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Valentina

Me la pienso dos, tres, cuatro, cinco mil vez en si es buena idea dejar de seguir al Damián y bloquearlo de WhatsApp. He estado sapeando su perfil de hace como tres horas, exactamente desde que llegué a mi casa. Mis dedos flotaban por el botón Siguiendo pensando y cuestionándome si me iba a arrepentir de hacer esto, pero las ganas de alejarme de ese grupo eran más grandes que las ganas de acercarme más al Damián. Quiero evitar los atados a toda costa, y no sé cómo actuar después de lo que vi anoche por sapa. Esa imagen culiá no se me quita de la mente. No es que me haya impactado así brígido, pero no sé cómo mirar al Damián luego de cachar que su mina lo estaba cagando con su mejor amigo. Sé que lo correcto es contarle lo que vi, pero me agobia pensar en los problemas que eso puede traer.

Le conté a la Cata todo. Ella me dijo que era buena idea hacer tipo una cuenta fake y por ahí decirle entero cortante "Oye, tu mina te está cagando con em Nicolás", sin dar detalles ni ninguna weá, pero me da pena pensar que el Damián se pondrá entero triste.

Lo más raro de toa esta weá, es que Nicolás se comenzó a acercar anoche a la Ingrid después de que el Benja me haya comenzado a hacer preguntas sobre el Damián y yo. Como si el Nico estuviera buscando alguna justificación pa ser chueco con el Damián y meterse con la Ingrid.

Finalmente y después de muuucho rodeo, dejo de seguir a todos, incluyendo al Damián. Y lo bloqueo de WhatsApp.

En el fondo de mí pensé que había probabilidad de conocer mejor al Dami, pero ya era.


Sebastián se paseó por todo el patio vendiendo weás de Fruna. Andaba entero motivao y por lo que caché se hizo cualquier plata. En el liceo andan todos cagados de hambre así que le compraban caleta. Pa ganar clientela, el weón batía bien la lengua pa engatusar a las minas con sus encantos, y buta que le salía bien.

—¡Oye, weón! —La Cata le grita al Seba y el Seba altoque se gira pa nosotras—. Y mira el weón. Sí sabe que es weón —Se ríe y le hace un gesto con la mano para que se acerque.

Seba trotando llega a nosotras.

—¿A cuánto me dejai dos tortazos y un coyac?

—Ochocientos pesos, mi reina.

—¿Por qué tan carero, weón? Si es de Fruna no más. —La Cata alega, mientras saca las monedas de su monedero de Hello Kitty.

—Los tortazos los vendo a $350 y el coyac a $100 po. Ta bien el precio.

—Aónde la viste, lanza.

—Si querís comprái.

Uish —La Cata le pasa las monedas y el Seba le entrega los dos tortazos y un coyac—. Gracias.

—Pa' eso estamos —Seba le guiña un ojo y me mira, incómodo pero manteniendo su postura relax—. ¿Cómo hai estado, Vale?

De a poco he cachado como la amistad con el Seba se ha ido disipando. Definitivamente el hecho de que el Seba me haya cateteado por mucho tiempo fue una causa de nuestra lejanía; si él no fuera tan terco pa sus cosas quizás las cosas no se hubiesen desestabilizado tanto. Pero pucha, siento que el Seba es tan la raja y no lo valoro lo suficiente como persona. En volá es buena idea invitarlo a comer algo después de clases y conversar todo.

volao culiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora