Capitulo 13: Estornudos

124 15 8
                                    


Emma.

~14/03/2020~


Tomo mi mochila con juguetes y comida en el interior. Una vez salgo de la casa encuentro a mamá subiendo a su auto.

—Cada uno ira en el suyo, después de pasar por la fundación tengo que ir al hospital.

Asiento subiendo al mío y conduzco detrás de ella.

Una vez llegamos, me adentro en el edificio de cinco pisos. Puede que por el momento no sea mucho, pero en el futuro cercano tenemos planeado, con mis padres, hacer la fundación más grande para que así llegue a otros lugares.

Llevamos mucho tiempo planeando eso.

Paso la recepción saludando a la chica que trabaja ahí y apenas pongo un pie en la sala de juegos, un montón de niños me abrazan.

—¡Emma! ¿Trajiste el Jenga? —pregunta uno de ellos.

—¿Y los bloques para armar castillos? —le secunda una niña de cinco años, con mucha ilusión.

Me arrodillo para quedar a su altura.

—Sí, traje todo. Como lo prometí.

Me abrazan logrando que pierda el equilibrio, caigo y la mayoría no deja de abrazarme ni por como estoy.

—Muy bien, muy bien. ¡Ahora juguemos! —me llevan hasta el sitio donde hay unos sillones y más niños.

—Hoy traje... —mi mirada es de suspenso —Jenga —su rostro es de felicidad —. Además, muchos bloques para castillos —aplauden y volteo la bolsa de tela.

Recojo mi cabello por el calor.

—Y, por último, dulces que ustedes puedan comer, obviamente.

Dejo todo en el centro del círculo.

—¿Podemos comer? —inquiere una niña.

—Más tarde. Por ahora pueden jugar, yo debo ir con mi mamá. Vuelvo en un segundito.

Me levanto yendo a una de las oficinas, antes de abrir la puerta escucho sollozos.

—No creo que esté funcionando, doctora Baker. Yo veo igual a mi niña.

Me adentro en el lugar, encontrándome con quien esperaba.

—Deje a los niños jugando —trago viendo a la mamá de veinticuatro años.

Ella es Marián, a su niña le diagnosticaron sarcoma de Ewing a los dos añitos de edad. Desde ese día ha hecho lo imposible porque su bebé se cure, pero los tratamientos no resultan.

—Lo siento mucho, Mari.

—Me siento una incompetente por no poder hacer nada —se sienta en la silla soltando lágrimas.

Miro a mamá diciéndole con la mirada que me acercaré.

—Tú no tienes la culpa, el cáncer no ve factores, solo ataca. No te eches la culpa, por favor.

Me abraza llorando más.

—Seguiremos con las quimios —habla mi mamá —, no nos daremos por vencidos y ella podre, Marian, porque tu niña es fuerte. Solamente debemos esperar.

—Yo iré con ella. Arreglaré todo para la noche porque quede en llevarla un rato al parque, con sus hermanos.

—Eres la mejor mamá del universo.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora