Capítulo 57: 360 Grados

81 11 0
                                    



Emma.



~27/11/2020~



Maya sonríe de nuevo y una chispa se enciende en mí, al ver su emoción. Pasa su mirada de la niña a su hermano varias veces, hasta que consigue marearme.

Luego su expresión vuelve a ser neutra y mira a la ventana. Duro poco la emoción.

—Se parece a ti, Milán —pasa las manos por su cara —. Es como una copia de la foto tuya que mamá tiene en la sala.

—Pues yo le encuentro mucho parecido a ti.

—Es porque somos hermanos, tonto —gira el cuerpo y con la mano de su abrigo frota sus ojos —. ¿Ya tiene nombre? —nos deja ver su rostro y tomamos en cuenta que un par de lágrimas salen de sus ojos.

—Mayi, no llores —pido.

—Es que es muy hermosa —termina de hablar y suelta el llanto. Milán se adelanta para poder abrazarla y ella no lo aleja, al contrario, se aferra a su cuello —. Hasta para hacer bebés eres bueno.

—Pues ese no era el plan —eso la hace reír, reír de verdad.

Entre los dos susurran algo y yo me concentro en poner la mano sobre el pecho de la bebé que empiezan inquietarse. Pasan alrededor de dos minutos hasta que se separan.

—¿Qué nombre le pondrán?

—Tengo varias ideas, pero no me convencen del todo —ella mira a su hermano y lo empuja para que se acerque. Milán se queda solo unos pasos lejos de la cama y yo le hago una seña con la cabeza para que siente. Muevo mis piernas con mucho cuidado, dejándole un lugar.

Una vez queda cómodo, estira las manos y enseguida las recoge alejándolas del cuerpo de la niña, la cual lo mira con fascinación.

—¿Puedo? —inquiere.

—También es tuya, rubio —trata de no sonreír —. Yo no lo hice sola —enarco una ceja.

Eso es lo único que necesita para acercarse con confianza. Lo hace con tanta delicadeza que mi corazón se derrite. Trata de cuidar sobre todo su cabecita y mientras le hace mimos, acomoda el gorrito que me dieron en el hospital. Rápidamente, giro mi rostro con una sonrisa que sale espontáneamente al ver la escena. Al regresar a como estaba antes, Milán sigue mirando a la pequeña y Maya solo se fija en mí.

—Oficialmente, dos mujeres tienen control sobre ti —le habla a su hermano, sin quitarme la mirada de encima. Rápidamente, cambia de tema —. ¿Entonces cómo se llamará?

—A mí me gusta mucho el nombre Natalia —ella asiente —. Pero si me gustaría que él otro nombre lo escojas, tú —señalo al chico rubio.

Mira a la niña y deja un beso en su mejilla rosada, luego se inclina hasta donde estoy y se acerca a mi oído.

—¿Le podemos poner el otro nombre de Maya? Siempre me ha gustado —mi piel se eriza ante su cercanía.

—¿Cuál es? —pregunto sin moverme.

—Alisa —la bebé se queja un poco y levanta la mano golpeando sin querer a su papá —. ¡Vaya! Qué fuerza tienes tú.

—¿Entonces solo será un nombre? —inquiere Maya, sacándonos del hipnotismo en que nos pone Natalia.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora