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Lisa POV

Mi cabeza era un completo desastre, me sentía completamente incapaz de formar un sólo pensamiento coherente. Estaba intentando muy duro de ser una buena novia para Rosé, sin querer forzarla o apresurarla a nada y sin embargo aquí estaba; con ella sobre mí en un condenado diminuto bikini el cual apenas y la cubría. Una prenda que fue creada sólo para torturar. 

—Lisa...—la escuché susurrar mientras pasaba sus brazos alrededor de mi cuello—...por favor, hazme tuya esta noche—En ese mismo momento todo mi autocontrol se fue de paseo. Rosé me miraba sonrojada con los labios entreabiertos, esperando mi respuesta.

—Oh nena...—fue lo único que pude responder con la voz ronca antes de atacar sus labios y besarla con avidez. Mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo con devoción; sus brazos, su cintura, sus piernas... Oh, esas piernas. Cuando nos faltó el aliento dejé que mis besos continuaran besando la línea de su mandíbula hasta llegar a su cuello. Ella dejó caer su cabeza hacia atrás dándome completo acceso. 

—Ahh... Lisa...—escucharla decir mi nombre entre suspiros no hacía más que excitarme aún más. Continué bajando mis besos hasta que llegué al inicio de sus senos; los miré fijamente y me mordí los labios sólo de pensar que finalmente podría saborearlos.

—Rosé... ¿estás segura de esto?—pregunté pese a que me moriría si decía que no. 

—Sí... hazme el amor Lisa—pidió en un susurro y eso fue todo lo que necesité para continuar. Con agilidad desabroché la parte superior de su bikini y lo lancé al suelo. Sus senos no eran grandes ni pequeños, sino del tamaño justo. Su piel blanca como la nieve y sus pezones rosados y endurecidos eran como un regalo de navidad. Mis manos los acariciaron con delicadeza para luego dar paso a mis labios. Mientras lamía y chupaba uno de ellos, acariciaba el otro con mis dedos. Rosé jadeaba y las reacciones de su cuerpo me indicaban que lo estaba disfrutando. 

—Rosé... eres perfecta—susurré volviendo a devorar sus labios. Mientras nos besábamos ella desató el nudo de mi albornoz y comenzó a quitarlo. La ayudé estirando mis brazos y sentí el ardor en mi vientre aumentar cuando ella me devoró con la mirada. Luego del baño sólo me había puesto un conjunto de ropa interior azul marino que parecía causar estragos en la rubia que estaba sobre mí.

—No, tú eres perfecta—comentó ella ruborizada. Volví a besarla y la recosté sobre el sofá quedando encima de ella. Aproveché ese momento para quitar la parte inferior de su bikini, dejándola completamente desnuda y a mi disposición. Ella me miraba completamente ruborizada y yo sabía muy bien que mis ojos ardían del más puro deseo.

—Dios... Rosé eres tan hermosa—dije acomodándome entre sus piernas. Besé sus senos, su estómago, su vientre y continué bajando. Sentí sus piernas tensarse cuando besé sus muslos, acercándome cada vez más hacia su centro—No estés nerviosa. Te prometo que te haré sentir bien—susurré. Sin decir otra palabra pasé mi lengua por su intimidad. Su reacción no hacía más que excitarme. Me sentía la persona más afortunada del mundo por ser la primera y única en disfrutar de ella. Continué lamiendo con delicadeza su zona más sensible y cuando la sentí lo suficientemente mojada comencé a introducir con lentitud y delicadeza uno de mis dedos, sin dejar de lamerla en ningún momento.

—Ohh... Lisa...por favor...—suplicó. 

—¿Te duele?—pregunté mirándola con preocupación. Vi que se mordía uno de sus dedos intentando reprimir sus gemidos. 

—No... no mucho... es... extraño—explicó. Sonreí con autosuficiencia al saber que mi chica lo estaba disfrutando.

—Sólo espera... te encantará—prometí. Volví a posicionar mi cabeza entre sus piernas para continuar lamiendo y chupando su zona más erógena. Al poco tiempo introduje un segundo dedo pero esta vez comencé a moverlos en un lento vaivén haciendo que entraran y salieran. La combinación de movimientos entre mi lengua y mis dedos tenían a Rosé al límite. Con mi pulgar ejercía presión sobre su clítoris haciendo que Rosé arqueara su espalda. 

What does Chaelisa say?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora