Capítulo 49: Tiempo

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Milán.



~08/09/2020~



Maya está a mi lado esperando a que la nombren. Puede que la tenga cerca, pero a la misma vez se siente lejos. Se siente como si fuera alguien que no conozco.

Nuestros padres están unos asientos más allá, platicando. Parecen calmados, pero muy en el fondo tienen tanto miedo como yo, de que a Maya le pase algo.

—¿Quieres un jugo o algo? —le pregunto.

—No, gracias. No tengo hambre —asiento, mientras observo como una chica sale del consultorio, con un chico más atrás de ella.

El muchacho no le quita los ojos de encima. Como si estuviera pendiente por si le pasa algo.

No se la ve ni triste, ni contenta. Simplemente, recoge sus pertenencias en la recepción y sale del lugar.

Pasa algunos minutos y desde la parte de afuera se escuchan unos gritos. La puerta se abre y pasa una mujer, de como 25 años diría yo.

—¡No puedes hacer eso! —le grita una mujer algo mayor, a sus espaldas.

—Claro que puedo mamá, y lo haré —toma asiento a mi lado.

—¡Estás matando a una persona! —me tenso y miro a mi lado.

Maya mira a la señora con una expresión de miedo. Noto como claramente traga, para después mirar a sus pies.

—Tengo tres semanas. La ciencia lo considera un embrión hasta la décima semana y no pongo en riesgo mi salud. Además, hasta la semana trece está permitido abortar aquí en Seattle, no estoy rompiendo ninguna ley.

—Ante los ojos de la iglesia es homicidio.

—Sabes lo que opino respecto a lo que dice la iglesia, madre. Ahora por favor vete, no quiero que estés aquí.

—No puedes hacer eso. Por lo menos tenlo y luego entrégalo en adopción.

—No haré eso. Tengo muchos planes en mi vida y muchas cosas que quiero cumplir y un embarazo me detendría de todo eso. Estoy haciendo lo más adecuado para mí, entiende.

—¿Qué quieres que entienda? ¿Qué mi hija es una asesina? —escucho como a mi lado Maya se levanta.

—Señora, con todo el respeto —papá aparece en mi campo de visión —. Está incomodando a mi hija y a mi familia —ella mira a mi hermana.

—Otra muchachita inconsciente que no se quiere hacer cargo de sus actos. ¿También te desharás de tu hijo, niña?

—No le permito que hable así de mi hermana —siseo lleno de coraje, acercándome un poco —. Usted no está al tanto de como pasaron las cosas o de que sucedió, para juzgar. Así que mejor cierre su boca.

—¡Todos estos doctores son unos asesinos!

—¡Seguridad! —llama la recepcionista y le agradezco por la intervención.

Sacan a la señora por la fuerza, ya que se niega a salir por su cuenta. Sin embargo, mientras se la llevan, se la pasa gritando cosas grotescas y ofensivas para todos los que estamos aquí.

Todos volvemos a nuestros asientos, cuando ya todo está calmado.

—Discúlpala —me dice —. Ella es muy firme ante que las mujeres debemos traer al mundo a los niños que engendre nuestro vientre —hace una mueca.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora