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Jennie pov.

Después de aplicar un poco de delineador de ojos, doy un paso atrás y me examino en el espejo.

Nunca llevo tanto maquillaje, excepto en el trabajo.

Paso la mano por el ajustado corsé negro que he combinado con unos pantalones aún más ajustados. Y definitivamente nunca me visto así, qué es exactamente por lo que elegí.

Esta noche, tengo que divertirme.

Me estudio durante otro largo rato antes de decidir que a mi cabello le vendrían bien unos rizos y volumen, lástima que haya dejado el rizador en el trabajo.

Afortunadamente, mi madre tiene casi todos los productos de belleza conocidos. -Mamá -digo al salir de mi habitación-, ¿me prestas tu rizador? -No hay respuesta.

Sofocando mi resoplido de fastidio porque Traci y Staci llegarán en media hora a recogerme, bajo las escaleras a toda prisa en busca de ella.

-Mamá.

Cuando sigo oyendo grillos, entro en el salón y me acerco a la gran ventana que da a la entrada, su auto sigue estacionado, así que obviamente está en casa.

Vuelvo a subir a mi habitación cuando paso por el cuarto de baño y oigo la ducha abierta. Como tengo prisa, llamo rápidamente a la puerta antes de entrar.

-Siento molestarle, es que...

Mi frase se atasca en mi garganta cuando me doy cuenta de que no es mi madre la que está de pie en el vapor.

Es Lisa.

Estoy a punto de salir, pero es demasiado tarde, ya se ha enrollado una toalla alrededor de la cintura y se acerca a mí como un animal que se acerca a su presa.

Retrocedo rápidamente y me doy la vuelta. -¿Cuál es tu problema?

Mi mano ya está en el pomo de la puerta cuando Lisa extiende su brazo por encima de mi cabeza y la cierra de golpe, atrapándome.

Su cálido aliento me hace cosquillas en el lateral del cuello cuando dice:

-Pareces una puta.

Que se joda.

Sé que sólo lo dice para meterse en mi piel y hacerme sentir como una mierda, porque eso es lo que hacen las matonas.

Me doy la vuelta para mirarla. -No, no lo hago.

Apoya sus brazos a ambos lados de mi cabeza, enjaulándome. -Tienes razón. -Una sonrisa de suficiencia curva sus labios-. Las putas son atractivas... tú no lo eres.

Es obvio que quiere una reacción mía, pero me niego a dársela.

-¿Se supone que eso debe herir mis sentimientos? -Me río, pero no hay ni una pizca de humor-. ¿Debo salir corriendo a llorar ahora porque una idiota despreciable como tú me considera fea? -Le toco el pecho desnudo y húmedo con el dedo.-. Lo siento, pero...

Las palabras mueren en mi garganta cuando siento la cresta de su polla clavarse en mi estómago, dura y exigente. Puede negarlo todo lo que quiera, pero el cuerpo no miente, puede que Lisa me odie tanto como yo a ella... pero también me desea. Y ese conocimiento me llena de una dosis casi letal de satisfacción.

Es mi turno de sonreír. -Es curioso, desde luego, no parece que me encuentres poco atractiva.

La forma cruel en que se tuerce su rostro deja claro que estoy provocando a la bestia. Para mi sorpresa, no discute conmigo, lo que hace después es mucho peor.

Mis pulmones se congelan cuando la punta de su dedo recorre la columna de mi cuello, el movimiento es suave pero calculado. Trago saliva cuando recorre la parte superior de mis pechos, que están elevados gracias al sujetador push-up sin tirantes que llevo bajo el corsé.

Te Odio. [Jenlisa g!p]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora