23. Quinto año: James Potter.

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—¿Qué tal el partido de ayer? oí que Slytherin ganó.—preguntó Ruby. Los cuatro nos encontrábamos desayunando antes de ir a clases.

—Así es.—Alec suspiró y luego me miró.—Aunque alguien tuvo distracciones.—sonrió burlón y Lorcan soltó una leve risita.

—Yo no me distraje, sólo fui a otro lugar para ver mejor.—expliqué.

—Con Potter.—agregó Alec y Ruby soltó una risa.

—Últimamente Potter te distrae mucho.—dijo Ruby bebiendo té.

—Eso no es cierto.—dije.

—Si lo es ¿Qué me dices de las notas en clase de pociones? ¿o el castigo?.—dijo Lorcan.

—Y de las veces que vuelves tarde de tus entrenamientos.—habló Alec.

—Y no se olviden de sus miraditas, no creas que no nos damos cuenta.—agregó Ruby.

—Tonterías.—rodé los ojos volviendo a mi desayuno.

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Tengo que admitir que no presté mucha atención en las clases de ese día ni tampoco cuando intenté practicar hechizos. Las cosas que mis amigos dijeron en el desayuno estuvieron presente en mis pensamientos más de lo que hubiese querido.

En parte tenían razón, James siempre estaba ahí molestando y haciendo que nos castiguen a ambos, o siempre aparece en los momentos menos oportunos pero eso es pura casualidad.

En el quidditch es algo obvio que esté presente, a el también le interesa el deporte y hemos sido compañeros de equipo por años, incluso una vez en primer año cuando tuvimos nuestra primera clase de vuelo ambos discutíamos a muerte para ser los primeros en subir a la escoba y jugar.

Lo de las notas en la clase de pociones y el castigo fue todo su culpa (o en gran parte lo fue), el comenzó y aunque si, admito que le seguí el juego únicamente para molestarlo, el fue quien lanzó el pergamino primero y en el castigo nada fuera de lo común sucedió, sólo hablamos un poco.

Aunque es distinto cuando estamos solos, como en el castigo o cuando nos quedamos hasta tarde jugando quidditch luego de un entrenamiento. Hablamos de una manera ¿distinta? si es que así puede decirse. No es como siempre, no discutimos ni peleamos, tampoco queremos golpearnos mutuamente o lanzarnos cosas, al contrario, logramos entablar una conversación sin nada de violencia. Es distinto a alguna conversación que tenga con mis amigos, como esa vez en la que me dijo que muchas veces e sentía presionado por cumplir las expectativas de sus padres. Ese día sentí la confianza de poder decirle lo que sentía acerca de mi familia, aunque últimamente siento la confianza de hablar con el de manera distinta sobre cualquier cosa.

Al igual que las conversaciones, el tacto también era distinto. Cada vez que toma mi mano o pone su brazo sobre mis hombros no se siente de la misma manera en la que se siente cuando tomo la mano de Lorcan, Alec o Lysander, es diferente. Todo en James Potter se siente diferente últimamente.

Y ni hablar del día en el que mi boggart cambió. Apareció frente a mi con una caja haciendo que sonara música y con un acto tan simple como un baile me hizo sentir mejor. Hizo que los pensamientos negativos se salgan de mi cabeza aunque sea por un momento. Hizo que tantos sentimientos salieran a flote y ni cuenta se habrá dado. Ni siquiera yo me di cuenta hasta ahora.

—Deja de torturarte así y acéptalo de una vez.—me dijo Lorcan. Ambos estábamos haciendo tarea en la biblioteca.

—Deja de leer mi mente.—me quejé.—Y no me estoy torturando.

—Alhe, te conozco desde que tenemos 11 años y puedo leer tu mente las veces que quiera cuando quiera y lo que veo es que te gusta y no puedes aceptarlo.—dijo mientras seguía escribiendo en su cuaderno.

Estrellas (James Sirius Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora