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Jennie pov. 

—Mamá —grita una voz grave, despertándome.

Abro los ojos y miro hacia un techo que no me resulta familiar, de repente me doy cuenta de que no estoy en mi habitación.

Y no estoy sola.

Mi cerebro late contra mi cráneo, como un martillo que golpea una pared.

Me sobresalto cuando veo mi entorno y me doy cuenta de que estoy en el sótano.

¿Qué...?

El horror me recorre los huesos cuando me doy cuenta de que estoy en la cama de Lisa.

A pesar de la migraña infernal y del cansancio que me azota, me levanto del colchón. —¿Qué demonios está pasando?

El susto me arraiga al lugar cuando miro hacia abajo y veo que no llevo nada más que una camiseta negra.

Una que huele igual que ella.

—Cierra la boca —gruñe la voz rasposa de Lisa desde debajo de las sábanas. ¿Lo dice en serio?

Me acerco a su lado de la cama, arranco la almohada sobre la que está durmiendo y la golpeo con ella. —¿Por qué estoy en tu habitación, idiota?

Se le escapa un rugido irritado mientras se da la vuelta, y si las miradas pudieran matar ya no tendría pulso. —Porque es donde te puse.

Con eso, me arrebata la almohada de las manos y se da la vuelta como si no fuera gran cosa.

¿Dónde me puso? ¿Qué diablos significa eso?

Le toco la espalda con el dedo. —Lisa.

—Vete —me dice.

Lo pincho más fuerte. —Necesito respuestas.

Golpea el colchón con el puño. —Y yo necesito dormir.

Poniendo los ojos en blanco, desvío la mirada hacia el despertador de la mesita de noche. —No, no lo necesitas, son las dos...

Mierda. 

Son las dos de la tarde, nunca duermo hasta tan tarde.

Vuelvo a arrebatarle la almohada.

—Maldita sea —gruñe, sentándose en la cama—. ¿Por qué carajo estás extra molesta hoy?

—Vaya, no lo sé —empiezo—. Quizá porque me he despertado en tu cama con tu camiseta y no tengo ni idea de cómo he llegado aquí.

Con un resoplido, busca sus cigarrillos en la mesita de noche y se lleva uno a la boca. — ¿En serio no recuerdas nada de anoche?

Me envuelvo con los brazos y sacudo la cabeza. —No. Quiero decir, sé que fui a una fiesta con Traci y Staci, pero después de eso...

—Después de eso, ¿qué? —incita, acercando un encendedor a la punta de su cigarrillo.

—Todo está como borroso, y luego se queda en blanco.

Como si hubiera un fallo en mi memoria.

No tengo ni idea de qué hacer con la mirada en su cara.

Doy un paso atrás, esperando que no haya pasado lo peor. —Por favor, dime que no hemos dormido juntas.

Sé que la gente hace cosas estúpidas cuando bebe, pero nunca pensé que yo sería una de ellas. Mis peores temores se confirman cuando Lisa se ríe cruelmente en voz baja.

Puedo sentir cada gota de sangre filtrarse de mi rostro. —Oh, Dios mío.

—Técnicamente, sí nos acostamos —afirma entre una nube de humo—. Pero no follé contigo. —Se ríe—. No podrías pagarme lo suficiente para hacer eso.

Te Odio. [Jenlisa g!p]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora