Epilogo (II)

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Milán.



~07/01/2024~



Bajo del auto y espero junto a los otros padres afuera del establecimiento donde está Natalia. Emma me aviso que hoy la guardia los dejaría salir más temprano, así que tuve que dejar el trabajo, para recogerla.

Algunas mamás que están unos metros lejos de mí, me sonríen e incluso saludan, pero yo solamente les desvío la mirada. Una de ellas, la primera vez que me acerque a este lugar, intento ligarme. La cosa fue que se alejó cuando noto que la personita que venía a recoger era Natalia.

Emma me contó que una vez tuvo problemas con una pelirroja, porque otra niña había pegado plastilina en el cabello de Naty y no me tomo mucho suponer que era ella la del problema, ya que no veo más cabelleras rojas aquí y porque cuando ve a Natalia salir y correr hacia mí, ella hace una mala cara.

Admito que me molesta mucho el ver como mira a mi niña, sin embargo, trato de mantenerme calmado.

La puerta del lugar se abre y los niños salen en fila, ordenados. Me da ternura notar como buscan a sus papás con la mirada, para después ir con ellos emocionados. Doy unos pasos y justamente en ese momento veo a mi pequeña con una sonrisa en su cara.

A veces en su sonrisa veo a Maya de pequeña.

En el segundo en que me ve, empieza a correr como hace todo el tiempo. Yo me quedo en cuclillas y la espero con los brazos abiertos. Prácticamente, se arroja sobre mí y la levanto en el aire.

—¡Papi! —escucho una risa, que llena mi pecho de una manera indescriptible —. ¿Cómo etás?

—Mejor ahora que te veo —arreglo su cabello rubio y acomodo el flequillo que lleva —. ¿Cómo te fue a ti? ¿Qué hiciste hoy?

—Jugamos con paslilina —rio por como confunde las letras.

—Es plastilina, mi amor —frunce sus cejas y el gesto me recuerda a Maya —. Repite. Plastilina.

—Plas... Plaslilina —niego con una sonrisa —. No puedo —al menos eso lo dice bien, porque antes decía "no pedo".

—Luego seguimos practicando. Ahora iremos a almorzar.

—¿Con mami?

—Sí, con mamá. A casa de la abuela, nos está esperando allá.

—Yo quiero mucho a la abue Conny —dice distraídamente —. También al abelo.

—Lo sé, hija —la acomodo en el asiento trasero y le coloco el cinturón. Su lonchera la dejo a su lado.

Tamien a Lance y a tita Annie.

—Pues ellos también están en la casa, podrás jugar con Lance —voy al asiento del conductor y antes de subir alguien me llama.

—Gracias por no irse, señor Anderson —dice la maestra de Naty. Tiene la cara roja por correr y el mandil lleno de pintura —. Se le quedó esto a Natalia. Es la carpeta con los trabajos de la niña, la señora Clark me pidió que se los entregue a usted, porque después la pequeña los olvidaba, cosa que paso —sonríe viendo a la pequeña dentro del auto.

—Le agradezco —noto como detrás de ella alguien levanta la mano —. Creo que la llaman.

—Oh, si es a mí. Tenga buena tarde —se asoma por la ventana —. Cuídate mucho Natalia, nos vemos el lunes —ella mueve su manito y con eso se aleja.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora