40 y 7

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Damián

Tengo la confianza pa intrusear en la casa de mi amiga, así que mientras todos siguen durmiendo, me levanté del sillón cama donde dormimos la Ingrid y yo para bajar las escaleras e ir a prepararme un milo.

Mientras hiervo agua y echo dos cucharadas y media a la taza, me aseguro de no hacer tanto ruido pa que el Kevin no se despierte, quien está raja en el sillón del living to destapao. Igual se curó harto anoche; yo creo que se soponció todo.

Era entero temprano en todo caso, pero las cabras hacen cualquier ruido pa dormir, por lo que prácticamente no dormí ni una weá. Intenté abrazar a la Ingrid pa conciliar el sueño, pero no pude. Más encima la Ingrid estaba tan cansá que prefirió estar durmiendo casi que con medio cuerpo fuera. Me tinca que tenía tanto tuto que sólo se tiró al sofá cama y durmió a la primera pose que llegó.

No me abrazó en toda la noche, pero la entiendo. También estaba con soponcio de tanto tomar. Aparte que igual el vino blanco causa que se suba la temperatura corporal. E incluso tomó tanto que tenía los labios hinchados.

Echo el agua hervida a la taza y revuelvo el milo al mismo tiempo y me voy a sentar a las patas del sillón donde ta mi pana, que de a poco se fue despertando. Se removió, puso su brazo detrás de su cuello y a duras penas pudo abrir los ojos pa ver que era yo y saludarme.

—Wena, bro.

—¿Querís un milo? —le propongo y seguidamente le doy un sorbo.

—No, hermano. Ando con la guata revuelta. Y con dolor de cabeza igual. —Ladea la cabeza junto con sus palabras y vuelve a cerrar los ojos.

—La cañita.

—Sí. Yo creo que me iré pa la casa. ¿Me acompañai al paradero y nos vamos juntos?

—No, bro. Me iré con la Vale cuando ella se despierte.

Ni siquiera quise dar explicaciones de más. Me abstuve a contestar solamente eso. Si total le prometí que nos íbamos a ir juntos hoy.

Me da latita la Vale. O sea, a todos nos cae de pana, pero siento que no se siente bien incluida. Y creo que en parte es responsabilidad mía.

—Ah, la Vale... —Kevin expresa entre un laargo respiro levantando ligeramente sus cejas—. Verdá que llegaron juntos. Se me había olvidado.

No le digo nada.

—¿Desde cuándo son amigos? —Kevin pregunta al notar que yo estaba en mi volá pensando y tomando milo.

¿Desde cuándo somos amigos? me pregunto yo también. No sé si deba decir que hay una amistad, o sea sí que hay confianza y buena onda, pero es extraño igual. Si afirmo que somos "panas", asumirán que hablamos y nos juntamos seguido, y no quiero que piensen volás raras. Aunque no me puedo hacer weón... con la Vale sí hay una volá rara.

—Nos llevamos piola no más. La invité porque dejé la zorra en su casa cuando peleé con el Joaco Alvial y sentía que le debía compensar eso.

—En todo caso, Dami, ¿Por qué peleaste con el Joaquín? Si se supone que es pana.

Kevin es un loco entero de confianza. Sé que si le cuento la verdad de la historia —y eso incluiría contar mi cercanía con la Valentina— nada saldrá de su boca. En volá hasta me aconsejaría. Aun así, quiero dejar ese cacho pa mí y no contar de más.

volao culiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora