Extra 2: Los plenos 27 (+18) (Parte II)

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Emma.



~05/02/2024~



Apenas Milán estaciona el auto en el garaje, baja del asiento de al frente, para caminar a los asientos traseros, y ayudarme con una Natalia muy dormida. La niña murmura le nombré del gato que es su compañero de aventuras, mientras un poco de baba rueda por su barbilla.

—Abre la puerta, por favor. En mis bolsillos están las llaves —busco en los de delante, sin tocar mucho y él, mientras sonríe con poco, me indica que lo que busco están en los bolsillos traseros.

Llevo mi mano al lugar y rápidamente las encuentro. Avanzo a la puerta para abrir y dejo que pasé primero, para seguir detrás de él.

Avanzamos hasta la recámara de Naty, para dejarla en su cama de unicornios y me acerco a arroparla con el edredón de arcoíris.

—Nunca pensé que en mi casa monocromática, llegaría haber un espacio lleno de colores.

—Solo le costó pedírtelo una vez, para que tú cedieras —dejo un beso en la frente de mi niña y aparto su cabellito.

—Pues yo solo cedo por las personas que amo —lo siento llegar a mi lado y cuando me alejo, él le da el beso de buenas noches a la niña —. Descansa, princesa. Papá te adora.

Salimos de la recámara de la niña y él me hace una seña con la mano, para que avance adelante. Empiezo a caminar por el pasillo y paso de largo, de la puerta de su habitación.

—Iré a cambiarme —volteo —. ¿Quieres algo para dormir o dormirás con eso puesto?

—No tengo ropa aquí.

—No necesitas tu ropa. Puedes usar la mía —trato de no sonreír —. A menos que quieras andar desnuda por ahí —enarca una ceja.

—Sueña —digo, empezando a avanzar —. Iré por algo de agua. Con una camisa y un pantalón de tela, es suficiente. Déjalo en el baño que ya regreso.

Llego a la cocina, sirvo un vaso completo de agua con gas y bebo la mitad de manera rápida.

Si Milán sigue con sus comentarios provocativos, no podre resistir tanto. Me dejo con tantas ganas en mi apartamento, que lo único que quiero es sentirlo de una vez por todas.

Arreglo mi cabello, mi ropa y camino a la habitación. Sin embargo, toco la puerta antes de entrar.

—¿Puedo pasar? —pregunto.

—Puedes —responde y giro la perilla, adentrándome en la habitación. Lo busco por unos segundos, hasta que de reojo noto que algo se mueve arriba. Él se asoma, como si yo lo hubiera llamado con la mente y sonríe —. Estoy arreglando la cama para ti. Yo descansaré en el sofá.

—Puedo usar el sofá.

—No empieces a decir que dormirás abajo. Ya tengo mi lugar para esta noche —aprieta con sus manos la banda de metal, que impide que caiga y que mando a modificar, por la seguridad de Natalia —. En el baño está la ropa que te deje —añade y no lo veo más, ya que se aleja.

Camino al baño y lo primero que hago es quitarme los tacones. Mis pies me lo agradecen y sigo con el nudo que sostiene el enterizo a mi cuello.

Lo desato y de lo suelta que es la prenda, termina a mis pies. La hago a un lado y rápidamente me coloco la camisa con cuello V, la cual desprende el olor del perfume de Milán.

Acerco la tela a mi nariz y la olfateo, mareándome de paso. Adoro su olor, me da demasiada paz.

Dejo eso a un lado y me coloco los pantalones, sintiendo la humedad aumentar en medio de mis piernas y la tela de mis bragas siendo las afectadas.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora