Capítulo 33: Familia Clark Baker

113 14 0
                                    


Emma.

~20/07/2020~


—Dime tu color favorito—pide Anderson.

Ruedo en la cama y antes de llegar al filo, siento su mano rodear mi cintura

—¿Para qué? —tira de mí hasta que quede cerca de él.

—Quiero saber mucho más de ti. Sé bastante, pero menos lo que te pregunte —me abraza, colocando su barbilla en mi hombro.

Su respiración es tranquila.

—Me gusta el color azul, también el rojo, el negro, el verde, el morado, el rosa y el blanco.

—Esos son muchos —murmura con pereza —. Dime uno.

—El rojo.

—Bien, el rojo es lindo

—¿Qué tramas, rubio pervertido? —entrecierro mis ojos

—Yo nada —murmura de manera somnolienta. Su agarre se vuelve más débil así que me siento en la cama.

—¿Qué ocultas? —bosteza.

—Nada, ya te dije —chasqueo mi lengua.

Toma mi mano y deja algunos besos en el dorso, mientras se acomoda.

—Dormiré un ratito —indica.

—Está bien —quito el cabello rubio que cae en su rostro.

Una vez lo veo muy quieto, me levanto para observar con más cautela los libreros de este piso. Los de aquí arriba están llenas de libros, sin embargo, las de abajo están algo vacías todavía.

Según Milán, el 30% de los libros que estaban en su antigua habitación, eran tomos de temas sociales, ambientalistas, etc. Por eso las de aquí se ven más desocupadas.

Me paseo por las estanterías observando la clase de cosas que él lee. No tengo ni idea que le pasó al libro que le regale por su cumpleaños hace una más de semana.

Lo único que me dijo fue que lo tiene muy bien guardo y que cuando apenas tengamos más tiempo de la universidad, lo empezaremos a usar.

Leo los títulos en la parte que él llama lomo. Varios llaman mi atención, hasta que tomo uno muy colorido. La portada tiene muchas ilustraciones y al abrirlo encuentro dos fechas, ambas tienen tres días de diferencia. Al lado de eso hay como un tipo de puntuación. Dice 10/10.

Paso mis dedos entre los papelitos de colores que son muchos, sin embargo, aun no entiendo cuál es su función.

Miro cada una de las páginas hasta que, en una de ellas, encuentro un texto con guiones muy corto.

Lo leo con atención.

Cada palabra me da más curiosidad, ya que no entiendo de lo que hablan los dos personajes.

Al terminar esas líneas me quedo intrigada, me quedo con la pica de averiguar qué sucede antes y después, asi que avanzo hasta la página que dice capítulo uno.

Me siento la borde de la cama, usando las almohadas que quedan como un respaldo.

El primer capítulo es corto y apenas ocupa tres páginas.

Miro a mi lado, encontrando a un Anderson muy dormido, ronca al fuerte sin interrumpir su sueño.

Regreso mis ojos al papel entre mis manos, muerdo mi labio mientras pienso si continuo o no.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora