08

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Jennie pov. 

Me sobresalto cuando llaman a la puerta de mi habitación.

Es domingo por la noche y he evitado a Lisa todo el fin de semana, no es que haya sido tan difícil teniendo en cuenta que ninguna de las dos se esfuerza por hablar con la otra.

—Entra —murmuro, mirando mi libro de matemáticas.

La Sra. Larsen nos ha puesto un montón de deberes este fin de semana, y yo no he hecho ni una pizca.

La puerta se abre y mi madre asoma la cabeza. —La cena estará lista en diez minutos.

—Tengo muchos deberes que terminar, guárdame un plato.

O no. De cualquier manera, no me importa.

Ella frunce el ceño. —Kael quiere que cenemos todos juntos como una familia, ya lo sabes.

La molestia me invade, no tengo ningún interés en hacer el papel de hijastra cariñosa. —Dile a Kael que se puede ir a la mierda.

Ella cierra los ojos. —Jennie.

No sé qué me hace ceder, tal vez sea la forma desamparada en que dice mi nombre, o la forma que muerde su labio inferior entre los dientes.

—¿Qué pasa, mamá?

Sus ojos se abren de par en par. —Nada. ¿Qué te hace preguntar eso?

—No lo sé —digo, cerrando mi libro de texto—. Tal vez porque de repente estás actuando como una especie de esposa de Stepford y como si te importara una mierda ser una madre decente.

Mira alrededor del pasillo vacío, como si temiera que alguien pudiera escuchar las siguientes palabras que salen de su boca.

—Mamá...

Pulsa el botón de la aspiradora y el brusco zumbido me interrumpe. Antes de que pueda seguir preguntándole, se acerca a mi cama.

—Los padres de la difunta esposa de Kael tenían mucho dinero antes de morir, dinero que Kael y su hija heredaron después de que ella muriera. —Ella enmarca mi rostro con sus manos—. Ese dinero puede servirnos para toda la vida, cariño. Sólo necesitamos...

Me alejo de su contacto. —No voy a hacer nada.

Dios, me pone enferma.

Sinceramente, debería haberlo sabido, siempre es lo mismo con ella, usar a los hombres por dinero.

—No me mires así —sisea—. Sabes lo difíciles que han sido las cosas desde que tu padre murió. —Sí, lo suficientemente duras que no tuve otra opción que convertirme en una stripper.

Lo cual sigue siendo mucho más noble que lo que ella está haciendo.

—Jennie...

Sacudo la cabeza. —No.

No tengo ningún interés en conspirar con ella como si fuéramos Thelma y Louise. En lo que a mí respecta, está por su cuenta.

—Por favor —suplica, con el labio inferior temblando— hazlo por mí.

Tengo en la punta de la lengua preguntarle qué ha hecho por mí, sin embargo, la culpa me punza el pecho. Porque, me guste o no, la mujer sigue siendo mi madre. 

Hago un ovillo con las manos, odiando la posición en la que me pone.

—Bien —concedo—. Bajaré a cenar, pero eso es todo. No quiero participar en lo que sea que estés tratando de hacer.

—Gracias —dice, acercándose a la aspiradora para apagarla—. Hice el favorito de Kael: pastel de carne y puré de patatas.

Por supuesto que sí.

Te Odio. [Jenlisa g!p]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora