Ruby Mckagan.

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Cuando vi a la directora Mcgonagall y al profesor Vector entrar a mi casa cuando recibí mi carta al cumplir once años, pensé que era una broma.

Mi vida y la de mi familia cambió ese día. Ahí comprendí porque siempre me había sentido tan extraña y porque las cosas solían explotar o salir volando cada vez que tenía emociones fuertes.

Recuerdo la primera vez que fui al callejón Diagon. Recuerdo que me encantó y quedé maravillada por cada cosa que veía. Uno de los momentos que jamás olvidaría fue cuando sostuve mi varita por primera vez, fue cuando sentí la magia por primera vez.

Tenía una mezcla de emociones dentro de mi el día que fui al andén 9 3/4 por primera vez. Estaba muy emocionada y muy feliz, pero también estaba muy asustada y algo triste porque no vería a mis padres hasta navidad, y luego hasta fin de curso. El viaje fue aburrido, no hablé con nadie y sólo me limitaba a mirar el camino.

Me enamoré del castillo la primera vez que lo vi desde los botes del lago negro, era gigante. Jamás estuve tan nerviosa en mi vida como cuando me senté en aquella silla en el gran comedor frente a toda la escuela y la directora puso al sombrero seleccionador sobre mi cabeza, pero me sentí muy bien cuando toda la mesa de Gryffindor festejó por tener una alumna más en su casa. Recuerdo que todos hablaban de James y no entendía porque, no me había tomado el atrevimiento de investigar sobre el mundo mágico antes de ir a la escuela y me sentía un poco fuera de lugar por eso. Cuando el sombrero dijo 'Gryffindor' estando sobre la cabeza de James, la casa gritó como nunca.

Recuerdo muy bien como fue con Alhena. Se veía muy pequeña e indefensa, se podía ver el miedo en su rostro y todos los alumnos hablaban de ella, pero no de la misma manera en la que lo hicieron con James, hablaban de ella de una manera cruel, al igual que lo hicieron con Rhea, Michael y Vinda.

Cuando el sombrero dijo 'Gryffindor' todos estaban sorprendidos, la casa casi no festejó y la directora la miraba con pena y nostalgia, cómo si ya hubiese vivido aquello. Alhena caminó con lentitud hasta la mesa, sus ojos estaban aguados y parecía que lloraría en cualquier momento.

Ahora que lo pienso, creo que el sombrero seleccionador colocó a Alhena en Gryffindor porque sabía que en algún momento de su vida ella sacaría toda la valentía de su interior para salvar a los que ama.

Fui muy tímida la primera noche, no hablé con casi nadie durante la cena, y en el camino a la torre prestaba total atención a los prefectos.

Alhena fue la última en llegar a la habitación, sólo dijo un simple 'hola' y acomodó las cosas de su cama.

—Hola.—le dije en cuanto las otras chicas se durmieron.

—Hola.—me respondió.

—Soy Ruby Mckagan.—saludé.

—Alhena Avery.—respondió y le sonreí. Ella hizo lo mismo.

—¿Te encuentras bien? No te veías para nada bien en la cena.—pregunté e hizo una mueca.

—Estaba nerviosa.—mordió sus labios.—Aún lo estoy.

—Fue aterrador estar ahí y que todos te vean.—asintió.

—¿Crees que tus padres se enojen contigo?

—¿Qué?—pregunté extrañada.

—Ya sabes, si es que no querían que entraras a Gryffindor.

—Ah...—hice una mueca y negué.—No, em...—hice una pausa.—Mis padres no son magos.

—¿Eres hija de muggles?—asentí a su pregunta y sonrió.—¿Cómo es el mundo muggle?—preguntó con interés.

—Muy distinto a esto.—ambas reímos.—El mundo mágico es como más...antiguo, en el mundo muggle tenemos mucha tecnología.

—¿Qué es la tecnología?

—Así se le dice a ciertas cosas nuevas que se van creando en el mundo muggle.—traté de explicarle pero por su rostro creo que no me entendió.

—Siempre quise visitar el mundo muggle.

—Te gustará.—le sonreí.—¿Qué opinas de estar en Gryffindor?

—Si te soy sincera.—hizo una pausa.—Me encanta, aunque se que en cuanto mi padre se entere se enojará mucho, el quería que entrara a Slytherin.

Hablamos toda la noche y a partir de ese momento nos hicimos inseparables. Luego conocimos a Alec y Lorcan en la primera clase de vuelo.

Odié muchísimo esa clase en todo el año, pero ver a Alhena volar era mágico. Tenía tan sólo once años y volaba como alguien de quinto. Era increíble.

Alhena fue mi mejor amiga y lo sería siempre, se que tardaré muchísimo tiempo en tener otra amistad así con otra persona, incluso se que tardaré años en poder lograrlo.

Luego de lo qué pasó, no fui a la escuela como por un mes, no contesté las cartas de Bonnie ni la de mis amigos, ni siquiera salí de mi habitación. Cuando logré hacerlo, mis padres me llevaron con un psicomago y pude volver a la escuela, pero no era lo mismo.

Por esos últimos meses, odiaba estar en la habitación, incluso a veces dormía en la sala común. Odiaba llegar y ver su cama vacía. Lloré muchísimo por las noches, Bonnie me consolaba cada una de ellas e incluso lloró conmigo las primeras veces.

Mi amistad con Alec y Lorcan siguió intacta, incluso nos unimos aún más, pero los tres sabíamos que ninguno volvería a ser el mismo luego de perderla.

Solía hablar mucho con James, el estaba peor que nadie. A veces nos juntábamos todos juntos para acompañarnos unos a otros, pero la felicidad de aquel momento solo duraba poco.

Tanto el mundo muggle como la magia son parte de mi, y estaba negada a renunciar a uno, así que cuando terminé la escuela continúe viviendo con mis padres durante los primeros años en la escuela para medimagos, luego Bonnie y yo conseguimos nuestro propio espacio mientras ella estudiaba leyes mágicas.

Solía intercambiar cartas con Scorpius, el estaba mejor pero sabía que jamás lo superaría. A veces lo veía cuando con Bonnie íbamos a visitar a James y el estaba ahí junto a Albus.

Nuestras vidas continuaron y nuestra amistad duró, aunque el vacío que ella dejó seguía intacto. Dónde sea que su alma esté ahora, espero que sepa que la amé mucho, fue la mejor amiga que pude haber tenido, que me encantaría que estuviera con nosotros hoy, y que la extrañamos mucho.

La extrañaría cada día de mi vida.

Estrellas (James Sirius Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora