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Lisa pov. 

Se suponía que iba en un maldito autobús rumbo a Nueva York, no como cómplice de los asesinatos que estoy a punto de cometer.

Corrección: asesinatos que estamos a punto de cometer.

Los ojos café de Jennie se agrandan al ver la escena que he montado en el dormitorio de nuestros padres.

Por un momento, creo que se va a largar, pero luego me mira y dice: —¿Qué hacemos ahora?

Empujo a Suk hasta que cae sobre la cama.

—Necesitamos desnudarlos antes de colocarlos. —Levanto la barbilla, señalando a su madre, que todavía está sujeta a la cabecera con un par de esposas suaves—. Tú te encargas de ella, yo me encargo de él.

La madre de Jennie empieza a sollozar, sus gritos ahogados son cada vez más fuertes contra la cinta adhesiva colocada sobre su boca, mientras su hija se desbloquea una de las esposas y le quita el camisón.

A pesar de su dramatismo, Jennie continúa, pero puedo decir que no lo ha canalizado del todo como yo, porque no puede soportar mirar a su madre mientras lo hace.

Quizás debería sentirme mal porque ella es una víctima de todo esto, pero la mujer solo se provocó esta mierda a sí misma.

No solo le importaba un carajo su propia hija, sino que su falta de cuidado y codicia permitieron a mi padre usar a su hija como peón para castigarme.

Apretando los dientes, me pongo a la tarea de quitarle la ropa a Suk, como la madre de Jennie, sus brazos están asegurados detrás de él con un par de esposas suaves para no dejar marcas, pero también tuve que sujetarle las piernas, haciendo la tarea mucho más difícil porque tengo que hacerlo paso a paso.

Una vez hecho esto, coloco las prendas de ropa al azar por el suelo.

Suk se retuerce mientras abro los muslos de mi madrastra y lo coloco encima de ella. Lo que sea que esté diciendo es inaudible gracias a la mordaza que le puse en la boca.

Agarro el arma de mi padre y doy un paso atrás, soy una pulgada más alta que él, así que tengo que ajustar la posición del arma ligeramente. 

—Tendremos que dispararles muy juntos. —Miro fijamente a mi padre, que todavía está atado a la silla—. Tendremos un poco más de margen con él, pero no mucho.

Suk todavía está tratando de hablar, pero me importa un carajo.

Jennie, sin embargo, dice: —¿Qué crees que está tratando de decir?

Rechinando mis molares, apunto el arma a su cabeza. —¿A quién diablos le importa?

—No está gritando, —señala Jennie, acercándose a él.

Estoy a punto de recordarle que lo hará si le quita el pañuelo de la boca, pero lo hace de todos modos.

—Por favor, no me mates, —suplica Suk y me cuesta mucho no reírme.

—Vuelve a ponerle la mordaza en la boca...

—No, —él suplica.

Estoy a punto de dispararle al hijo de puta, pero luego dice: —Sé dónde está el cuchillo.

Me congelo al escuchar su declaración.

Jennie me mira, pero estoy demasiado ocupada mirando a mi padre.

Es rápido, pero noto que su mano se aprieta mientras sus ojos se entrecierran brevemente hacía su hermano.

—¿Dónde?

Te Odio. [Jenlisa g!p]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora