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Lisa POV.

Rosé me ayudó a recostar a Jennie en la parte trasera del auto. Apenas lo hicimos, Jennie se acomodó y se quedó profundamente dormida. Luego abrí la puerta del lado del copiloto para Rosé y entró muy contenta. Cuando ambas estuvimos dentro, puse en marcha el auto y noté que Rosé seguía de muy buen humor. 

—¿Pasó algo bueno en la reunión?—pregunté curiosa y ella me miró confundida—Te ves contenta.

—Sólo estoy feliz porque pude presumirte frente a los muchachos—contestó con una sonrisa tan contagiosa que fue imposible no corresponderla.

—¿Así que me estabas presumiendo?

—Oh sí. Todos estaban boquiabiertos. Probablemente deban estar hablando de ti en este momento—comentó con humor y yo sonreí—Por cierto, gracias por venir a recogernos ¿Te desperté?

—No. Me llevé trabajo a casa así que me quedé adelantando unas cuantas cosas.

—¿Tal vez me estabas esperando?—preguntó. 

—No. Es decir, sí estaba esperando que me dijeras que habías llegado bien a casa. Pero dijiste que te irías con Jennie así que no esperaba que pidieras un aventón—expliqué. 

—Me alegra haberte llamado.

—Me alegra que lo hayas hecho—sonreí—¿Te importa si vamos a mi casa?

—¿Tu casa?

—Ahora que te he visto no quiero dejarte ir. Y tengo espacio de sobra para que Jennie pase la noche. Además Leo y Luca están solos en casa—enumeré distintas razones esperando que alguna de ellas fuera suficiente para que accediera. Ella sonrió y asintió. 

—De acuerdo, vamos—accedió ¡Bingo! No sabía cuál de todas las razones la había convencido pero estaba feliz con el resultado. Como parecía de muy buen humor decidí preguntarle aquello que me estaba molestando. 

—¿Puedo preguntarte algo?—dije algo nerviosa.

—Sabes que puedes preguntarme lo que sea—respondió ella. 

—De acuerdo—me armé de valor y respiré profundo, preparándome para cualquier posible respuesta—¿Hyeri y tú... tienen una historia?

—¿Una historia?—repitió—¿Te refieres a... si hemos sido algo más que amigas?—preguntó y yo asentí con la cabeza. Sin darme cuenta comencé a jugar con mis dedos sobre el volante, sólo por hacer algo con mis nervios—Uh... cuando íbamos en secundaria ella me confesó que estaba enamorada de mí.

—¿Oh?—pregunté fingiendo no saberlo—¿Y qué sentías tú por ella?

—Sólo la veía como una amiga. Las personas que conociste hoy eran mi círculo más cercano de amistades en ese entonces y no quería arruinarlo, por lo que ni siquiera cruzó por mi mente ver a alguno de ellos como algo más que un amigo. Y eso incluye a Hyeri—explicó con tranquilidad y mi corazón se sintió algo aliviado.

—Debe haber sido difícil para Hyeri aceptar tu rechazo...—comenté y ella frunció los labios. 

—No la rechacé—dijo de pronto haciendo que casi perdiera el control del auto. Ella detuvo de inmediato mis pensamientos alocados—¡No es lo que piensas! Tampoco acepté su confesión—dio un largo suspiro antes de continuar—Hyeri era una de mis amigas más cercanas al igual que Jennie y por lo mismo no quería lastimarla. Sabía que si rechazaba su confesión lo haría y consideré el aceptarla, pero sabía que hacer que albergara esperanzas sería cruel. Estaba en un gran dilema porque también en ese momento Hyeri estaba lidiando con el divorcio de sus padres y yo era su mayor apoyo. Rechazarla significaba quitarle la persona con quien se desahogaba y no me sentía capaz de hacerle eso. Como sea, le pedí que me diera tiempo para pensar en ello.

—¿Y qué pasó luego?—pregunté.

—Luego... pasaron unos días y yo seguía sin saber qué hacer. Tampoco le conté a Jennie porque sabía que era una decisión que debía tomar yo. Sin embargo,  de pronto los padres de Hyeri decidieron intentar arreglar su relación y mudarse a Italia. Ella tuvo que marcharse con ellos, por lo que en realidad mi respuesta no importó.

—¿Y se marchó sin más? ¿No intentó quedarse aquí contigo?

—Éramos jóvenes. Cuando estás en secundaria dependes de tus padres ¿no? Yo era la excepción a la regla, no la norma—suspiré—Antes de irse Hyeri me hizo prometer que le daría una respuesta cuando volviera a Seúl.

—¿Es por eso que quisiste presentarme a todos como tu novia? ¿Para no tener que rechazar directamente su confesión después de tantos años?

—En parte...—dijo pensativa—También quería presumirte, ya te lo dije—rió infantilmente y sentí a mi corazón latir alocado—Como sea, no nos habíamos visto hasta el día de la sesión fotográfica y ni siquiera sé si recuerda la promesa que hizo cuando se marchó, por lo que en realidad no importa.

—Ibas a aceptar ¿no es así?—le pregunté cuando estacioné el auto una vez llegamos a mi casa. Ella me miró con atención—No ibas a dejar que una de tus mejores amigas sufriera, así que ibas a aceptar su confesión aún si eso te hacía infeliz a ti—ella bajó la mirada hasta sus manos y no necesité que me lo confirmara porque lo sabía perfectamente. Rosé era del tipo de chica que sacrificaría su propia felicidad siempre y cuando la otra persona fuera feliz. 

—Eso ya no importa. El destino decidió las cosas por mí y me alegra que haya sucedido de esa manera. El destino quería que te conociera y fueras mi primer amor, mi primera novia y mi primera vez—dijo con sus mejillas sonrojándose. Fue imposible no reaccionar ante su declaración por lo que me acerqué a ella y la besé... la besé con toda la dulzura que pude porque sabía que frente a mí tenía a una chica que valía más que todo el oro del mundo. 

—Si pudiese cambiar el pasado, desearía haberte conocido antes mi Rosie. Desearía que tú hubieses sido mi primera novia, mi primer amor y mi primera vez—susurré posando una de mis manos en su mejilla. Ella volteó levemente su rostro para besar la palma de esta.

—Sé que no pude ser la primera ¿Pero me dejarías ser tu última?—preguntó cerrando los ojos y aferrándose con sus manos a la mía. Sentí su amor y anhelo en cada palabra. Sentía mi pecho en llamas y mi corazón latía tan rápido que creí que se saldría en cualquier momento.

—Quiero que lo seas—susurré apoyando mi frente con la suya—¿Cómo podría ser de otro modo? Te amo Roseanne Park—Ella abrió sus ojos con evidente sorpresa y su reacción no hizo más que hacerme sonreír.

—¿Qué dijiste?

—Dije que te amo Roseanne Park. Lamento haber demorado tanto en darme cuenta—suspiré. Tomando una de sus manos la situé sobre mi pecho mientras ella seguía atónita procesando mis palabras—¿Sientes mi corazón? Eres tú y sólo tú quien lo hace latir de esta manera. Rosé... no quiero perderte. Quiero que estés a mi lado para siempre.

—Lisa...—susurró ella. Sus ojos comenzaron a cristalizarse y pronto una rebelde lagrima cayó por su mejilla. Con uno de mis dedos limpié su mejilla y ella sonrió—Deseaba tanto escuchar esas palabras. Te amo tanto.

—Yo también te amo—dije y sin darme tiempo a reaccionar se abalanzó a mis brazos y me besó con intensidad, todos nuestros sentimientos transmitidos en aquel beso. Estábamos en nuestra propia nube cuando escuchamos un quejido desde el asiento de atrás; ambas nos separamos sorprendidas y miramos hacia el asiento trasero sólo para ver a una Jennie dormida que no paraba de quejarse. Nos miramos e inevitablemente nos reímos; habíamos olvidado por completo a nuestra acompañante. 


What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora