Capítulo 10

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Mucho peor

YOONGI

Se suponía que tendría dos horas para hacer lo que quisiera sin tener que dar explicaciones. Se suponía que, durante ese tiempo, podría permitirme ser la versión más auténtica de mí. Se suponía que saciaría mi necesidad de Harleen.

Sí, se suponía.

Maldigo entre dientes apenas me aparto de ella y me apresuro para fundirme con la multitud. Mi cuerpo, repentinamente tenso, se afloja un poco cuando miro sobre mi hombro y me percato de que he perdido de vista a Harleen. Recién entonces, me abro lugar entre un par de personas que bailan ajenos a la tensión que me consume y voy directo al encuentro con RM.

Mierda.

¿Qué diablos hace aquí? Esa es mi primera interrogante. La segunda, sin embargo, es más inquietante: ¿cómo me encontró?

Todas las suposiciones que había hecho para esta noche derivaron de una conversación que tuvimos más temprano. Según él, se iría a Castacana por unas horas a ocuparse de un asunto personal. No le pedí detalles porque no me interesa su vida y porque, si soy sincero, me conformé con saber que no estaría de regreso hasta medianoche. Ese era el plan.

Pero, siendo apenas las nueve, está en Sol Naciente.

Su mirada se encuentra detenida en el extremo más alejado y alto de la discoteca: la plataforma donde se haya la DJ de la noche. Puedo decir, por cómo contempla la escena, que esta tiene su atención.

Joder, ¿y si no está aquí por mí?

Es cuando estoy a tres escasos metros de distancia, y considero volver sobre mis pasos, que él despega la vista de la DJ y la posa sobre mí. Su ceño se frunce con la misma intensidad con que mi mandíbula se aprieta.

—¿Qué haces aquí? —urjo de inmediato, antes de que sea él quien haga la pregunta.

—Vi tu moto afuera.

Mierda. Entonces sí está en la discoteca por mí.

—Sí, se rompió —mascullo.

No soy de mentir y es por eso que no soy bueno en ello. O tal vez es porque no soy bueno en ello que no suelo mentir. Como sea, RM sospecha de inmediato. Lo sé cuando una de sus cejas se alza.

—¿Justo aquí?

Esto, exactamente esto, es a lo que no quería llegar. Maldición.

—Vine a encontrarme con un contacto —digo, de nuevo entre dientes.

Hasta el momento, solo le he dicho una mentira. Harleen es, de cierta forma, la persona a través de la cual he estado consiguiendo información.

RM se cruza de brazos y me mira inquisitivamente.

—¿Tú qué haces aquí? —insisto entonces, puesto que todavía no explica su razón para haberme seguido.

—Yo... mm, se cancelaron mis planes y volví —balbucea, disparando una rápida mirada hacia la plataforma donde está la DJ antes de mirarme con repentina seriedad—. Como no te encontré en la casa, te llamé por móvil. Pero no respondiste, así que me preocupé.

Joder. Si tan solo le hubiera dicho que saldría, esto no estaría pasando.

Palpo el móvil en el bolsillo trasero de mi pantalón y gruño. Debe haber sonado, pero con el volumen de la música aquí dentro las llamadas han pasado desapercibidas.

—No tenía pensado salir —digo con la cabeza gacha—. Fue cosa de último momento.

Cuando regreso la vista al frente, RM sigue mirándome con atención.

CHERNÓBIL | YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora