40 y c i n c o

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Valentina

—¿La pulenta te va a venir a buscar ese loco del Damián? —me pregunta la Cata, aferrándose a las cadenas del columpio con los ojos entero abiertos incrédula de lo que le acabo de decir. Ella pega un gritito emocionada—. Conchetumare. ¿Me veo bien? —Se acomoda su enmarañao pelo y después sonríe encantadoramente.

—Que so' weona. Siempre te veí bien. —La halago mientras que con mis piez apegados al suelo hago leves inclinaciones en el columpio en el que estoy sentada—. Se supone que en quince minutos va a estar acá. ¿Yo me veo bien?

La Cata me ve de pies a cabeza y me asiente con la cabeza, poniendo una cara exageradamente coqueta de webeo. 

—Por ti me hago lela —Hace gestos con sus manos para enfatizar cada palabra de lo que dice.

—¿Oye y no te tinca ir? Podríai llevar al Mauri. —Le digo la idea que se me acaba de ocurrir sin segundas intenciones.

Le nombré al Mauri sólo pa' que se motive a ir y sepa que aparte de mí igual tendrá otro conocido.

Igual la weona patua que soy. Ni siquiera he preguntado si puedo a invitar a alguien más.

—No me nombrís a ese weón. Peleamos la otra vez. —Chasquea los dedos, entera chora y con cara de amurrá.

Abro los ojos como platos. Qué chucha. No sabía que estos dos pelmazos hablaban. La Cata nunca me contó que seguían hablando, por el contrario, recuerdo que después del carrete me dijo que ni siquiera se pescaban... ni por chat. La media volá.

Igual me la devolvió con la misma moneda. Yo me tardé en contarle mi situación con el Damián y recién después de semanas se enteró de lo que estaba pasanda. Así que supongo que esto de no saber lo que se traía la Cata y el Mauri entre ambos era mi karma. 

—Yaaa, qué weá. Actualízame de esta weá por favor. —Giro mi cuello como la Exorcista en dirección a la Cata pa' poner full atención a este cahuín.

—Hermana, si no hay na' que contar. —Mira fijamente la arenilla que hay debajo de los columpios en donde estábamos sentadas—. Estábamos hablando piola y este weón se puso pesao' no más. La típica. Todos los minos son así. No sé por qué pensé que este loco sería distinto si desde que me conoce me tira la onda entero carepalo. Demás que es igual con otras minas.

—Aah, Mauri culiao. Ya me lo voy a pescar a coscoñazos. Qué se cree con hacerle daño a mi chanchita —Le hago cariño en la punta de la cabeza como si fuera mi mascota y esta weona me mira como el hoyo—. Ya, weona, sorry.

—Demás que me vuelve a hablar sí... —Apoya su cabeza en las cadenas que sostienen el columpio, pero mi cabra seguía con un pequeño puchero en su rostro—. Igual a la próxima te apaño a algún vacile pu. 

—Ya po' bebé. Me alegra escuchar eso. Tú nunca tenís el ánimo pa' salir a carretiar.

—Es que no me gusta tanto tanto carretear po. A mí me gusta más ir a una placita a cualquier hora del día, tomar sus chelitas, su pitito y era. Aparte igual mis papás me pakean pa' salir a vacilar pu. Vo' cachai. —Se iergue y se muestra más piola.

—Sí po si vo erí más hippie que Bob Marley. 

—Oye weona. En todo caso te veís muy linda hoy. La legal. —Me lo dice súper seria, hasta su tono de voz se nota que cambió—. Me gusta caleta que te saquís provecho y hagas outfit no repetitivos. Te veí mamasita.

La Cata hace que me sonroje.

Igual hoy le puse más empeño a la weá. Me pusé unos pantalones de ecocuero que mi mamá ya no usa así que me los puse yop. Son ajustaditos así que se me ve la media raja. Me puse una polera negra corta junto con una casaca corta puffer del mismo color. Unos zapatos con plataforma. Me alisé bien el cabello no más mierda y me eché harto perfume. Me puse las medias argollas plateadas con una cadenita finita del mismo color en mi cuello y me maquillé bien piola. 

volao culiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora