Capítulo 28: Recorrido

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Milán.

~03/06/2020~


—Es muy bonita —comenta, mirando la fachada principal de la casa —, pero porque estamos aquí. ¿Me trajiste para presentarme a alguien o cómo?

—Te traje para mostrarte la casa, Emma. Es mía —me mira con sus cejas levantadas—. Es mi regalo de cumpleaños y graduación.

—Pero si para la graduación falta mucho —indica.

—Lo sé. Yo también dije lo mismo, pero, creo que mis padres querían regalármela ya.

—¿Cuándo cumples? —inquiere rápidamente.

—Tres de julio —saca su teléfono ante mi repuesta

—¡Estamos tres de junio! Aún queda un mes completito —camina a su auto para ir por su cartera —. ¿Harás algo? —añade al regresar.

—Los chicos quieren que vayamos a la discoteca de la vez anterior.

—¿Esa en donde todo parece sacado de una película latina?

—La misma —entrelazo mis dedos con los suyos —. Ahora andando, quiero que conozcas lo más increíble de la casa.

—A que es la biblioteca —tira de mi mano en dirección a la puerta.

Como va adelante me fijo en lo ajustado que le quedan los pantalones que lleva. Abro la puerta principal y escucho como suelta una exclamación ante el patio principal.

—Esto está de no creérselo —se encamina al pequeño recibidor con barra incluida —. Tus gustos son excelentes.

—Eso es evidente, te tengo a ti como mi novia —me mira y le guiño un ojo rápidamente —. Si esto te gusto, quedaras amando en interior de la casa.

—Espero y no sea así, porque soy capaz de quedarme a vivir aquí.

—Yo no me quejaría.

Luego de que se sentara en los muebles y subiera su lindo trasero a la barra, nos adentramos en la casa. El recorrido es corto por su prisa de querer ir a mi habitación.

—¿Lista?

—Si no abres esa puerta, ya. Voy a empujarte —coloca sus manos en sus caderas.

—A tus órdenes.

Le doy paso y en segundos está en el centro de la habitación. Admira cada rincón y me dice un "lo esperaba" cuando ve donde está ubicada mi cama. Revisa las repisas hasta donde alcanza y ojea la que tiene algunas figuras de los personajes ficticios que tengo.

—Voy a darme la tarea de regalarte algunos libros —da una vuelta hasta quedar frente a mí —. Se ve algo vacío porque el espacio es más grande.

—Tarde o temprano iba a necesitarlo. No pienso regalar o botar algún libro, eso sería como un delito —me altero.

—Entiendo, entiendo —se distrae un momento y luego me sonríe —. Iré arriba.

Al ver que emprende el camino a las escaleras me adelanto y le obstruyo el paso.

—¿Y ahora qué? —se cruza de brazos —. No me digas que esta vez si tienes los condones regados y que por eso no puedo subir.

—Noup.

—¿Entonces? —levanta los hombros.

—El único que puede subir soy yo —abre la boca sin creer lo que le digo.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora