Capítulo 47: Un Culpable

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Milán.



~27/08/2020~



La única vez que me he sentido si de enojado e impotente al mismo tiempo, fue cuando Emma me contó de ese maldito maestro. Yo estuve a nada de ir a buscarlo, a nada. Sin embargo, ni lo hice por ella. Pero ahora que sé quién fue el desgraciado que violó a Maya, todas esas ganas de buscar venganza aumentan.

Dos de las personas que más amo, pasaron por un horrible momento de sus vidas y me siento destruido. Me siento cegado.

¿Por qué en el mundo existen personas con la mente tan desquiciada? ¿Por qué siempre esas personas que más sonríen son a las que les arruinan la vida?

Espero en el semáforo, mientras los minutos se me hacen eternos. De la nada suelto un grito que me hace lastimar la garganta y de paso me rompe más.

—¿Por qué, Maya? Solo eres una niña —dejo caer mi frente al volante y me sobré salto cuando las personas presionan las bocinas de sus autos. Incluso escucho un insulto.

Con la rabia corriendo por mis venas y aumentando, acelero y giro en una esquina.

A unos pocos metros del lugar veo a varios adolescentes salir del establecimiento, la mayoría de la edad de mi hermana. Bajo del auto y camino en busca del imbécil.

Me cuesta trabajo encontrarlo hasta que doy con él. Me sonríe cuando me ve y saluda alegre, pero enseguida su rostro se torna neutro al ver mi estado. Se queda quieto como si tratara de averiguar qué me pasa, mientras que yo avanzo más.

En segundos ya lo tengo frente a mí.

—Hola, Milán. ¿Sabes por qué Maya no vino hoy? Tocaba arte y nunca falta a esa clase —me lleno de más cólera, escuchando como cínicamente pregunta por mi hermana.

—Hijo de perra —lo tomo del cuello de su camisa con una mano y con la otra propino un puñetazo en su mejilla derecha.

Se tambalea y lo golpeo una segunda vez logrando que caiga al suelo.

—Pero ¿Qué...?

—¿¡Que!? ¿¡En serio preguntas!? —aprietos mis puños, viendo como retrocede del miedo —. Maya, no se merecía eso —murmuro con odio, con todo el dolor del mundo.

—¿Qué tiene? ¿Le pasó algo? —mi rabia aumenta y antes de que logre propinarle un patazo en su abdomen tiran de mi camisa y llevan mis brazos hacia atrás.

—O te tranquilizas o yo te golpeo. No bromeo —no necesito girar para saber que es Jaden el que habla con un poco de dificultad. Son pocas las veces que lo he escuchado decir frases largas.

—¡Suéltame! Voy a matarlo —me empuja y se coloca frente a mí, negando.

Sin hacerle casi avanzo y él me empuja enseguida, consiguiendo que retroceda.

—¿Qué no lo ves? —dice en lenguaje de señas, algo exaltado, cosa que me hace saber que está enojado. Al mirar de reojo a Elliot noto que de la esquina de su labio sale sangre.

—No es suficiente.

—No me refiero a eso, Milán —se acerca para hablarme y que le entienda —. Míralo, no parece saber de qué le hablas —añade en señas.

—Fue él. Maya escribió su nombre y su apellido en uno de los cuadros que destrozo.

—¿Qué tiene Maya? —se levanta del suelo, pero yo soy más rápido y esquivando a Jaden, lo regreso a donde estaba.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora