Capítulo 21

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Especial

HARLEEN

—¿Sabes? A estas alturas, creo que deberías decirle al visitante vampiro que no te interesa nadie más.

Todavía frente a mi casillero, giro la cabeza para encontrar a Hopper. Él encoge un hombro.

—Para que deje de marcarte —acota a la vez que le dispara una breve mirada a mi cuello.

Ruedo los ojos mientras me termino de quitar el chaleco antibala.

—No es por eso que lo hace —siseo.

Esto de hacernos chupetones pasó de ser algo impulsivo a convertirse en un juego. O algo así.

—Además, yo también le hago... —empiezo a decir.

Callo apenas me doy cuenta de lo que estaba por decir. Hopper, sin embargo, alza una ceja.

—¿Marcas al vampiro? Vaya —dice asombrado. Luego sonríe y añade—: es bueno saberlo. Ahora será más sencillo identificarlo allí afuera. Solo debo mirar el cuello de todos los hombres que cruce por la calle.

Su nueva táctica para conocerlo, puesto que yo me he negado a decirle mucho sobre mi amante coreano, me hace sacudir al cabeza con gracia.

Yoongi lleva una semana conmigo. Y, desde que llegó, no se ha movido de mi casa. Llegamos a este acuerdo implícitamente, ya que a él no parece interesarle la idea de rentar un lugar propio y a mí tampoco es que me moleste su constante presencia. Es más, la vida se me ha hecho más fácil desde que me hace compañía.

Él compra comida hecha todos los días y me espera para comer cuando salgo de mi jornada laboral. Ahora, a diferencia del pasado, ya no le pregunto cuánto costaron las porciones para pagar mi parte porque yo estoy brindándole techo, así que considero que estamos a mano.

Otra razón por la cual es bueno tener a Yoongi en casa es porque sabe hacer cosas que yo no. Hace un par de días arregló una cañería del baño que desde hace semanas perdía agua. También ha reparado una puerta de mi ropero que estaba rota. Y ha colocado más clavos en la pared para que yo pueda colgar mis cuadros preferidos.

Como si no fuera suficiente con todo ello, mientras yo trabajo él se encarga de hacer las compras diarias. Ayer hasta añadió al carrito alimento para Prince y abono para mis plantas, ya que consideró que este ayudaría a crecer un árbol que tengo en el jardín trasero.

No obstante, lo mejor de todo es que lo tengo exclusivamente para mí.

Así que, pensar en que nos quedan solo dos semanas juntos me desequilibra. Me desequilibra porque, aunque no sé con exactitud qué estamos haciendo, siento que esto es lo que necesito.

Recién ahora me doy cuenta de que denunciarlo nunca fue una opción para mí. Si bien llegué a pensarlo, y la culpa tras no hacerlo me carcomió durante unos cuantos días, sé que nunca tuve realmente la intención de ponerlo tras las rejas.

De todos modos, ¿para qué hacerlo? Al fin y al cabo, liberaron al modelo sano y salvo. Actualmente ni siquiera hay noticias de Kan Taehyung. Al menos, no aquí.

Sí, cada día tengo una excusa nueva para justificar mi decisión.

Hace siete días opté por callar lo que sabía para darle a Yoongi la oportunidad de sincerarse, de contarme su verdad, de contarme por qué llevó a cabo aquel secuestro. Todavía no lo ha hecho, pero tengo la esperanza de que lo hará antes de que concluya nuestro tiempo juntos.

Por otro lado, la rutina ha regresado a La posada del rey. Apenas se fueron los interesados en el caso (la policía, los medios de comunicación y los miles de seguidores del modelo), en las calles del pueblo volvió a reinar la paz. No es que hayamos dejado de recibir denuncias, pero ahora solo tenemos los típicos casos domésticos de siempre. Hace una hora incluso tuvimos que intervenir con los Greene otra vez.

CHERNÓBIL | YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora