Capítulo 32: Pastel, Velas y Espejo

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Milán.


~11/07/2020~


Mis ojos no se despegan de su silueta y lo único que hace es sonreír, moviendo el pastel de un lado al otro.

—¿Te gustó? —inquiere, acercándose.

—Mucho. Es más de lo que esperaba.

—Te abrasaría, pero no puedo por esto —eleva un poco la tarta.

—Para mí es suficiente con tenerte cerca, vampira —se inclina un poco, para dejar un beso en mis labios —. ¿De qué sabor es? —pregunto.

—El pastel es de chocolate con relleno de chocolate amargo, pero está todo cubierto de chocolate blanco.

—Mucho chocolate.

—Para mí mucho mejor —pasa el dedo por la base y lo lleva a mi boca.

—Está rico —quito toda la cobertura con mi lengua.

—En ese caso es hora de soplar las velas para poder comer —camina unos pasos lejos de mí y coloca el pastel sobre una manta bastante gruesa que está en el piso—. ¿Qué esperas? Ven —se quita los tacones.

Me siento frente a ella y el pastel queda en medio de ambos. En segundos las velas ya están encendidas para que las apague.

—Debes pedir un deseo, rubio —lo levanta con cuidado.

—¿Solo uno?

—Son las reglas de los cumpleaños —indica con voz cantarina.

Sonrio, cerrando mis ojos y en el momento en el que comienzo a pensar que pedir, escucho como canta.

—Feliz cumpleaños, a ti —murmura —. Feliz cumpleaños, a ti. Feliz cumpleaños, rubio atractivo y sexy —escucho una risita —. Feliz cumpleaños a ti. Ahora pide lo que quieras.

«Deseo que algún dia me ames como yo te amo a ti»

Soplo las velas y escucho que me arroja un beso.

—¿Qué pediste? —inquiere, apenas abro mis ojos—. No espera, no me digas. Después no se cumple.

Deja el pastel nuevamente en medio de ambos, entregándome un cuchillo.

—Pártelo, Anderson —trato de no reír, ya que tomé las palabras en doble sentido.

Muerdo el interior de mi mejilla mientras saco una rebanada de pastel y la coloco en mi plato. Luego saco otro trozo para ella.

—Se me hace agua la boca —murmura, comiendo un trozo —. Esta delicioso.

Pruebo el postre, afirmando lo que dice

—También hay algo de comida salada —añade —. ¿Recuerdas los sándwiches que comimos en la playa el dia que fuiste a ver a Lukas para conversar con él?

—¿Los que preparaste tú? Claro. Fue como el inicio de todo —sonrie

—Lo fueron e hice unos cuentos, solo que esta vez sí tienen suficiente mayonesa.

—Los de ese dia estaban sabrosos, asi que de los de hoy supongo lo mismo.

—Están mucho mejor, ya verás —terminamos nuestra rebanada de pastel —. Quiero más. En la pastelería me dieron una muestra y al ver que quede fascinada, me dieron una extra.

—Está muy rico, pero cuando como mucho dulce me duele el estómago.

—Mañana es otro dia. No quiero que te pongas mal —me sonrie.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora