CAPÍTULO III: COMPROMISO

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¡Oh, pero cuántos tormentos aguardan en el pequeño círculo, de un anillo de casado!

Colley Cibber

El doble galante

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El príncipe seguía pensando en que es lo que podía estar tramando su padre, mientras veía el paisaje de su reino, pasar rápidamente a través de las cortinas de su carroza.

Aurora era en verdad una ciudad muy bella y extensa.

La gente era amable, apasionada con el trabajo y también orgullosa, dispuestos a defender su territorio ante cualquier enemigo.

Harry trataba de grabarse todos los detalles de la ciudad, sus altos muros, las grandes estatuas qué daban bienvenida en la entrada del lado oeste, en el mar del Ocaso y los barcos cargados de especias que llegaban al puerto, procedentes de las Ciudades Antiguas.

El palacio que lo había acogido toda su vida, la Fortaleza Cox se hacía cada vez más pequeño, a la vez que avanzaban.

Esas paredes que no fueron el hogar de su madre, pero que sin embargo para Harry eran su hogar, a pesar de todo lo que sucedía allí dentro.

Miró las estatuas en honor a sus antepasados, todos los reyes y príncipes que habían reinado en Aurora antes que él, y se preguntaba si algún día, habría un monumento en su honor. Lo dudaba mucho.

Se iría, solo y casi como una moneda de pago más, a un país extranjero.

El chico nunca salía del castillo. Desde que presentará como omega, su padre le había prohibido salir de la Fortaleza Verde, y le asignaba guardias para que acatara sus órdenes, aunque algunas veces lograba escabullirse con Niall y Sir Zayn. Siendo este último, su guardia juramentado.

Harry habría planeado una vida diferente para él.

Al no ser el primogénito y al saber que heredaría el trono, quiso ser un gran guerrero y tal vez más adelante unirse a la guardia real, o viajar para explorar y conquistar nuevos territorios para su reino.

Pero la realidad había golpeado fuerte y había echado sus sueños por tierra.

Que iluso había sido, se presentó como un omega y se convertiría en lo que más había aborrecido y a la vez temido. En un esposo y una madre.

Ahora seguro se quedaría atado para siempre a un matrimonio infeliz, se casaría con un marido que no lo amaría, tendría que darle cachorros, que luego serían príncipes cautivos de su deber, al igual que él. Atados a la corona y a su destino infeliz.

Estaba tan ensimismado en sus pensamientos, que no había escuchado el llamado de Lord Grimshaw.

—¿Majestad? — Habló otra vez —Le preguntaba si la princesa Gemma, ya le contó acerca de los sucesos y acontecimientos de su viaje a Myanmar. —Dijo con una ligera sonrisa.

Harry negó.

—Aún no hemos tenido mucho tiempo para hablar. Gemma estaba cansada por el viaje y debía descansar, pero antes de eso quiso visitar la tumba de mi madre. —Dijo sonando un poco cansado. —Y dos días después de su llegada, ya teníamos que prepararnos para la llegada de Eos a nuestro reino. —Aclaró fastidiado.

—Oh, claro, entiendo alteza. —El alfa asintió dándole la razón. —Estos acontecimientos nos han asombrado a todos ciertamente.

Harry observó atentamente al hombre. Acaso Grimshaw trataba de hacerle creer, que él, como maestro de los rumores en el reino, ¿No estaba enterado de lo que pasaba en la Corte?

AURORA (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora