Capítulo 54: Mechas Rojas

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Emma.



~11/11/2020~



Miro al chico que parece un niño pequeño mientras bebe el batido que le entrego mi tío, o sea su padre. Trato de procesar lo que me dijo hace unos minutos y aun esas palabras están pasando por esa fase de mi cerebro.

¿Mi primo? ¿Tengo un primo?

—¿Cuántos años tienes? —le pregunto, cosa que lo hace mirarme.

—Diecinueve —contesta —. Y sé que tú tienes 23, papá me lo dijo.

¿Papá?

Miro a mi tío, el cual solo levanta los hombros.

—¿Cómo? —bufa.

—Me enteré hace cinco años —mis ojos vuelven a abrirse —. Su madre... Anduve con ella hace tiempo y nunca me enteré de que estaba embarazada, hasta hace cinco años, cuando una hermana de ella logro contactarme —miro al chico que baja la mirada —. Irma falleció en un accidente y Dylan no tenía con quien quedarse.

—No es que no tenía, pero en esa familia nadie me quiere por no haber tenido una familia completa.

—No digas eso, hijo —toma aire —. Como te decía, Emma. Lo conocí cuando tenía catorce años y admito que al inicio intenté huir por miedo, pero luego lo vi y en su mirada te vi a ti. Tienen mucho parecido y serían similares si no fuera pelirrojo como su mamá —el chico se saca la gorra dejándome ver el lindo cabello rojo que tiene —. No fue fácil iniciar una relación, no con la perdida de la única persona que lo había querido, pero lo conseguimos. Me tomo dos años que confiara y uno más en que me llamara papá.

—¿Dónde lo has tenido todo este tiempo?

—En mi casa. ¿En dónde más?

—Yo he ido a tu casa y nunca vi rastros de que un jovencito viviera ahí.

—Es muy ordenado —indica.

Los ojos de Dylan son iguales a los de Aarón. Incluso se parecen en ese gesto que hace mi tío cuando está incómodo.

—¿Estudias? —me mira.

—Sí, ya terminé el colegio. Perdí un año por la muerte de mamá.

—Pero es lo de menos. Fue el primero en su clase y me siento orgulloso de eso —su padre toma asiento y le da un apretón en su hombro.

Los tres miramos las escaleras al escuchar un maullido.

—¡Un gato! —el chico corre y lo toma en brazos.

—Ahora entiendo la insistencia con querer quitarme al gato —miro a mi tío.

—Él quería uno y se lo merece por las notas que obtuvo. ¿Ya me lo darás?

—No —indico a lo que escucho un chasqueo —. Bien, puede quedárselo. En tu conciencia queda de que le quitaste el hermano a Manchitas —lo señalo.

—¿Tiene nombre? —inquiere Dylan.

—Gris —indico.

—Está lindo.

Sin notarlo, Lukas aparece en el vestíbulo, lleva la ropa del gimnasio y está hecho un desastre.

—Hola Aarón —mi tío le devuelve el saludo —. ¿Recién regresas de clases? —me pregunta.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora