Narrador Omnisciente.
~22/09/2020~
Ambos ven como Milán se va tambaleando hasta su habitación y ninguno de los dos dice palabra o seña alguna. Horas atrás, cuando Laia recibió una llamada del teléfono de Jaden y le hablo una persona que no era él, se asustó demasiado. Su corazón parecía loco mientras espera el taxi que la llevaría hasta el bar y al mismo tiempo se imaginaba escenarios nada agradables.
Los dos se miran y Jaden se acerca a ella causando que las palpitaciones aumenten, pero la chica se decepciona cuando lo único que hace el muchacho es darle un beso en la frente. Desde que tomaron confianza, tiene ese lindo gesto con ella.
—Descansa —le dice en lenguaje de señas e inclinándose un poco. Como si ella fuera una reina.
Aunque en realidad, para Jaden, Laia siempre será su reina.
Ella sonríe y avanza un poco, mientras observa como el chico se acuesta bocarriba en el sofá. Piensa un rato en si decirle que puede ir con ella y cuando se siente decidida, voltea.
Queda en un lugar donde él pueda percatarse nuevamente de su presencia y le sonríe.
—¿Quieres venir conmigo? —él se relame los labios, lo que causa que ella apriete sus piernas.
La cantidad de veces que han fantaseado uno con el otro son infinitas. Y siempre terminan autocomplaciéndose. Jaden mira al nuevo amigo borracho que hizo y luego a la chica.
—¿Segura? —inquiere, ella asiente. El chico se levanta y le hace una seña para que avance. En el momento en que los dos pasan por la habitación de Milán, escuchan sus ronquidos, cosa que hace reír a los dos.
La habitación está oscura y rápidamente encienden la luz. Jaden le avisa que irá al baño y se encierra en el pequeño cuarto. Se enjuaga la cara queriendo que la tensión en su pantalón baje, pero lo único que consigue es que le incomode más cuando cierra los ojos y el rostro de ella aparece en su mente.
—¿Tardas todavía? —alcanza a escuchar que pregunta gracias al aparato en su oído. Respira unos segundos y enseguida sale —. Ya vuelvo.
Así como el chico, ella también lava su cara mientras recuerda, la primera vez que la toco en la discoteca el día del cumpleaños de su amigo. Maldice al recordar que, si Milán no les hubiera interrumpido, Jaden hubiera estado entre sus piernas esa misma noche. La humedad en esa zona aumenta y cierra sus ojos pasando sus dedos por sus labios, entre sus pechos y se detiene en el botón de su pantalón de mezclilla.
Aleja las manos del botón cuando escucha una fuerte respiración, abre los ojos y por el espejo puede ver a Jaden. Las pupilas del chico están tan dilatadas que cubren todo el iris verde azulado de sus ojos.
—Eso es una falta de respeto —le dice ella tratando de sonar normal y él sonríe de lado, algo cohibido, causando que las piernas de ella fallen.
—Lo siento —murmura con un tono de voz ronca y en ese momento Laia debe sujetarse del lavabo.
Ambos dejan de mirarse y ella sale del baño.
—Hay que dormir —indica —. Puede que no hayas tomado como esos dos, pero tendrás jaqueca sí o sí —asiente.
Ya en la cama cada uno ocupa un lado, se despojan solo de los zapatos y se cubren con el edredón, pero enseguida, Laia lo aparta al sentirse acalorada. Se coloca boca abajo, buscando comodidad, ya que brasier le incomoda y apaga la lámpara de la mesita.
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Algo Cliché Pero Al Revés©
Novela Juvenil¿Qué es lo primero que piensas cuando dicen cliché? Algo que es muy repetitivo, pero que nos gusta, leer, ver o incluso escuchar. Eso son Emma y Milán, solo que un tantito modificado. El chico tiene dos modos, como los lectores. En la universidad...