CAPITULO XII: VANDER BARG

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Calla y que el secreto nunca salga de nuestros labios,
de nuestros labios,
mordiendo la manzana
sellamos este pacto mágico.

Sin Aliento

Danza Invisible

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Gemma

—¿Es curioso no crees? —Preguntó —Es el tercer compromiso que tengo, los dos primeros involucrados ya están muertos y el tercero parece tomar el mismo camino. Creo que soy yo, que estoy maldita ¿No lo crees así?

Gemma sonríe tristemente ante la mirada horrorizada que le da Sif.

Bebió un poco más de vino mientras trataba de convencerse a sí misma de que sus palabras eran tan solo eso, una broma. Una de mal gusto, pero Gemma no podía estar segura.

Se sentó a contemplar la vista de la luna llena en Aurora que se alzaba magnifica en lo alto del cielo, tratando de con su luz desnudar su alma y poder mirar en ella. Desenterrar todos sus sucios secretos y comprobar si los muertos que cargaba encima eran suyos.

Lady Sif solo soltó un suspiro y permaneció firme de pie a su lado. La soberana le hizo una seña para que se sentara a su lado. Le sirvió ella misma una copa de vino, se la tendió y la alfa solo se limitó a sentarse con ella, viéndole con sus grandes ojos como esperando algo de parte suya.

No sabía que era lo que quería de ella.

Todos querían algo.

Gemma miraba las casas y sus luces, escuchaba al pueblo debajo suyo.

Si había dioses en el cielo, no sabía que es lo que le deparaban como destino, pero sí que sabía que ocurrió con las personas que estaban destinadas a compartir su vida con la suya.

Bebió un sorbo más de vino, y por primera vez en años decidió soltar un poco del dolor que la carcomía por dentro y no ocultar cómo se sentía.

Estaba demasiado cansada y deseaba contar aquello que su padre le había mandado a callar hace ya mucho tiempo y de lo que sabían solo unos cuantos testigos. A la mayoría ya se los estaban comiendo los gusanos bajo tierra.

Empezó con compartir algo de su historia.

—Mi padre nunca me ha querido, bueno eso ya lo sabes, lo has visto. —Gemma rio bobamente. —En realidad no quiere a nadie, pero yo creo que él antes... me apreciaba al menos.

—Recuerdo las contadas veces de cuando era niña y jugaba conmigo. Como me visitaba en las noches y me hablaba de nuestros antepasados, de lo que nos deparaba nuestro futuro como reyes, de los planes que tenía y de cómo pensaba crear un legado magnifico para restaurar todo el territorio de Aurora en su reinado. A veces pienso que solo se portaba así conmigo para no decepcionar a mi madre.

Gemma creía que su padre solo se permitió demostrar su capacidad de amar con ella, con Anne.

Empezó a descargar solo un poco del dolor y compartir sus recuerdos con la mujer que le había jurado servirle hasta la muerte.

—Había cumplido diez años recién, cuando un día mi madre se apareció en mi recamara y se ocupó ella misma de arreglarme y vestirme para almorzar con mi padre. Estaba reunido con el consejero, del en ese entonces vivo Rey de Aressen.

Mi madre había cepillado mi cabello y formado rizos en mi cabeza. Había elegido el vestido más hermoso del guardarropa, me había vestido con este y reviso que me quedara con pulcritud.

AURORA (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora