Capítulo 40: Annie

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Emma.


~08/08/2020~


—¿Qué haces aquí? —Annie voltea y me sonríe algo adormilada —. Te dije que, si necesitabas ayuda, me llamaras.

—No quería despertarte —gira para seguir preparando el biberón —. Ya mi amor, dame unos segundos —le habla a Lance.

—Déjame ayudarte —la hago a un lado y termino de preparar la comida del bebé —. Si tienes sueño ve a dormir, puedo encargarme de mi hermoso sobrino.

—Me gusta verlo comer, pero todo tuyo —una vez me lo entrega nos encaminamos a la sala —. Dejamos la casa de tu novio hecha un desastre —patea una bolsa de papitas.

—Mañana lo organizamos, no te preocupes —toma la botella de refresco que quedó —. ¿Por qué es tan hermoso? —miro al bebé.

—Aunque odie a su papá, debo admitir que esos hermosos ojos, son genes son de él.

—¿Qué sientes al pensar que algún día puede reaparecer? —pregunto y me mira —. Por qué puede, Annie. No quiero ser pesimista, pero a pesar de que la haya cagado, tiene derechos. Es la realidad.

—Estoy segura de que lo primero que haré si llega a aparecer es golpear su atractivo y sensual rostro —suelta una risa amarga.

—¿Y luego?

—Insultarle hasta la bisabuela, eso es seguro —toca la carita de su niño —. Tengo algo de dinero que Conny me dio y...

—Dile mamá, Annie, ella te lo pidió y su mayor anhelo es que lo hagas, créeme —asiente.

—Bueno. Mamá —sonríe un poco —me dio algo de dinero para poder comprarle ropa a Lance que me guste, dijo que, si me hace falta que le pidiera, pero no quiero abusar.

—Pronto seremos una familia oficialmente, pero tú ya eres mi hermana, él mi sobrino y todo lo nuestro es suyo, así que deja las penas a un lado —no dice nada —. ¿Qué le comprarás a este bebé comilón?

—Vi en línea unos pijamas de animalitos, una de un gatito y de una cebra. Me hace ilusión poder ponerle eso —se toma un rato para pensar —. También, encontré uno de esos lugares donde puedo hacerle sesiones de fotos, pero para eso usaré un dinero que tengo de las pulseras que vendía en el orfanato para las cosas que quería comprarme por mi cuenta.

—¿Esta la hiciste tú? —miro la pequeña manilla roja y un ojito del mismo color que Lance tiene en su muñeca derecha.

—Si, pero el dije es un regalo de una de mis amigas. Me dijo que eso evita que cuando jueguen mucho con él o le hagan muchos mimos, no le dé mal aire.

—Oh, ya. Mi abuela me dijo algo sobre eso. Ella es latina. Mexicana con exactitud, como mi familia paterna.

—¿Ellos saben que me adoptaron? —inquiere en voz baja.

—Fueron los primeros, Annie y quieren conocerte como no tienes idea —sonríe —. Sin embargo, no es que seas menos importante, pero, les hace ilusión saber de este niño —mira a su pequeño.

—¿En serio? —su voz muestra nerviosismo y alegría.

—Por lo que sé, desde hace varios años, que no nace un niño o niña en la familia. Así que él será muy mimado cuando los conozcas.

—¿Y cómo cuando seria eso? —juega con sus dedos.

—Todos los años en el mes de octubre hacemos una reunión, la cual es tradición desde antes de que yo naciera —sonrío —. Nos reunimos los Clark, los López, los Andrade, etc. Mi abuela tiene tres hermanas y todos sus descendientes nos reunimos esos días.

Algo Cliché Pero Al Revés©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora