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Lisa pov.

La rabia me calienta la sangre cuando veo el Mercedes estacionado bajo un gran roble en la parte trasera del estacionamiento.

La camioneta negra se balancea ligeramente por sus movimientos y las seis ventanas empiezan a empañarse.

La grava cruje bajo mis botas cuando me acerco a ellos, están tan metidos en su fiesta prohibida que no me oyen acercarme.

Me sitúo detrás de un árbol mientras una ventana se baja y oigo sus pesadas respiraciones, me llevo un cigarrillo a los labios y lo enciendo, observando su pequeño espectáculo.

Su larga melena castaña cae en cascada por su espalda en un lío de ondas sedosas, y su vestido se sube por esos muslos cremosos mientras se sienta a horcajadas sobre él en el asiento trasero, montando su patética polla hasta el final.

El viejo escupe una maldición, clavando sus dedos en sus caderas.

-Mierda.

Jadea y las gotas de sudor le resbalan por la cara mientras levanta la mano y le baja la parte superior del vestido, dejando al descubierto una de sus tetas.

Ignoro la forma en que mi polla se estremece cuando se mete en la boca
un pezón pálido y rosado. -Oh, joder -dice entre dientes-. Me voy a correr, cariño.

Acelera sus movimientos, haciendo que la camioneta se balancee un poco más. -Yo también.

Rechino mis molares cuando ella inclina la cabeza hacia atrás y gime, la acción suena tan falsa como ella lo es.

Puede que mi nueva hermanastra engañe a todo el mundo en la escuela con la imagen de sobresaliente, presidenta del cuerpo estudiantil y la imagen de buena persona que le gusta mostrar...

Pero yo sé la verdad.

Jennie Kim no es tan inocente como pretende ser, y en mi experiencia, esas personas son las más peligrosas, los hipócritas a los que les gusta ocultar quiénes son en realidad.

Apretando el cigarrillo entre los dedos, doy otra larga calada, observando como Jennie se libera de la polla de mi tío -y del mejor amigo de su padre muerto- y se arregla el vestido.

El humo sale de mi boca mientras me río en voz baja.

Lo único mejor que matar a un animal salvaje es atraparlo en una trampa, porque entonces no tienen a dónde huir.

Ningún lugar donde esconderse.

Te Odio. [Jenlisa g!p]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora