Capítulo 35 | Primera parte

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Calaveras

HARLEEN

El único plan repentino que llevé a cabo en mi vida, antes de Yoongi, incluyó discotecas, borracheras y mucho sexo casual. Aunque, de hecho, no tuve realmente un plan para ello.

A mis diecinueve años, luego del inesperado fallecimiento de mi abuela, actué por impulso. Me quedé en la casa donde crecí con ella solo hasta el día del entierro, y luego dejé Weakland sin mirar atrás.

Quise olvidarme de las advertencias de mi abuela, de sus consejos y de todo aquello que me hiciera recordarla. Durante dos años, viví en Belmonte, pasando mi tiempo entre fiestas, bares y camas ajenas. Los ahorros que me dejó, además de permitirme vivir sin tener que trabajar durante meses, me hicieron más miserable de lo que ya era.

Fue entonces, durante mi segunda Navidad en la capital del país, que me encontré sin un mísero peso en el bolsillo y supe que había tocado fondo, que necesitaba salir de ese pozo oscuro y vicioso.

Recién ahí recordé cada palabra de mi abuela y, porque una parte de mí ya estaba harta de tanto descontrol, me propuse empezar de nuevo en otro sitio.

Han pasado casi siete años desde entonces. En todo este tiempo, mi única meta ha sido pasar desapercibida; llamar la atención, meterme en problemas y actuar por impulso quedó en el pasado.

Pero, ahora, estoy haciendo esto último.

Si bien ya han pasado cinco días desde que dejé a Yoongi en la ciudad, todavía no he resuelto mis cosas en La posada del rey. Al volver al pueblo aquella mañana, traté de hacer mi vida rutinaria y, recién a la tarde (mientras patrullábamos y yo pensaba en todo lo que había ocurrido con Yoongi la noche anterior), le comenté a Hopper que pensaba renunciar.

¿Es el día del inocente, verdad? —preguntó entre risas.

Fui a responderle, pero justo MacArthur habló por el radio y tuvimos que acudir a la casa de los Greene, donde la violencia doméstica volvió a ser el motivo de la llamada.

A pesar de que pasé mucho tiempo con Hopper luego de eso, no volví a tocar el tema de mi renuncia. No lo hice porque, de alguna forma, supe que debería dar muchas explicaciones (lo cual no contemplé antes, con la emoción del momento). Ahora, sin embargo, debo recurrir a él y probablemente el tema salga. Es inevitable.

—Oye, Hopper.

—Dime, Dunn —dice en tono vacilante.

A solas en el vestuario, y con él evitando mis ojos constantemente, empiezo a creer que sospecha acerca de mis próximas palabras. Pero, no es posible, ¿o sí?

—Debo ir a Weakland esta noche y el viaje en coche es largo —digo tan concisa como puedo—. Mientras no estoy, ¿tú podrías alimentar a Prince?

Hace unos minutos, mientras firmaba mi planilla de salida, le pedí unos días libres a MacArthur. Por el momento, es todo lo que necesito.

—¿A Weakland? —urge en vez de aceptar sin más.

Termino de guardar el chaleco en mi casillero, pero dejo la mirada puesta en el interior de este.

—Sí, asuntos familiares —resumo.

Creo que es mi voz baja, sumada a mi suave carraspeo, el que le advierte a Hopper que algo anda mal.

—¿Dunn?

Me aclaro la garganta nuevamente y decido mirarlo. Debo hacer esto. Es necesario.

—Renunciaré a la policía, Hopper —digo—. Y luego me iré del pueblo.

Hay muchas cosas que no explico, que callo adrede, por lo que me sorprendo cuando solo vuelve a preguntar:

—¿A Weakland?

Él comienza a tomar en serio mis palabras, está claro, así que me permito ser más honesta.

—No, iré a otro sitio luego de renunciar —confieso—. Pero necesito ir a Weakland antes.

Weakland es el lugar que menos quiero visitar, pero el único en la faz de la Tierra donde encontraré lo que busco.

No obstante, cuando Hopper empieza a hacer preguntas al respecto, callo muchos de mis pensamientos. A él le doy la menos cantidad de detalles posibles, sobre todo porque no quiero involucrarlo en lo que haré.

Haré algo que va contra la Ley y, sobre todo, contra mi juramento de policía.

El equipo de operaciones especiales perdió el rastro de Yoongi y su hermana hace varios días, pero no han desistido. Jon no ha desistido. Él ha aprovechado cada oportunidad para interrogarme sobre Yoongi. Si bien no he dudado en decir tantas mentiras como he podido para despistarlo, hoy a la mañana oí a Kylie Sheriddan, la jefa del equipo, hablando con MacArthur y...

Yoongi está en problemas.

Nuestro viaje a Corea del Sur pende de un hilo.

Y es que, si decidimos viajar, lo más probable es que nos atrapen antes de que subamos al avión.

Por esto, he decidido ir a Weakland. Ayudaré a Yoongi a mi manera. Si todo sale bien, dentro de dos días nos encontraremos en Castacana y volaremos al otro lado del mundo sin problema alguno. Pero, para que eso suceda, primero debo hacer algo que me prometí jamás hacer: contactar a mi familia.

He tenido un muy mal presentimiento desde que tomé la decisión, pero ahora no veo otra salida.

Solo Los Calaveras podrán ayudarme.

CHERNÓBIL | YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora