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Jennie pov. 

Apoyada en la cabecera, Lisa se lleva un cigarrillo a los labios y lo enciende, para un hábito tan terrible y repugnante, seguro que la hace lucir sexy.

Por otra parte, todavía estoy en un estado de euforia post-coital de nuestra segunda ronda poco después de llegar a casa.

Desafortunadamente, no dura mucho porque una imagen del collar de Candi se infiltra en mi mente.

—¿Por qué estaba el collar de Candi debajo de tu cama? —Levanto una mano—. Te creo cuando dices que no la mataste, me pregunto por qué... ya sabes.

Sus cejas se fruncen y una corriente de humo sale de su boca. 

—¿Estás segura de que realmente quieres la respuesta a eso?

Parpadeo, sin comprender. —Por supuesto que sí. ¿Por qué no...?

Dejo de hablar cuando me doy cuenta.

Maldita sea.

—Tuviste sexo con ella.

Se encoge de hombros como si no fuera gran cosa.

Disgustada, busco mi bolsa de dinero, después del incidente en el jeep, volví al club a recoger mis cosas. Por supuesto, Lisa me siguió como un sabueso rastreando un olor.

Afortunadamente, Heather y Violet trabajaron esta noche, así que lo mantuvieron seguro para mí.

Lisa da otra calada a su cigarrillo, estudiándome con atención. —Estas molesta.

Dejo el contenido de la bolsa en su cama para poder contar el dinero que gané. —¿Molesta porque mi novia es una puta?

Sí, lo estoy.

Me da una sonrisa de lobuna. —La última vez que lo comprobé, te beneficiaste de mis costumbres de puta. —La sonrisa desaparece de su cara y su expresión se vuelve seria—. Jennie.

Levanto un dedo para poder terminar de contar los billetes de cien dólares del montón. Sin embargo, no espera.

—Yo no tengo novias.

Mi corazón late con fuerza, duro y dolorido porque sus palabras escuecen. 

Tal vez me precipité antes al llamarla mi novia, pero supuse que finalmente ya habíamos superado el punto de los juegos y era un hecho.

Quiero decir, sí, ella también es mi hermanastra y eso sin duda hará las cosas incómodas, pero...

Cierro los ojos cuando me doy cuenta. 

Una vez más, me encuentro en una relación con alguien que nunca podrá ser realmente mía.

—Pero no tienes ningún problema en convertirme en tu pequeño y sucio secreto, ¿eh?

Como Suk.

Dios, soy tan idiota.

Pero al menos sé exactamente dónde estamos ahora.

O, mejor dicho, donde estábamos… porque no volveré a ser la opción encubierta de nadie.

Merezco ser una prioridad, maldita sea.

Que me besen y me reclamen delante de todos, soy digna de algo más que las sobras que me ofrece.

—Creo que deberíamos ser solo amigas.

Un destello de alivio cruza su cara. —Correcto, amigas que follan.

Se necesita todo en mí para no golpearla. —No... solamente amigas, nada de follar.

Te Odio. [Jenlisa g!p]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora