treinta y oxo

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Damián

—¿De verdad no querís bailar? —La Ingrid me aprieta las mejillas por milésima vez dentro de la noche, que ya está comenzando a ser cargante—. Por favor, bailemos.

—No quiero, me da paja. —le digo y se nota que le molestó mi comentario—. Las cabras están vacilándola terrible prendidas, anda con ellas.

—¿Pa' qué viniste si no querís bailar?

—Pa' tomar. —Ella me levanta una ceja—. Weón, la promo de pisco cuesta como seis lucas, y aquí venden el vaso de piscola a luca. Con cuatro vasos quedo curao'. Sale económico.

—Erí entero fome.

La Ingrid finalmente se despega de mí y un poco molesta se acerca a las chiquillas.

El local era grande, pero medio rústico igual. El Dj estaba en el segundo piso, y la música sonaba terrible fuerte. De repente entraba un vientecito que hacía que todo se enfriara, y de repente se escuchaba la música tech de afuera. Pero ni tanto. Era piola como pa no distraerse entre el reggaeton y el techno.

El Nico ni siquiera se había vuelto a aparecer por estos lados. Y me sorprende que esté con la Vale.

En volá se están comiendo en este instante, pero ni siquiera me di cuenta pa 'onde se fueron.

Le eché una mirá a las cabras, quien estaban dándolo todo en una esquina del lugar. Las canciones de J Balvin sonaban terrible cuático, pero tampoco me colapsaba la cabeza.

Me fui a pedir una piscola, justo en la misma zona en donde el Nico con la Vale se habían apoyado. La pedí con negra pero le pedí a la mina que me echara poco pisco.

Igual habían hartas minas minas, que incluso sería capaz de invitarlas a bailar si hubiese estado soltero, pero nada me motivaba por completo. Era como una idea al aire que tenía.

Todas usando la misma ropa. Jeans blancos, chaqueta de mezclilla y poleras cortas negras, con su pelo con mechas rubias y zapatos altos. Una que otra tenía jeans negros, pero nada salía de lo común.

La única que tenía un aire distinto era la Vale.

Por instinto, la busqué con la mirada hacia mi lado derecho. Quien justamente estaba ahí. Bailando terrible apegá al Nico. Se estaban cagando de la risa y se notaban que la estaban pasando bien.

Su pelo estaba muy revuelto, parecía weona así, pero de esas weonas lindas sí po. Con unos jeans milicos grises tiraos pa blanco, una polera corta y sin mangas de color rojo, unos zapatos negros y unos aros dorados. Estaba mostrando su estilo. Y el Nico se la estaba ganando.

Cambiaron las volás del J Balvin por unas weás del Danny Ocean. Igual tenía buenos temas.

—¿Qué estái viendo? —La Kio me asusta y cacha al toque a quién estaba mirando—. ¿A la Vale?

—Al Nico. —La corrijo—. No había cachado que era la Vale.

—Ah. —Se convence de mi respuesta—. Siento que la estái pasando fome.

—¿Por qué no volvís con las cabras mejor? —pregunté, pa' que se pegara la cachá que estoy en mi volá.

La Kio me mira un poco confundida, hasta que después se sorprende y me dice.

—Chucha.

—¿Qué?

—El Nico y la Vale. —Me hace un movimiento de cejas pa' mirar atrás de mí.

Frunciendo el ceño, me doy vuelta pa' cachar qué onda y me doy cuenta de la weá.

El Nico se estaba tragando a la Undurraga.

volao culiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora