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Lisa pov.

-¿Tuviste una buena siesta?

La confusión empaña el rostro de Ken Ruckman cuando abre los ojos y mira alrededor del campo de fútbol vacío.

Intenta moverse, pero no llega muy lejos, dado que está esposado al marcador.

-¿Qué mierda? -Lucha contra las esposas, pero todavía está fuera de sí, así que no tiene mucha fuerza para realizar los movimientos-. ¿Qué demonios estás haciendo, friki?

Recogiendo el bastón de policía de mi padre, golpeo la punta contra mi palma abierta. -Me gusta llamarlo: darte a probar tu propia medicina.

La somnolencia provocada por la torazina que le eché en la botella de agua antes de que acabaran las clases hace que sus palabras sean ininteligibles.

He pensado en darle un roofie como hicieron con Jennie, pero quiero que recuerde cada momento de esto.

-¿De qué estás hablando?

Deteniendo mis movimientos, inspecciono el bastón. -He oído que te has divertido un poco con mi hermanastra este fin de semana.

Él resopla. -Más bien se divirtió un poco conmigo, si sabes lo que quiero decir...

Le golpeo un lado de la cara con el bastón y sonrío cuando veo que le sale un chorro de sangre de la boca.

-¿Por qué te importa? -Escupe, sus rasgos se retuercen de dolor-. Todo el mundo sabe que odias a Jennie. Diablos, en todo caso, te hice un favor, friki.

Inclinándome, me acerco a su cara. -No necesito tus favores.

La confusión vuelve a aparecer en su cara. -De acuerdo, tomo nota. Sigo sin entender por qué la defiendes.

Le golpeo la otra mejilla con la palma de la mano abierta, porque alguien como él no se merece mis puños. -He oído que has entrado en Notre Dame.

Enarca una ceja. -Sí... sí, lo hice. Pero, ¿qué demonios tiene que ver eso con todo esto?

Un aullido estridente corta el aire cuando lo golpeo con el bastón la rodilla derecha, disfrutando del crujido que produce.

-Felicidades, hombre. Es una pena que no vayas a jugar al fútbol con ellos.

O cualquier otro.

Un temblor recorre su gran cuerpo. -Lo siento, Lisa. ¿Es eso lo que quieres oír?

No.

Es demasiado tarde para disculparse.

Lo hecho, hecho está.

-Por favor -suplica cuando vuelvo a levantar el bastón por encima de mi cabeza-. Haré todo lo que quieras, Lisa, cualquier cosa.

Hago una pausa, decidiendo divertirme un poco con él. -¿Lo que sea?

Asiente con énfasis. -Lo que sea, mujer. Pero no acabes con mi carrera por una zorra que no nos gusta a ninguno de los dos.

Suspiré. -Quiero decir, estarás fuera del campo durante un tiempo, a pesar de que sólo te he golpeado una vez en la rodilla derecha, así que hay muchas posibilidades de que te recuperes por completo.

Respira aliviado. -Sí.

-Pero ya que te ofreces a darme lo que quiera... probablemente debería aceptarlo, ¿eh? -Me coloco entre sus piernas y me acaricio la barbilla-. Decisiones, decisiones.

Traga grueso. -Sea lo que sea, lo haré. -Comienza a recitar una serie de sugerencias-. ¿Necesitas que me folle a alguien por ti? Lo haré. ¿Quieres que te lave el jeep? Lo haré. ¿Invitarte a comer todos los días durante el resto del año? Lo tienes, hermana. Diablos, incluso te frotaré los pies...

Te Odio. [Jenlisa g!p]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora