CAPÍTULO VI: PRÓFUGOS

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No tenemos donde ir,

somos como un área desbastada,

¿Como podremos sobrevivir?

Siempre seremos prófugos los dos.

Prófugos

♤♤♤

Louis

Se agazapo en el suelo esperando, por fin había encontrado su escondite luego de llevar un largo rato vigilándolo. Volvería a salir estaba seguro.

Espero, solo espero.

Entonces el pequeño animalito salió, olfateando a su alrededor, iba a brincar para empezar a correr de nuevo, cuando Louis lo atrapó saltándole encima, el pobre conejo jadeó asustado.

El castaño acaricio su suavidad, le daba pena tener que comérselo, pero era eso o morir de hambre, o por la mano de Liam, quien lo mataría por no conseguir la cena. Así era la naturaleza con todos, salvaje.

De pronto escuchó un ruido proveniente del interior del bosque. El alfa aguzó el oído, parecía el trote de un caballo.

Se escondió rápidamente por si eran bandoleros o guardias.

Liam le había advertido que los guardias no podían verlos porque sospechaban de todo y los tomarían por bandoleros. Louis no era un ladrón, pero su amigo castaño le había asegurado que en estos tiempos más que nunca abundaban. La gente no duraría en tomar tu vida para robarte y conseguir un pan que llevarse a la boca. Tiempo de guerra y escasez.

Louis se agazapó y pudo ver a solo un jinete, montado en un caballo negro como la noche, enorme e impresionante. El sujeto desmontó dándole la espalda.

El joven iba a retroceder y seguir su camino, cuando el olor le llego a pequeños raudales, y se quedó quieto observándolo, expectante, tratando de descubrir si era un omega o un alfa. Inspiró profundamente y ahí estaba. El olor fresco de la lavanda y los jazmines lo invadió lentamente.

Un omega.

Embriagado por el descubrimiento, sin querer pisó una rama y esta hizo un sonido hueco.

El omega se sobresaltó, se dio la vuelta rápidamente, y ya estaba con el arco en sus manos apuntándole en alto. Louis se quedó hipnotizado, perdido en los ojos verdes.

—¡No te muevas! —Ordenó en voz alta y ligeramente grave.

No planeaba hacerlo, quiso decir, pero su voz había enviado un estremecimiento hasta su espina dorsal.

El alfa abrió los ojos enormemente al darse cuenta.

Tardó en reaccionar, pero probo a dar un paso adelante. No quería asustarlo.

Pensó que tal vez era obra de su imaginación, porque el muchacho parado ahí y apuntándole con un arco, era toda una aparición. Una criatura del bosque, de esas historias que les contaban a los niños.

Era el omega más hermoso que había visto en la vida.

Louis por fin halló su voz y habló.

AURORA (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora