42. Sexto año: Armotentia y Quidditch.

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Las pruebas de quidditch llegaron bastante rápido a mediados de septiembre y las pruebas no estaban tan difíciles. James era capitán y mantenía su puesto de buscador, Fred, Zach Johnson y una chica de tercero se presentaron presentaron para el puesto de bateador, una chica de segundo, un chico de cuarto, Rose y yo nos presentamos para el puesto de cazadores, mientras que para el puesto de guardián se presentaron dos chicos, uno de quinto y otro de tercero.

Las pruebas fueron bastante fáciles y James dijo que anunciaría a los miembros del equipo en la sala común de Gryffindor durante la semana.

Cuando tuvimos pociones el miércoles en la última hora antes del almuerzo si que me llevé una sorpresa enorme.

—Por dios James ¿si te duchaste en los últimos días?.—bromeé al entrar al salón, miré con atención al caldero que teníamos en frente del salón y me senté junto a Ruby.

—Creo que te echaste demasiado perfume hoy.—rió James.

—Apesta a ti.—me quejé.

—Mientes.—respondió.

—Alhena cállate.—murmuró Ruby por lo bajo y la miré confundida al ver que Lorcan soltaba una pequeña risa.

—Buenos días clase.—dijo el profesor Slughorn.—¿alguien podría decirme que es esta poción que tenemos aquí y sus propiedades?.—preguntó y miró hacia Ruby cuando ella levantó su mano.—¿Si, señorita Mckagan?

—Es amortentia, señor.—respondió.—Es la poción de amor más poderosa que existe pero no se sabe con exactitud a que huele ya que cada persona huele algo distinto, huele lo que ama.—explicó. Mierda.

—Excelente, 10 puntos para Gryffindor.—dijo.—Quiero que se acerquen todos aquí y de a uno digan que es lo que huelen.

Algo nerviosa me levanté de mi asiento ignorando las miradas burlonas de mis amigos y toda la clase se acercó al caldero.

—Señorita Mckagan ¿Qué es lo que huele?.—preguntó el profesor y Ruby se acercó al caldero para olerlo.

—Em, ranas de chocolate, té de canela y lavanda.—respondió.

—Estupendo, señor Zabini, usted ahora.—dijo el profesor hacia Michael.

—Pastel de vainilla, pasto y ramas de romero.—respondió.

—Señor Potter, su turno.—James se acercó y olió el caldero.

—Madera de caoba, el campo de quidditch y ¿shampoo? o jabón de kiwi.—respondió.

—Innteresante, señorita Malfoy, su turno.—algo nerviosa me acerqué a oler el caldero.

—Tierra mojada, caoba y pastel de fresas.—respondí antes de volver a mi lugar.

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Mientras caminaba hacia el almuerzo aún algo embobada por el olor del caldero, pensaba en aquello olores, James ama el chocolate caliente y él siempre huele a tierra mojada estando en su forma animaga e incluso después. ¿Habré olido a James?.

—Así que Potter.—dijo soltando una risita y reí al ver a Rhea apoyada en el muro.

—Si.—asentí con una sonrisa.

—Lo oliste a el ¿verdad?.—preguntó.—Se que el te olió a ti.

—Así es.—reí nerviosa.—¿Cómo sabes eso?

—Tu varita y tu escoba son de madera de caoba y Scorpius me dijo que el pastel de fresas es tu favorito.—explicó.

—No lo había pensado.—dije.

Estrellas (James Sirius Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora