Capítulo 24: Confianza

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Milán.

~31/03/2020~


—¿Podrías estirar tus piernas?

—Estoy cómodo así.

—Anderson —abro mis ojos, viendo que está sobre sus rodillas —. ¿Qué estabas leyendo?

—Un momento cursi —miento.

—¿Y si te digo que no te creo?

—¿Por qué no me creerías?

—Porque estoy casi segura de que tienes una erección y por eso no quieres estirar tus piernas.

Niego.

Toma el libro que esta sobre mi torso y revisa la página que está marcada con el separador. Frunce el ceño cuando no encuentra lo que quiere, enseguida sonríe pasando a las páginas anteriores.

Su sonrisa se mantiene, mientras sus ojos siguen las líneas. Luego me mira.

—¿No qué no? —muerde su labio regresando a las letras —. Esto me gusta. ¿Y si lo ponemos es práctica?

Hace un puchero.

—¿Ya leíste todo lo que hacen?

—Todo lo de esta página, sí.

—Mira la otra —me mira confundida y obedece.

Su expresión cambia total mente, relame y muerde sus labios. Miro sus piernas las cuales las tiene apretadas.

Se sienta del todo sin despegar los ojos de la página.

—¡Oh, dios! —ese jadeo me hace poner más de lo que estoy —. ¿Cómo diablos lees esto sin correrte? Yo siento que estoy a nada.

—Práctica.

Mi mira con una sonrisa. Regresa para seguir leyendo, quedado con la boca abierta.

—¿Cuántas veces lo leíste? —inquiere.

—Dos —levanta una ceja —. Tres, ya. Fueron tres.

—Mi ropa interior está arruinada —susurra dejando el libro a un lado.

—Yo... Yo tengo la que me diste. ¿La quieres?

—No.

Asiento y trato de tomar el libro, sin lograrlo.

—Me lo darías —pido.

—¿Intentamos hacer lo que dice aquí? —eleva el libro.

—¿Qué?

—¿Qué si quiere cogerme como lo narran aquí?

—Emma... —trago cuando se quita la camisa que le preste.

—Ya terminamos lo de hoy y le dije a mis padres que llegaría en la noche.

Trago, mirando el libro. Si hacemos lo que mencionan ahí, yo tendría el control absoluto de todo.

—¿Qué dices? —repite.

Tomo el libro y lo dejo en el suelo, para acercarme a ella.

—¿Todo? —inquiero en voz baja.

—Si quieres añadir algo extra de otro libro, yo no me quejo, créeme.

—Eso no sabría decírtelo, Clark.

Mis dedos juegan con el piercing y me separo de ella.

Tomo el libro, viendo lo que leí hace rato. Su mano me entretiene mucho, evitando que me concentre.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora