella, pero ninguno tuvo éxito. Sólo tenía noticias de ella porque por las noches respondía uno de los tantos mensajes que le enviaba diciéndome que estaba bien pero no quería hablar. Toda la situación me tenía muy tensa y trabajé horas extras como loca con el único propósito de mantenerme ocupada y suprimir los deseos que tenía de ir hasta su estudio y echar la puerta abajo. 

Diez días habían pasado y me sentía al límite de mi paciencia. Necesitaba verla, necesitaba hablar con ella y hacerle saber que estaría con ella sin importar qué. Quería que se apoyara en mí y quería dejar de sentirme tan inútil. Estaba en casa, había alimentado a Luca y Leo y ahora jugaban sin ninguna preocupación. Mi estado de ánimo parecía ser acorde al clima; nubes grises y lluvia que no había dado tregua en todo el día. Estaba mirando la ciudad a través del ventanal cuando escuché que tocaban el timbre. Me dirigí a la puerta sólo para encontrarme con la persona a la que menos esperaba ver; Rosé estaba de pie frente a mí completamente empapada. 

What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora