Capítulo 37 | Primera parte

310 55 28
                                    

Despedidas

HARLEEN

Darle la espalda a los Dunn, una vez que te han hecho un favor, cuenta como deslealtad. Desde que era mi pequeña, mi abuela me advirtió sobre los peligros que podría acarrear tal acción. Pero estoy dispuesta a correr este riesgo por Yoongi y por mí.

Hasta hace tan solo una hora, fingí estar en el bando de mi familia. Mi intención jamás fue unírmeles. Acudí a ellos para pedirles un favor. A cambio, ellos me dieron una tarea. Sin embargo, ahora que la policía ha suspendido la investigación del secuestro de Taehyung, no estoy dispuesta a seguir las órdenes de Michael Dunn. Tengo otro plan.

Inhalo profundo, ajusto el espejo retrovisor del coche y miro a través de este.

El aparcamiento del motel donde una semana atrás Yoongi y yo hicimos nuestro plan de huida está casi vacío. Además del coche de Tony, en el que estoy yo, solo hay dos más. Estos están estacionados desde que llegué y no hay nadie dentro de ellos. Así que, sí, la única persona en los alrededores es la que estoy viendo en el reflejo.

Son las 8 p.m. Llegué más temprano de lo acordado para asegurarme de que nadie me seguía. Desde Weakland hasta aquí, conduje atenta a cada vehículo que se aproximaba, pero no he visto ninguna señal de los Dunn hasta el momento.

Si todo sale bien, Yoongi y yo podremos dirigirnos al aeropuerto sin problema. Entonces, una vez que salga del país, los Calaveras y todo lo relacionado a ellos quedará en el olvido.

Podré centrarme en mi futuro. En mi futuro con Yoongi.

Falta una hora para que sean las nueve, la hora que él y yo pactamos para el encuentro, pero no puedo dejar de mirar hacia atrás en su búsqueda.

Inquieta, miro mi móvil. Haber pasado una semana sin contacto con Yoongi no se sintió como antes, porque sabía que volveríamos a vernos, pero de todos modos me he preocupado por él.

La tarea que los Dunn me dieron ayer, y que no pienso concluir, apenas me distrajo de mis pensamientos sobre el inminente viaje a Corea del sur. De hecho, las últimas horas las he dedicado completamente a poner mis cosas en orden.

La conversación que tuve con Hopper por teléfono, antes de subirme al coche y emprender mi viaje hacia Castacana, todavía hace eco en mi cabeza.

¡Dunn! Al fin te comunicas —me dijo él, entre molesto y aliviado, al contestar mi llamada.

Necesito pedirte un favor —dije sin vueltas.

Durante una fracción de segundos, me sentí mal por llamarlo solo para eso, pero continué decidida:

Escúchame bien. En el cajón de la mesilla, en mi habitación, dejé mi carta de renuncia. ¿Podrías entregársela a MacArthur? Pensaba volver al pueblo, pero se me hizo tarde y...

¿Renuncia? ¿De qué hablas?

Te dije que iba a renunciar.

Dunn...

Su tono inquieto no me pasó desapercibido.

Por favor —le pedí—. Puede que no regrese por mucho tiempo, así que no es necesario que sigas cuidando de mis plantas. En cuanto a Prince, déjatelo. O regálalo si quieres.

—No hablas en serio, ¿verdad?

Suspiré.

Por favor —insistí, incapaz de afirmar o negar nada—. No tengo tiempo para aclarar tus dudas ahora, pero cuando vuelva te explicaré todo. Yo... lo prometo.

CHERNÓBIL | YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora