Valentina
Abro la puerta de la Fuente Nacional y suena una weá que estaba colgando detrás de la puerta. No había nadie más que nosotros dos, y, obviamente, la mujer que atendía.
—¿En qué les puedo ayudar? —La mujer se entusiasma, colocando sus manos sobre la mesilla blanca que dividía el lugar de la zona de la cocina y de las mesas para comer.
—¿Qué vai a querer tú? —Saco las manos de mis bolsillos y miro al Damián, quien estaba leyendo con sumo detalle el cartel con todas las comidas y su respectivo precio que vendía este local.
—Unas salchipapas medianas... y una coca cola, por favor. —dice finalmente—. ¿Y tú?
—Un completo italiano sin tomate, porfis. Y un tecito. —Me dirijo a la señora.
—Ya, ya, ya. En quince minutos aproximadamente estará listo. ¿Es para llevar? —pregunta nuevamente.
—No. Para servir. —me apuro en responder y la señora, asintiendo con la cabeza, comienza a cocinar.
En completo silencio, me acerco a una de las cuatro mesas que estaban a nuestro lado y me siento en la más lejana a la cocina. El Damián se sienta enfrente de mí y noto cómo él coloca su celu en silencio y lo guarda en su banano. La bici está afuera, pero como las puertas del local son de cristal yo podía vigilarlo para que nadie se lo robe.
—Mañana despertarás hinchado —digo, después de largos minutos sin hablar.
Él levanta una ceja, sin entender a lo que me refería.
—La Coca Cola hincha —explico—. Te hubieses pedido un tecito.
—Tengo wata de acero. Nada me hincha. —Él webea y se remueve en el asiento, riéndose.
—A mí me gusta mucho el té. De hecho, tengo tés de muchos sabores... de jazmín, de limón con jengibre, de manzana, de maqui, de arándano, de limón solito, de menta, de frutos rojos, té verde, té negro y esos. Siempre tomo té. —Me voy en la volá hablando.
Observo al Damián quien, entretenido, me estaba escuchando con mucha atención. Él no dijo nada al respecto, simplemente extendió sus labios hasta formar una sonrisa con los ojitos chinitos, examinándome y analizándome.
—No me mirís así po, que me siento terrible aweoná. —Levanto un poco los hombros y agarro el tarro con ketchup, colocándome un poquito de ketchup en la punta de mi dedo índice pa después comer la salsita para matar el bajón mientras tanto.
—Pero es que te fuiste en la media nota hablando de tés. —Se ríe suavecito y muestra sus dientecitos, mordiéndose el labio para después quitarme el tarro con ketchup—. Haciendo esto sí parecís weona —dice, refiriéndose a que me estoy lengüeteando el dedo con la salsita—. ¿No te gusta el tomate?
—Nop. Por eso pedí mi completo sin tomate.
—Pero te gusta el ketchup... —Levanta una ceja, con una sonrisa divertida.
—Sí. ¿Acaso no me puede gustar? —Me pongo a la defensiva pero en forma de leseo.
—Erís rara. —Termina por decir, y esta vez él empieza a comerse el ketchup echándose en su dedito—. Yo prefiero la mostaza síp. Es más ñami.
![](https://img.wattpad.com/cover/204163026-288-k9879.jpg)
ESTÁS LEYENDO
volao culiao
Fiksi RemajaDe cómo la Vale le ayuda a vender mota al Damián, un weón drogo con polola.