Capítulo 4

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Riesgos y beneficios

YOONGI

Me limpio las manos engrasadas en un trapo viejo y luego me lo paso sobre mi frente, quitándome la transpiración y las posibles manchas que pudieron haberme quedado en la piel.

Son apenas las ocho de la mañana, pero el sol ya está irradiando calor suficiente para que quiera esconderme en el interior de la casa. Odio el verano. Odio el jodido clima seco de Castacana. Pero, sobre todo, odio llevar tantos días alejado de la civilización.

Comienzo a inquietarme y eso nunca es bueno, no con mi historial. Lo único que me ha mantenido centrado los últimos días, mientras RM y Hyesoo se hacen cargo de la situación, es la vieja moto de Minho. Solo una vez en mi vida tuve la oportunidad de verlo montándola, pero de ese día ya ha pasado mucho tiempo. Así que, sí, me he propuesto repararla.

Tras haber dado un par de vueltas en los alrededores, y comprado accesorios en mis anteriores visitas al pueblo, puedo decir que está tan en condiciones como es posible luego de haber pasado cinco años abandonada.

Piso el pedal para hacerla arrancar, el motor cobra vida y por un momento siento mi ansiedad disminuir.

De pie junto a la moto, inhalo y me quedo mirándola.

Si no estuviéramos tan jodidos actualmente con el secuestro de Kan, podría coger mi bolso, montar la moto y viajar a cualquier parte del país. O incluso llevármela a Corea. Pagaría lo que fuera necesario para llevármela. Quiero irme de aquí. Lo único que me detiene, si debo ser sincero, es mi hermana. No dejaré a Hyesoo sola en esto.

—Mierda —gruño, sin embargo, al recordar las últimas palabras que crucé con ella.

Hace media hora tuvimos un ligero desacuerdo en su habitación. No es que no hayamos tenido nuestros choques, pero este último me supo amargo porque ni siquiera tuvo que ver específicamente con nosotros. Se desencadenó por la ausencia de nuestro prisionero.

Estábamos por desayunar cuando RM fue a llamarlo para que bajara a unírsenos, tal como lo ha permitido Hyesoo estos últimos días, y encontró su dormitorio vacío. Inmediatamente, nos dio aviso, y a toda prisa comenzamos a recorrer la casa temiendo lo peor, que hubiera escapado.

Aunque RM lo encontró durmiendo en el subsuelo, en la habitación donde están las máquinas para ejercitarse, me molesté con Hyesoo por haber permitido siquiera que él saliese del dormitorio que le asignó el primer día.

Sigo molesto con ella. Y es que, aunque no quiera admitirlo, la situación se le está escapando de las manos.

Si bien ya pasó una semana desde que lo dejó solo en la casa, y yo al venir a corroborar que estaba bien lo encontré tendido en el patio mirando el cielo, todavía no me fío de sus acciones. Es un jodido modelo, lo sé, pero no me puedo sacar la idea de que él está influyendo en su comportamiento. Ella no suele confiar tanto en las personas. Al menos, no desde que Minho murió.

No obstante, apenas dos semanas después de haberlo secuestrado, ella le ha dado rienda suelta a Taehyung.

Mis puños se aprietan alrededor del destornillador que acabo de sacar de la caja de herramientas y vuelvo a maldecir en voz baja.

Hyesoo no solo le quitó las cuerdas de las manos durante el primer día a nuestro prisionero, sino que también se atrevió a dejar la puerta de su dormitorio sin llave dos días después. Ella está haciendo cosas que, si no hubiera conocido a la Hyesoo de quince años, no podría creer que fueran llevadas a cabo por su propia voluntad.

Entiendo que el tipo sea inocente, que haya terminado en nuestras manos por error, pero ahora somos nosotros quienes corremos peligro, no él. Creo que Hyesoo se ha olvidado de esta parte.

CHERNÓBIL | YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora