Estrellas (James Sirius Potter)

27. Quinto año: Capa, mapa y patronus.

Otro mes había pasado y todo iba realmente bien, aunque no tuve muchas oportunidades para tener citas con James ya que ambos nos encontrábamos estudiando para los TIMOS pero aprovechábamos cada momento, como justo ahora.

Era viernes por la noche y a último momento se nos ocurrió dar un pequeño paseo luego de la cena, debíamos encontrarnos en el pasillo de la sala común de Gryffindor a las 10 pm.

—Oigan debo irme.—dije una vez que terminé de cenar.—Tengo algo que hacer.

—De acuerdo, te veo en el dormitorio.—dijo Ruby mientras comía su postre.

—Hasta mañana.—dijeron Alec y Lorcan al mismo tiempo.

—Adiós.—me despedí de mis amigos y me encaminé hacia el pasillo dónde debía encontrarme con James. Me quedé un par de minutos esperando hasta que por fin apareció.

—Hola.—dijo acercándose a dejar un rápido beso sobre mis labios el cual correspondí.—Lamento la tardanza.

—No te preocupes.—levanté mi mirada hacia él para sonreírle.—¿A dónde iremos a estas horas?

—Tengo un pequeño plan.—dijo sonriendo de lado.—Pero antes debo ir a buscar algo ¿me acompañas?.—asentí tomando su mano y entramos a la sala común. Esperé junto a la chimenea mientras él iba hacia el dormitorio de los chicos.—Listo.—dijo una vez abajo.—Esto te encantará.

—¿Que cosa?.—pregunté.

—Ya verás.—volvió a tomar mi mano y ambos salimos de la sala común dirigiéndonos hacia un salón vacío que estaba cerca.—Debes guardar el secreto, pocas personas lo saben ¿si?.—asentí.—Tengo una capa de invisibilidad.

—¿Que?.—pregunté sorprendida.—¿De dónde la sacaste?

—Era de mi padre y la comparto con Albus pero esa no es la mejor parte.—dejó la capa sobre una mesa y del bolsillo de su pantalón sacó un pergamino arrugado y doblado en varias partes.—este es un mapa del merodeador, lo robé del escritorio de mi padre en primer año, era de mi abuelo y sus amigos, y también lo comparto con Albus, puedes ver a todo Hogwarts y qué es lo que están haciendo.

—Pero no se ve nada.—dije con confusión viendo el pergamino vacío.

—Para eso hay un hechizo. Toma tu varita y déjame agarrar tu mano.

—De acuerdo.—tomé mi varita del bolsillo trasero de mi pantalón y el colocó su mano sobre la mía.

—Cuando tengas la varita sobre el pergamino sólo debes decir "juro solemnemente que mis intenciones no son buenas".—asentí y con su mano colocó mi varita sobre el pergamino.

—Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.—dije y de inmediato las letras empezaron a aparecer.—Oh mierda.—solté una pequeña risita.

—Léelo.

—"Los señores lunático, colagusano, canuto y cornamenta están orgullosos de presentarte el mapa del merodeador".—leí.—Es increíble.—dije con una gran sonrisa.

—Lo se.—dijo abriendo el pergamino. Todos se veían ahí, lo que hacían y con quién estaban.—Ahora si, vamos pero debemos meternos debajo de la capa para que no nos atrapen.—me dió el mapa y tomó la capa para colocarla sobre ambos.—Lo bueno de esto es que debemos estar muy juntos para que no se nos vean los pies.

—Tonto.—rodé mis ojos al escucharlo sonrojándome un poco.

—¿A dónde vamos?.—preguntó.

—¿Te parece el bosque prohibido?.—sugerí.