Capítulo 55: Roces y Hospitales

85 11 0
                                    



Emma.



~20/11/2020~



Cuando mis ojos alcanzaron a ver parte de su cuerpo salir de la iglesia, pensé que estaba alucinando o que era un sueño. Sin embargo, en el momento en que Annie me confirmo que, si era él, mis pies dieron el primer paso.

Esquivo a la gente y recibo uno que otro golpe de paso. El aire me pesa cuando queda más cerca. Por el movimiento de su tórax sé que trata de respirar y cuando noto que está mejor digo su nombre.

—Milán —se endereza y envuelve sus dedos alrededor de un papel que sostiene.

Poco a poco gira hasta que queda frente a mí. Está igual a como lo recuerdo, solamente que tiene el cabello un poco más largo, pero le queda bien.

—Emma, hola —noto como traga y por un momento veo al chico de meses atrás. Todo inquieto y nervioso cuando me veía.

—No esperaba verte aquí. Annie nunca mencionó que te había invitado.

—Lo hizo, pero no iba a venir —arrugo mis cejas —... O sea, no es que no iba a venir, tenía planeado hacerlo... No, no tenía —resopla —. Disculpa, es que mi boca y mente no conectan.

—¿Entonces ibas a venir o no?

—Fue una decisión de último momento —asiento y doy algunos pasos, sin notar que cerca hay una maceta y una planta.

Mi vestido se queda enredado y sin arruinar la tela trato de quitarlo, sin embargo, me quedo congelada cuando él aparta mis manos para hacerlo él mismo.

Se toma su tiempo y en varias ocasiones sus dedos rozan mi pierna gracias a la abertura que tiene. A lo que se levanta queda tan cerca que me es inevitable oler su perfume. Cierro mis ojos, mientras mi mente me regresa a esos momentos donde me quedaba con él en su casa.

—Clark —el roce de su piel en mi mejilla me hace estremecer.

—Espérate, estás muy cerca —automáticamente mis manos van a su torso.

—¿No me has extrañado, Emma? Porque yo a ti si, como...

—Como un demente —completo con él.

—Como un demente —afirma para luego tomar mi mano, dejar un beso en el dorso y dar unos pasos atrás.

Se arrodilla a recoger algo y me lo entrega.

—Te lo envía Maya —tomo las hojas de papel y abro el primero.

En la hoja está plasmado un dibujo de Mordiscos, el cual está mordiendo un juguete.

—Muy hermoso —abro la otra hoja y mi mirada recae en los trazos que forman la figura de Estornudos —. Es... Dios, es... Es Estornudos, mi Estornudos —las lágrimas empapan mi cara en segundos y caen en mi vestido.

—Hey, tranquila —sorbo mi nariz —. Le dije a Maya que el dibujo te haría llorar.

—Es precioso y perfecto —abrazo la hoja de papel sin arrugarla —. Gracias Milán —limpia mis lágrimas y luego retrocede.

—Ya iré adentro, te veo allá.

—Oye ¿Iras a la recepción luego?

—No, solo estaré aquí y luego me iré a mi casa. Es mejor ir poco a poco.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora