CAPITULO XXVIII: APOCALYPSE

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Todas buscamos el cielo y ponemos el amor como nuestra prioridad.
Es nuestra maldición,
no llores por eso.

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Un sirviente condujo a Harry hasta el centro de la arena y lo ayudo a subir al estrado, lo cual se le dificultaba debido al suave vestido lila de seda que llevaba puesto y que se ceñía a su cintura con un suave cordón dorado.

En Cartago todos vestían así, ligeros, a excepción de los soldados.

Una vez estuvo cerca de su anfitrión Harry pudo observar al hombre que estaba a su lado.

Un Amo.

No es que hubiera pensado que Héctor se les uniría fácilmente, pero al menos no pensaba que traería a sus enemigos.

­—El viudo de Mylos está aquí. —Presento el tesorero de la compañía del León. 

—Príncipe. —Saludo el capitan.

—Lord Héctor.

—Aun no, pero quizás algún día.

—Algún día —Confirmo Harry. —Solo si acepta mi oferta. —El alfa sonrió.

El rizado se acomodo lo mejor posible con su tediosa túnica en el asiento preparado, mientras Louis y Liam permanecían estoicos y de pie detrás de él.

—Ha pensado en mi propuesta debo suponer mi Lord. —Dijo sin perder tiempo.

—Lo he pensado. —Contesto, aunque era obvio que ya lo había decidido antes. —No hay trato.

Héctor lo miro largamente atento a su reacción. No dijo nada.

—Después de pensarlo toda la noche... —Continúo hablando mientras recorría con descaro el contorno de sus piernas que se dejaban ver por su ligero vestido. —He decidido que no pequeño príncipe.

—Ya veo. —Harry hizo una ligera mueca. —Incluso has traído a los sabios Amos contigo.

—Están invitados a mi arena al igual que tú.

—Yo pensé en una invitación algo más... discreta. —Hizo un mohín con los labios. —

Héctor lo miro sonriendo. Le encantaba el Omega.

—¿No vas a presentarme a nuestro acompañante? —Pregunto apenado.

Héctor iba a hablar, pero el beta chasqueo la lengua.

—Mi nombre es Lazhar de la Casa de Mhar.

—He oído de su casa. —Asintió. —Se dedica a las casas de Placer en Cartago.

—Vengo como enviado de los demás Amos, incluyendo Spartha e Yndis a parlamentar contigo.

—Vaya, no sabía que era tan conocido. Nunca he pisado Yndis ni Ebora, por desgracia de Spartha no puedo decir lo mismo.

—Si regresas por dónde has venido y sigues tu camino a las tierras del amanecer a las que perteneces, olvidaremos tu afrenta. —Harry sonrió.

—Seguro sonaba mejor en sus labios que en los tuyos.

—Los generosos Amos te hacen esa noble invitación, no es necesario llegar a la guerra querido. —Héctor suavizó más sus palabras.

—Me temo que no será posible mi Lord. —Se dirigió al Esclavista —¿Que me garantiza que no me atacarán apenas zarpe?

—Los sabios Amos te dan su palabra de que no será así.

—¿Y los libertos?

—Los esclavos deben volver con sus amos. —Dictó. —Se reincorporarán a sus actividades y el tema será olvidado.

AURORA (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora