Capítulo 23

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La chica de tus sueños

HARLEEN

Además de dejar el tazón sucio cuando toma leche con cereales, y fumar en todo momento, Yoongi no tiene tantos malos hábitos. Sin embargo, este último ha llegado a exasperarme.

Fuma a toda hora. A toda hora, literal. Apenas son las siete y media y, al otro lado de la ventana de mi dormitorio, ya puedo verlo llevándose un cigarrillo a la boca. Él no sabe que estoy viéndolo, ya que la cortina está apenas entreabierta. Además, debe pensar que sigo dormida. Lo estaría, y sin culpa, si no fuera porque él me preocupa.

Ahora soy yo quien se despierta apenas siento que Yoongi se mueve.

De algún modo, creo que me ha contagiado su tensión.

Si bien se ha pasado toda la semana un tanto inquieto, fue anoche que sentí su nerviosismo verdaderamente. No solo sentí el latir apresurado de su corazón cuando puse mis manos en su pecho, sino que fui testigo de su rigidez y de la forma irregular en la que respiraba.

Luego de acostarnos, hice todo lo posible para relajarlo. Hundí mis dedos en su cabello y acaricié su cuero cabelludo, como sé que le gusta, antes de dedicarme a presionar pequeños besos en su hombro izquierdo y parte de su torso. Creí haber logrado mi cometido hasta que, alrededor de las tres de la mañana, me desperté tras sentir que él se movía.

Simulé estar dormida mientras él miraba su móvil. Entonces, segundo después, se puso de pie y salió de la casa para fumar. Fumó tres cigarrillos antes de volver a la cama, no sin antes pasar por el baño.

A las cinco de la mañana, volví a despertar debido a su inquietud. Esta vez no se levantó, pero sí se sentó para revisar su móvil. Fue tras comprobarlo que volvió a dejarlo en la mesilla y se reacomodó en la cama. Permanecí con los ojos cerrados y dándole la espalda hasta que sentí su cuerpo pegándose al mío. Estando ambos de costado, fue fácil para él envolverme desde atrás. Encogió las rodillas tal como yo, ajustó la curva de mi trasero al espacio entre sus muslos y pecho, y luego rodeó mi cintura con su brazo izquierdo.

Él se durmió profundamente casi al instante. Y yo lo seguí poco después.

Es un alivio que justo hoy tenga mi día libre del mes porque, de no tenerlo, tendría que ir muy cansada a hacer los patrullajes, incluso más cansada que los días anteriores cuando Yoongi y yo hemos pasado la noche teniendo sexo.

¿Y si es por esto que Yoongi ha estado tan tenso?

No es que crea que es adicto al sexo, pero a mí follar suele quitarme esas tensiones del día que, por una cosa u otra, se acumulan con facilidad.

Ayer no follamos y, casualmente, estuvo más ansioso que nunca.

Si tan solo pudiera hacer que mi menstruación cesara...

Tan sumida estoy en estos pensamientos que me sobresalto cuando oigo pasos arrimándose al otro lado de la puerta. Con rapidez, miro hacia la ventana. Yoongi ya no está ahí.

Cierro los ojos justo en el momento en que él abre la puerta de la habitación.

Anoche simulé estar dormida un par de veces y Yoongi no sospechó nada, así que ruego para que esta vez mi simulación sea igual de buena.

Suelto un gemido adormilado cuando siento que toca mi hombro con delicadeza.

—Despierta, Mantequilla. Debes desayunar.

Joder. Suena tan bien su voz baja. Tenerlo hablándome al oído es, de pronto, todo lo que deseo.

Finjo otro quejido y me remuevo sobre el colchón.

CHERNÓBIL | YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora