Jennie pov.
—¿Bigotes?
La fiesta comienza en una hora y necesito alimentarla antes de que empiece a llegar la gente. Sin embargo, no está en su manta como normalmente.
Resoplando, me acerco a la cama de Lisa. Se ha vuelto más descarada, así que tal vez haya ido hasta allí.
Solo espero que no le haya dejado ningún regalo en el colchón o almohada porque entonces nunca me enteraré del final.
Cuando está claro que ella no se acurrucó en su cama, decido mirar debajo. —Vamos cariño. ¿Dónde estás?
Me arrodillo y extiendo el brazo todo lo que puedo, con la esperanza de sentir algún pelaje, pero no hay nada.
No hay mucho espacio entre la estructura y el suelo, pero sigue siendo pequeña.
Tal vez esté atrapada en un rincón ahí abajo.
Usando la linterna de mi teléfono, busco debajo de la cama, lo único que encuentro son telarañas y pelusa.
Estoy a punto de levantarme y buscar en otra parte, pero algo brillante me llama la atención.
Acercándome, agarro el objeto con mis dedos.
Se me enfría la sangre al tomar el collar de cristal de Swarovski con forma de bastón de caramelo.
El mismo collar que siempre usaba Candi Kane.
Los latidos de mi corazón retumban en mis oídos mientras lo miro.
¿Por qué tendría esto?
Cierro los ojos y respiro profundamente, mi cerebro sabe la verdad, pero el órgano en mi pecho sigue tratando de buscar una escapatoria.
La habitación se vuelve borrosa mientras mi mente intenta juntar las piezas... pero falla.
Me sobresalto cuando escucho que la puerta se abre y Lisa entra.
Mi expresión debe delatarme porque me mira con recelo.
—Yo...
Sostengo el collar. —¿Por qué tienes esto? —Rápidamente me pongo de pie—. ¿Por qué diablos tienes su collar, Lisa?
Su mandíbula se aprieta y da un paso más cerca, se siente como una eternidad antes de que hable.
—¿Por qué crees que lo tengo?
Se me cae el estómago.
No seas idiota, Jennie. Solo hay una razón por la que lo tendría.
Me muevo, pero ella también, es como un terrible juego de Simón dice.
Abro la boca, pero no me salen las palabras, siento que me estoy ahogando con ellas.
Mis palmas sudan y todo a mí alrededor comienza a girar.
—¿La mataste? —gruño después de que pasa otro minuto.
Siento que me voy a desmayar mientras espero a que responda.
Espero que lo niegue,.quiero que lo niegue. Sin embargo, las siguientes palabras que salen de su boca solo me dejan más en conflicto.
—¿Qué piensas?
Esa es una pregunta complicada.
Sé lo que debería pensar.
Sé a qué apunta la evidencia.
Conozco su pasado.
Sé lo que me está diciendo mi mente.
Simplemente no quiero creerlo.
Quiero aferrarme al odio que siento por ella, porque ahí es cuando confío en mis instintos y mantengo la guardia alta.
Y algo me dice que esa es la única forma en que voy a sobrevivir estos próximos meses.
Aparto la mirada. —¿Dónde está Bigotes?
Dando un paso atrás, se encoge de hombros. —Ni idea.
—¿Qué quieres decir con que no tienes idea? Nadie más se queda aquí abajo con ella.
Agarra los cigarrillos de la mesita de noche. —No sé dónde está tu estúpido gato, ¿de acuerdo? Ahora vete a la mierda.
Aprieto mis manos hasta que se convierten en puños. —¿Dónde está Bigotes, Lisa?
Es imposible que no lo sepa, es la única que siempre está aquí con ella.
Enciende su cigarrillo, da una calada y procede a soplar el humo en mi rostro. —La perra se estaba quedando más allá de su bienvenida, algo así como alguien más que conozco. —Sus labios se curvan en una sonrisa amenazadora—. Pero creo que entendió la indirecta cuando dejé la puerta abierta antes de salir.
Es como si me clavara un cuchillo en el corazón, sabe lo mucho que me importa ella.
Entonces, por supuesto, usaría eso para lastimarme.
Porque eso es lo que hace.
A cada recompensa le sigue un castigo mucho más severo.
Me acerco y le escupo en la cara. —Te odio.
Pasa el pulgar por la mancha húmeda de la mandíbula y se lo lleva a la boca. —No te preocupes, estoy segura de que volverá. —Sus ojos se agudizan mientras pronuncia sus siguientes palabras—. Los vagabundos siempre lo hacen.
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Te Odio. [Jenlisa g!p]
FanfictionSoy el susurro en la oscuridad que no puedes ignorar. La matona de la que no puedes huir. Soy la atormentadora que hace de tu vida un infierno. La villana que te encanta odiar. Soy la hermanastra cruel que duerme en la habitación de al lado. La que...