Capítulo 19: Rubio y Vampira

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Emma.

~28/03/2020~


Desde el día en que conocía la verdadera cara de los padres de Lukas, lo que menos llegue a pensar fue que Isabell me citara en mi vida. Yo espero todo de ellos, menos eso.

Esperaba que se lo llevaran lejos y durante años tuve miedo de que lo hiciera. Gracias a dios nunca paso. También esperaba que lo despojaran de todo lo que le dan y eso tampoco llego.

Al menos espero tengan un poco de amor por su hijo, al menos una pisca, para que no le hagan eso. Como mínimo, hasta que termine su universidad.

Muevo mi pie, desesperada y bebo de mi té helado.

Lukas no sabe nada de esto. No sé cómo diablos, su madre consiguió mi número, pero en la mañana recibí un mensaje, donde básicamente decía, que quería hablar sobre su hijo.

Por mi mente pasaron muchas cosas, tantas que en menos de media hora, tuve un dolor de cabeza horrible. Ella dijo que nos viéramos en este local a las once de la mañana y ya son once y quince.

Al parecer, aparte de ser mala madre y una hija de puta, es impuntual.

—Emma —puede que las veces que haya escuchado su voz las pueda contar con los dedos de mi mano. Sin embargo, el oírla me trae malos recuerdos.

Recuerdo como le grito el día que se enteró de que tenía una beca del 50% en la universidad.

La vez que lo golpeo por haber sido novio de una chica que era de clase media.

El día que le dijo que era un mal hijo por no agradecerle "todo lo que ha hecho por él"

—¿Cómo estás? —añade con una sonrisa y en definitiva es la sonrisa más falsa que he visto en mi excelente vida.

—No seas falsa e hipócrita Isabella —borra su sonrisa mal trecha —. No te queda el papel de buena persona.

—Cuando intento ser buena samaritana con los que no tienen, me va mal —se sienta quitándose los lentes.

Para tener casi cincuenta años se ve muy bien.

—No tengo tiempo para ti, debo hacer cosas en la...

—Su fundación, lo sé —tiene cara de pato aplastado.

—Sí. Y ya que lo sabes, imagino que procesas que lo que menos me sobra es tiempo.

Sé que reprime las ganas de responder, pero se controla.

—Vengo para hablar sobre la fundación que tienes con tus padres —hace una cara de superioridad.

—Si vas a hablar algo malo sobre eso de lo que me siento orgullosa. No quiero oír tu veneno.

—Quiero hacer una donación para tu organización de niños.

La miro sin creerle. Es más posible que la reina de Inglaterra muera y que deje de gustarme Anderson. A que ella done algo de su precioso dinero.

—¿Tú? ¿Donar? —rio en voz alta —. Eso solo lo harías si quieres algo a cambio.

—Quiero que dejes a mi hijo en paz —escupe como si fuese un orden. Intento hablar, pero continua sin dejarme —. Puedo donar una cantidad todos los meses si quieres, incluso hasta puedo pagar tu colegiatura de la universidad hasta que termines los semestres que te quedan. ¿Solo dime cuanto quieres?

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora