16. Quinto año: Vacaciones y fiesta de navidad.

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Diciembre llegó y ya se podía sentir el ambiente navideño en el castillo. Los profesores habían estado decorado todo el lugar, armando los árboles de navidad e incluso haciendo muñecos de nieve.

Estábamos en la última semana de clases antes de las vacaciones así que estaba realmente estresada con los deberes, quería terminarlos antes de irme a casa por dos semanas para luego quedarme sin tareas pendientes por hacer.

El lunes tuve que hacer otra tarea en conjunto con James pero por suerte la terminamos ese mismo día, Lorcan pudo desarmar y transformar su caldero, en defensa contra las artes oscuras Fred Weasley tuvo que burlarse de mi y no fui tan rápida esta vez porque me hizo tropezar con un hechizo y caí de trasero al suelo pero fue muy gracioso, Brandon Larke había estado acercándose bastante a Ruby pero no avanzaba mucho, Lorcan y Lysander ya no se juntaban tanto en privado, Alec y Alice iban más que bien en su relación y cada día se vieron más enamorados, Bonnie ya no salía con Jazmín, las escuché discutir en la biblioteca varias veces, Amy Marie y Lorcan volvieron a hablarse de vez en cuando en el gran comedor.

Ya era sábado por la mañana y el expreso partiría a la estación de King's Cross así que me encontré en mi dormitorio junto a las demás chicas para guardar mis cosas en mi baúl luego de haber devuelto todos los libros que había pedido en la biblioteca.

—¿Entonces si irás a casa de Alec en año nuevo?.— preguntó Ruby mientras doblaba su ropa y la ponía en su baúl.

—Según mi padre, si.—asentí guardando mis libros.—¿Tu que harás en navidad, Bonnie?.—pregunté hacia la castaña.

—Iré con mis padres a Estados Unidos para ver a mi hermana, ella está estudiando leyes mágicas ahí y nos dijo que podíamos ir en estas vacaciones navideñas porque le darían vacaciones.—respondió.—¿Ustedes?

—Iré a casa por navidad, en Londres muggle pero luego a casa de Alec.—dijo Ruby cerrando su baúl.

—Yo estaré en casa con mi padre y tal vez vaya a casa de Alec también.—respondí guardando mis últimas cosas.

Cuando ambas terminamos nos despedimos de Bonnie con un abrazo y bajamos a la sala común donde Lorcan y Alec nos esperaban.

—Al fin.—dijo Alec rodando los ojos.

—Cállate, son ustedes los que siempre tardan.—respondió Ruby y los cuatro salimos del cuadro dejando nuestras cosas junto a los demás baúles.

—Aún falta una hora, vayamos al patio.—sugirió Lorcan y los tres asentimos, siguiéndolo hacia el patio.

—Miren, ahí están Alice y Lysander.—dijo Ruby.—Vayamos con ellos.—los cuatro juntos caminamos hacia los dos tejones, quienes estaban sentados en una banca mientras intercambiaban tarjetas de ranas de chocolate.

—Hola.—dijimos al mismo tiempo y nos sentamos junto a ellos.

—Hola.—respondieron ambos mientras guardaban sus tarjetas.

—Alhe ¿podrás ir a casa de Alec?.—me preguntó Alice mientras cerraba su bolso.

—Aún no es muy seguro pero tal vez si.—asentí.

—Espero que puedas.—sonreí ante eso.

—También yo.

Nos sorprendimos al escuchar un ruido desde adentro así que rápidamente los seis nos levantamos y entramos al castillo para poder ver lo que había pasado.

La situación era realmente graciosa, alguien había lanzado bombas fétidas en algunos dormitorios de Gryffindor y Ravenclaw y estos salían corriendo con los cabellos alborotados y oliendo horribles de las salas comunes, entre ellos estaba Jazmín Joane, Amy Marie y Lucas Weentley.

—¿Quién fue?.—la directora McGonagall había aparecido por el pasillo y se veía furiosa, de inmediato las risas de todos dejaron de escucharse.

Sabía quién había sido, desde el otro lado del pasillo James, Fred y Louis sonrían entre ellos. Sonreí también, sonrisa que fue compartida y correspondida por James.

—Las bombas explotaron de la nada profesora.—dijo un chico de Ravenclaw a quien no conocía.

—Los quiero a todos fuera, ustedes vayan a cambiarse antes de que el tren salga y en cuanto averigüe al responsable será castigado severamente.—sin chistar todos obedecimos, jamás me atrevería a desobedecer a la directora McGonagall, y no es porque sea mala, pero asusta cuando está enojada.

Media hora después, el castillo era todo un caos. Estaba lleno de alumnos yendo hacia los carruajes para poder subir al tren. Fui en uno junto a Lorcan, Alec y Ruby.

—Hace mucho frío hoy.—dijo Ruby cubriéndose con su abrigo.

—Por suerte no está nevando.—respondió Lorcan.—¿Recuerdan el año pasado? nos congelamos hasta llegar a la estación.

—No se ustedes pero la próxima vez que vean a esos tontos de James, Louis y Fred les agradeceré por la broma.—dijo Ruby riendo.

—Fue buena.—dijo Lorcan sonriendo de lado.

—¿Vieron a Weentley? parecía que lo habían atacado una manada de centauros.—dijo Alec mientras reía.

—Su olor era peor.—dije con una risa.

—Cierto, olía a orina de duende.—soltó Lorcan.

—¿Cómo sabes a que huele la orina de duende?.— preguntó Ruby dejando de reír y mirándolo haciendo una mueca.

—No querrás saber cómo me enteré.

—Eso es asqueroso Lorcan.

—Tú das asco.

—Por lo menos no experimenté el olor de orina de duende.

—Huele como a Alec.

—Con razón.

Ya en el tren subimos nuestras cosas y nos sentamos en un compartimento vacío a la mitad del tren. Me senté junto a la ventana con Ruby a mi lado, por la ventana se podía ver la nieve que comenzaba a caer lentamente y el castillo de fondo, era una vista muy bonita.

Realmente deseé que el viaje en tren sea eterno o que dure todas las vacaciones de navidad, pero obviamente no fue así. Cuando el tren llegó a la estación ya podía sentir mi estómago ponerse tenso.

—Prometo escribir todo lo que pueda en cartas.—dije abrazando nuevamente a mis amigos.—Y tal vez los regalos les lleguen antes.

—Te extrañaré tanto.—dijo Ruby mientras se soltaba del abrazo.

—También yo.—dije haciendo una mueca y luego abracé a Lorcan ya Alec.—Énvienles saludos a sus padres de mi parte por si no puedo verlos en casa de Alec.—todos asintieron y luego Lysander y Alice aparecieron en el compartimento para despedirse .

—Adiós Alhe, espero verte pronto.—dijo Alice mientras nos abrazábamos, luego ella se despidió de los demás con un abrazo, a excepción de Alec a quien besó.

—Adiós Alice.—sonreí hacia ella y luego abracé a Lysander.—Adiós Lys.

—Adiós Al.—dijo correspondiendo al abrazo.

Cuando bajamos del tren pude ver a mi padre entre la multitud, arrastré mi baúl y caminé hacia el lentamente.

—Hola.—dije.

—Hola.—respondió tomando mis cosas.—Vámonos.—asentí y saludé a mis amigos desde lejos con mi mano antes de caminar a su lado hacia el muro.

Cuando llegamos a casa por medio de una aparición pude sentir el frío, la casa suele estar mucho más fría por el clima navideño pero realmente estaba helando ahí dentro.

—Bienvenida a casa joven ama.—boink apareció a mi lado.

—Hola Boink.—saludé.

—Boink llevará las cosas de la joven ama a su recámara y preparará pastel de fresas para la joven ama.—dijo el elfo.

—Eso estaría bien, muchas gracias Boink.—sonreí ante el elfo y caminé rápidamente a mi habitación. Al rato, mi baúl y una porción grande de pastel de fresas ya estaban ahí.

-o-

El 24 de diciembre había llegado y eso significaba una tortura. La casa era un caos, Boink estaba poniendo las decoraciones y mi padre iba perturbándolo con sus órdenes.

No me preocupé por eso en parte porque no me importan las decoraciones de navidad, y en otra parte porque estaba enviando los regalos de navidad a mis amigos.

—Ya sabes Henna, este es para Ruby Mckagan.—dije hablándole a la lechuza de papá y señalando cada regalo.—Estos son para Lorcan y Lysander Scamander, este para Alec Fawley y este último es para Alice Longbottom.—acaricié su pelaje una vez mas antes de dejarla ir por la ventana.

A Ruby decidió darle una cámara mágica, ella siempre ha querido una y nos saca fotos muggles que no pueden moverse y pensé que sería una buena idea regalarle una mágica. A Alice le envié un libro de edición limitada sobre mariposas, a Alec una plumas nueva que cambia de forma y colores, a Lysander un caja de sus golosinas favoritas, y a Lorcan le envía un organizador mágico para que pueda organizar sus cosas del quisquilloso ya que empezaría a trabajar más seguido en la revista con su abuelo.

—¡Alhena! ¡Ven aquí ahora!.—abrí grande los ojos al escucharlo y rápidamente bajé.

—¿Si?.—dije desde la escalera.

—¿Cuántas veces te he dicho que no dejes tus libros de bichitos extraños sobre la mesa?.—me miró apuntando mis libros de criaturas mágicas que había dejado sobre la mesa del comedor la noche anterior.

—Lo siento.—me disculpé yendo a recogerlos rápidamente.

—Llévatelos y recuerda estar lista para las siete.—dijo para luego seguir persiguiendo a Boink.

—Si papá.—tomé mis libros y volví rápidamente a mi habitación dejándolos acomodados en la biblioteca. Eran apenas las 17:00 horas pero decidí también tomar una ducha para adelantarme.

Me quedé en pijama hasta las seis cuando decidí que sería hora de vestirme. Fui por la túnica nueva que había dejado preparada sobre mi cama y me la puse, no me quedó tan mal y era más cómoda y suave que las anteriores. Me puse los zapatos y me senté sobre la mesita para intentar arreglar mi cabello. Tardé media hora en hacerlo pero logré atarlo a los costados con dos trenzas y dejarlo suelto en las puntas para poder quitarlo de mi cara. Me puse muy poco maquillaje, únicamente brillo labial y rímel en las pestañas pero me gustó mucho el resultado.

—Alhena te quiero abajo en cinco minutos.—dijo mi padre detrás de la puerta.

—Ya estoy lista.—dije levantándome y abriendo la puerta, encontrándome con mi padre ya listo.

—Bien, bajemos que los invitados estarán por llegar.—asentí y ambos bajamos a la sala principal en donde sería la fiesta.

Minutos después, los Rosier aparecieron por la chimenea.

—Colin.—dijo Félix Rosier.—Alhena.

—Buenas tardes.—dijimos mi padre el mismo tiempo. Luego su esposa Marielle y su hija Vinda también se acercaron a saludar. Los conocía desde años pero la última vez que vi a Vinda fue en el partido en el cual terminé en la enfermería.

Pasados ​​unos diez minutos o tal vez menos, el matrimonio Yaxley apareció junto a sus dos hijos.

—Garrent, Lysandra, adelante.—dijo mi padre acercándose a ellos.—Corban, Branth, bienvenidos.

—Hola Colin, hola Alhena.—dijeron los cuatro al mismo tiempo.

—Buenas tardes.—dije.

Sólo me quedé parada junto a mi padre mientras los demás llegaban, los Rowle, los Travers, los Gaunt, los Flint, los Bulstrode, los Burke y los Carrow, haciendo que el salón se llenara de gente extraña.

—Hace mucho no te veo.—una voz me sacó de mis pensamientos. Corban estaba ahí.

—Oh, ya sabes, la escuela y el quidditch me tienen algo ocupada.—lo único que tenía en mi cabeza en ese momento era la condición que había puesto mi padre para darme permiso de ir a casa de Alec.

—¿Entraste de nuevo al equipo?.— preguntó y asentí.

—Así es, como cazadora.

—Interesante.—dijo mientras movía sus pies.

—Oh mira, la cena.—dije al ver cómo los elfos ponían comida en las mesas largas de la punta.

Esperé un par de minutos junto a Corban y luego me dirigí a la mesa tomando un bocadillo para llevar a mi boca. No se exactamente que era pero sabia delicioso, creo que era algo con queso.

—¿Jugo de calabaza?.—Corban apareció a mi lado y me perforó un vaso el cual tomé en mis manos.

—Gracias.—agradecí antes de beber un trago.

—supuse que aún no bebes whisky de fuego.—dijo bebiendo alguna bebida extraña en una copa.

—No.—negué.—Huele a orina.

El hizo una mueca al escuchar lo de la orina pero fue gracioso, no me importó mucho y comí otro bocadillo de queso.

—Alhena, Corban.—la voz de Lysandra Yaxley se hizo presente.—¿Están teniendo una charla interesante?

—Algo así.—respondí bebiendo otro trago de jugo de calabaza.

—¿Sabes que, Alhena?.— preguntó la señora Yaxley hacia mi y volteé a verla.—Corban comenzó a trabajar en el ministerio el año entrante ¿no es asombroso?.—dijo con orgullo.

—¿En el ministerio? oh... felicidades.—fingí emoción.

—Trabajará junto a su padre en el departamento de Seguridad Mágica.—alardeó y elevé mis cejas un poco.


-o-

La fiesta fue realmente aburrida, tuve que estar junto a mi padre al momento en el que dieron las 00:00 am., entablar conversaciones con Corban y el resto de las personas me miraban extraño. Lo único que quería era subir a dormir y esperar los regalos de mañana.

Algunos se quedaron pasadas las doce de la noche y el resto fueron quienes se quedarían en la reunión de mañana así que fueron enviados por elfos a las habitaciones de invitados. Yo subí a la mía colocándome el pijama y lanzándome sobre mi cama para poder dormir, aunque estaba bastante nerviosa por la reunión.

Al día siguiente desperté por el ruido de la lechuza de mi padre entrar por mi ventana, sonreí al ver que traía una bolsa atada en su pata derecha.

—Hola Henna.—me levanté de la cama para dejarla pasar. Ella se sentó sobre mi mesa y dejó que le quitara la bolsa de la pata, le di unas galletas y volví a mi cama con la bolsa en mi mano.

Abrí la bolsa con cuidado y sonríe al ver regalos dentro, los saqué con cuidado y fui abriéndolos uno por uno. El primero era de Lorcan y eran materiales de mantenimientos nuevos para mi escoba, el segundo era de Alec quien me había obsequiado un ajedrez mágico y pasteles caseros de su madre, Ruby me dió un cuento muggle y pósteres mágicos de equipos de quidditch, Lysander me envió el libro de criaturas mágicas que me había dicho en el expreso de Hogwarts al iniciar el año, Alice me obsequió ranas de chocolate con tarjetas de edición limitada, y hasta recibí un regalo de Bonnie, era una bolsa de caramelos estadounidenses. Había un último regalo ahí y no sabía de quién era pero venía con una nota. El regalo era una pequeña estrella colgante pero no cualquier estrella, era la estrella de géminis, más específicamente la cual lleva mi nombre.

Feliz navidad Alhena, se que una estrella es algo extraño de regalar pero es bastante ingenioso porque es la estrella que lleva tu nombre.
Espero verte pronto y molestarte en el quidditch o en las clases, la que se acerque primero.

-James.


Debo admitir que si fue bastante ingenioso y que reí al leer la nota, luego pensaré en algo para el y Bonnie. Me dediqué a acomodar mis regalos luego de cepillarme los dientes y justo cuando terminé de colgar la estrella escucho cómo alguien toca la puerta.

—Adelante.—digo sentándome en mi cama y Boink abre la puerta.

—Buenos días joven ama, vengo a traerle su desayuno y una túnica que el amo Colin quiere que use hoy.—dijo el elfo dejando el desayuno sobre la mesa y la túnica en mi cama.—El amo Colin quiere verla en media hora estando ya lista en su despacho.

—De acuerdo Boink, gracias.—agradezco y me acerco al desayuno para comenzar a comerlo mientras elfo desaparecía.

Cuando lo termino me acerco a la túnica que estaba sobre mi cama, era parecida a la que usé a noche pero esta era color negro. Algo confundida me la coloqué junto a mis zapatos y dejé mi cabello suelto, bajé las escaleras y entré al despacho de mi padre.

—Buenos días.—dije sentándome en el sofá vacío.

—Buenos días.—respondió.—Debemos pasar al comedor, nuestros invitados nos esperan. Recuerda, nada de hablar hasta que termine a menos que se te lo pida, escucharás con atención y no vas a molestar ni hacer de las tuyas ¿entendido?

—Si papá.—asentí.

—De acuerdo, vamos.—ambos nos levantamos y entramos al comedor donde los invitados ya estaban.

—Alhena, siéntate a mi izquierda.—dijo mi padre tomando lugar en la punta de la mesa, asentí y me senté de su lado izquierdo junto a los Bulstrode mientras que a su derecha se encontraron los Yaxley.—ahora si podemos comenzar.

—Se siente bien ¿no es así? después de tanto tiempo.—dijo uno de los Carrow con una sonrisa y el resto asintió soltando leves risas. ¿a que se refiere con eso?.

—¿Sólo seremos nosotros?.— preguntó Félix Rosier, quien se encontraba sólo ahora.

—Así es.—dijo mi padre.—Les enviaron cartas a todos pero sólo ustedes aceptaron y el resto están en Azkaban.

—¿Qué hay de los Malfoy?.— preguntó Flint.

—Digamos que los Malfoy cambiaron de bando.—dijo Millicent Bulstrode.—Al igual que Nott y Zabini, cuando intenté hacerlos cambiar de opinión casi me envían con el ministerio de magia.

—Hablando del ministerio, será aún más difícil con la nueva ministra.—dijo el otro Carrow.

—Yo me encargaré de eso.—dijo Garrent Yaxley.—Y con mis hijos trabajando junto a mi será más fácil.

—Vayamos al grano por favor.—dijo mi padre.—Rosier dijo que sabe cómo hacerlo volver.—mi piel se erizó al escuchar aquello. ¿hacerlo volver?.

—Así es.—dijo Rosier.—Un giratiempos, sólo debemos conseguir uno que no esté siendo controlado por el ministerio y tenemos dos opciones para eso, fabricarlo o utilizar alguno que el ministerio no sepa de su existencia.

—Yo tengo uno.—dijo Bulstrode.—Reliquia familiar y el ministerio no sabe de su existencia pero está roto desde hace años.

—Podemos repararlo.—dijo nuevamente Carrow.

—Esas cosas son muy difíciles de arreglar y para mandarlo a reparar en algún negocio del callejón Diagon se necesita un permiso del ministerio.—dijo Flint.

—En caso de repararlo ¿Quién iría por el?.— preguntó Burke.

—Diría que los más jóvenes ya que en ese momento no habían nacido y nadie los reconocería.—dijo Rosier.

—Esa es una buena idea.—dijo mi padre.—¿Alguno de ustedes sabe como reparar el giratiempos?— preguntó y nadie respondió.

—Hay manuales en el departamento en el que trabajo, nadie los usa nunca y puedo traerlos.—dijo Félix Rosier.

Demasiadas cosas estaban pasando en este momento. Sentía mi corazón acelerarse y miraba a mi padre con preocupación, pero él se veía decidido.

—Entonces ocúpate de conseguir los manuales para la próxima reunión.—ordenó mi padre.

—Los jóvenes deben ser marcados.—dijo Flint.—especialmente si ellos serán los que van a viajar.

—¿Quienes serán los jóvenes que viajarán?.— preguntó un Carrow.

—Granth, Corban, Vina y Alhena.—respondió mi padre. 

¿Qué? ¿mandarme en un giratiempos? ¿a quién traeríamos? ¿al psicópata?.

—una vez que el giratiempos esté listo serán marcados.—volvió a hablar. No se refería a la marca tenebrosa ¿o si?.

Dirigí mi mirada de preocupación hacia Vinda, Corban y Granth. Corban estaba serio mientras miraba fijamente al frente, Granth tenía una horrible cara de orgullo en su rostro, mientras que Vinda mantenía la cabeza baja, respiraba nerviosamente y parecía que en cualquier momento se pondría a llorar.


Luego de eso la reunión terminó y la casa estaba vacía de nuevo, pensaba en subir a mi habitación de nuevo cuando recordé lo de la marca. Si mi padre esperaba que iba a dejarme marcar estaba muy equivocado.

—Papá.—dije entrando a su despacho.

—¿Qué?.—respondió quitando la vista de sus papeles para poder mirarme.

—Sobre ser marcados e ir a buscar a alguien ¿a que te referías exactamente?.—pregunté.

—Ah eso, siéntate.—obedecí tomando asiento en el sofá.—Tu sabes acerca de los mortífagos y el señor Tenebroso, perdimos la guerra contra Harry Potter pero aún hay una última opción.—mis músculos se tensaron al escucharlo.—Como oíste , el plan es que Granth, Corban, Vinda y tu reciban la marca tenebrosa, viajen al año 1998 antes de la batalla en la escuela y traigan al señor Tenebroso hasta aquí.—dijo seriamente. 

Entré en shock por unos segundos, mi propio padre quería que llevara la marca oscura, aquella marca que quitó cientos de vidas y arruinó otras, que trajera al mago más tenebroso de la historia y que me convierta en una mortífaga.


—No.—negué rápidamente.—No lo haré.

—Si lo harás.

—¿Porqué debo hacerlo?.

—Es la única opción que nos queda.

—No debería haber más opciones.—su rostro se enfureció al escuchar mi que dije.

—Eso lo dices por juntarte con traidores a la sangre y muggles.—dijo con enojo.

—¡Está mal! ¡hacer sufrir a tantas personas! ¡asesinaron a cientos de personas en la guerra! ¿¡y tu quieres que se repita!?.

—No me eleves la voz!.—dijo más alto y se levantó de su asiento.

—¡No me dejaré marcar!.—dije levantándome también.

—¡Si lo harás y no arruinarás nada! ¡ahora vete a tu habitación!.—ordenó.—¡Y ahora ni pienses en que irás a la casa de tu amigo el traidor a la sangre!

Sin más salí de ahí, sabía que si me quedara terminaría llorando, aunque también si lo hice. Me quedé en mi habitación el resto del día, recostada en mi cama y soltando lágrimas sin parar. Lo último que vi antes de quedarme dormida en la oscuridad fue la pequeña estrella colgada sobre mi cama.



Estrellas (James Sirius Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora